Si al priista Javier Duarte de Ochoa su ineficiencia y falta de voluntad
política sólo le alcanza para investigar los robos de frutsis y pingüinos en
las tiendas Oxxo, el Estado mexicano debe mostrar ya, con urgencia, que no está
quebrado, que aún tiene capacidad para defender a los ciudadanos y que, pese a
la tremenda filtraciones de criminales que tiene en sus filas, aún es capaz de
reaccionar y defender con toda su fuerza a los periodistas cabales en Veracruz.
Desde
el 1 de diciembre de 2010, el día que Duarte de Ochoa tomó posesión como Gobernador de esa
entidad, han sido asesinados 10 periodistas sin que se hayan esclarecido las
causas ni presentado avances en las investigaciones de los homicidios.
Los
comunicadores que han sido víctimas de la violencia y de la impunidad que
toleran las autoridades de ese estado son: Noel López Olguín, Miguel Ángel López Velasco, Misael López Solana, Yolanda Ordaz, Regina Martínez, Guillermo Luna Varela, Gabriel Huge Córdova, Esteban Rodríguez, Víctor Manuel Báez Chino y Gregorio Jiménez.
Ahora,
el caso del periodista Moisés Sánchez Cerezo, quien la
tarde del 2 de enero pasado fue sacado de su domicilio, en la comunidad de El
Tejar, municipio de Medellín de Bravo, por un grupo de hombres armados, y
permanece como desaparecido, ha vuelto a poner en la mesa la crisis de
intolerancia a la libertad de expresión que padece esa entidad, y la
indiferencia cómplice del gobierno de Duarte.
Jorge Sánchez, hijo del activista en favor de la seguridad en su comunidad,
comentó que su padre había recibido amenazas indirectas de que le darían “un
susto”.
Esta
versión fue corroborada por la organización internacional Artículo 19, que
confirmó que el periodismo y activismo realizado por Sánchez Cerezo, provocó el enojo del Alcalde panista de
Medellín de Bravo, Omar Cruz Reyes, pues “tres días
antes del secuestro del periodista, éste se enteró a través de una fuente
confiable que el Edil Cruz Reyes pretendía callarlo dándole una lección”.
Sobre
el caso, Javier Duarte realizó
otra de sus acostumbradas e irresponsables declaraciones. El 3 de enero pasado
dijo, tras ser consultado por el “levantón” del periodista: “No es reportero
sino un “conductor de taxis y activista vecinal”, como si estas dos últimas
actividades fueran poca cosa y tampoco merecieran una investigación expedita y
a fondo.
El
Relator Especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la
Promoción y Protección de Libertad de Opinión y Expresión, Frank La Rue, ha dicho que Veracruz es el estado más
peligroso para el ejercicio de la prensa en México, que a su vez es uno de los
países de mayor riesgo a nivel mundial.
Así
lo denunció también Artículo 19, en un informe donde además destacó que la
repetición de las agresiones y la impunidad que suele acompañar a los casos
documentados en Veracruz y en otras entidades del país ha provocado que la
violencia contra la prensa tienda a incrementarse.
Esas
razones, expuso, han tenido un efecto amedrentador para las y los profesionales
de los medios, quienes optan por continuar con su trabajo a pesar de los
riesgos de informar en un país donde más del 90 por ciento de los delitos
denunciados quedan en la impunidad.
El
caso de Moisés Sánchez exige
ahora que el Estado mexicano responda ya, sin tardanza alguna, a la deuda que
tiene con los periodistas veracruzanos, pues ni la Fiscalía Especial para la
Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión, que
depende de la Procuraduría General de la República (PGR), ni las procuradurías
locales, ni los tribunales han tomado acciones contundentes para buscar la
verdad, la justicia y la reparación de daños que estos ataques ameritan.
“Antes
se hablaba de balaceras y asesinatos, de participación de la delincuencia
organizada, y hoy hablamos de robos a negocios, de que se robaron un Frutsi y
dos Pingüinos en el Oxxo”, dijo el Gobernador Javier Duarte en octubre pasado.
Sin
embargo, sus ramplonerías no pueden tapar su evidente irresponsabilidad y su
incapacidad política para lidiar con la crítica y con quienes no piensan como
él.
Como
escribió en Plumas Libres el
periodista y analista político veracruzano Mussio Cárdenas Arellano, el
“infame concepto de periodista” de Duarte es el siguiente:
“Si
no está en su nómina, no es periodista.
“Si
no tiene convenio de publicidad, no es periodista.
“Si
no se arrastra y lo elogia, no es periodista.
“Si
no encubre sus fechorías, no es periodista.
“Si
es periodista crítico, es taxista.
“Y
si insiste en hacer crítica, es activista vecinal”.
¡Feliz fin de semana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario