* Peña, el ejemplo
Al igual que muchos
ediles veracruzanos, el alcalde de la capital, Xalapa, Américo Zúñiga Martínez
ha perdido el piso.
El primer edil así como
se ha vuelto mesiánico, se ha visto torpe en sus acciones de gobierno.
Al igual que el munícipe
del puerto de Veracruz, Ramón Poo, el cachorro Zúñiga ha sido rebasado por su
propia administración.
Américo ha perdido el
control.
Son incontables los
reproches directos de miles de xalapeños al gobierno capitalino.
Todo gracias al cúmulo
de promesas incumplidas por parte de su gobernante.
Lo peor, Zúñiga,
desfachatado y simplón, asegura estar haciendo su trabajo.
Baches al por mayor, un
incontrolable problema de basura, falta de obra pública, o el descuido en
espacios públicos, son algunos de las recriminaciones que realiza día a día la
ciudanía, sin que se les dé respuesta alguna.
Mientras céntricas
avenidas se encuentran totalmente destruidas, o colonias marginadas están en el
abandono total, el mismo presidente opta por dejarlas a un lado para pavimentar
por ejemplo la calle de sus suegros en las Ánimas.
Es más, meses atrás
también se le acusó de tener su propia “casa blanca” con un valor de más de 20
millones de pesos en la calle de Hidalgo, en el centro de la capital.
Pero esta, será otra
historia.
Lo cierto es que las
manifestaciones contra Américo y su administración van en aumento.
Aunque se quiera, no se
pueden ocultar, o minimizar.
Con casi dos años de
gestión, el munícipe ha demostrado una clara incapacidad para manejar los
recursos públicos.
Américo se ha auto novateado.
Zúñiga cayó en los
excesos del poder.
Incluso en este mismo
espacio hace más de un año comentamos del sonado caso cuando el presidente
municipal xalapeño viajó a la ciudad de Guadalajara.
Allí, fue golpeado por
algunos malosos, y presuntamente levantado todo por agarrar la jarra y querer
ligarse a unas tapatías.
Luego, a su llegada en
Xalapa, el presidente municipal argumentó un accidente de tránsito.
En aquel entonces la
libró de milagro.
Ante esto, los
ciudadanos y su mismo equipo presumieron que dejaría las “andadas”, y se
pondría ahora sí, a trabajar.
Pero no, como lo hace
comúnmente, hace uno días se le vio a Zúñiga saliendo de un conocido
restaurant, frente al parque de los Berros.
En este sentido se
comenta que la primera autoridad xalapeña pasada las 3 de la mañana abandonó el
lugar junto con el regidor Lino Jiménez Gómez en presunto estado inconveniente.
Vaya contrariedad, y
gran valor de soportar la “maldición gitana”.
En fin, los servidores
públicos pueden hacer de su vida privada lo que se les antoje.
Pero mientras se
desproporcionan en su esparcimiento, la mayoría de sus electores continúan
igual de jodidos como cuando votaron por ellos, mientras que imaginaron que
ahora sí les haría justicia la revolución.
Lamentable.
PEÑA, EL EJEMPLO.
Actuado o no, pero lo
cierto es que la visita sorpresa que hiciera el presidente de la república
Enrique Peña Nieto a un comedor comunitario en la comunidad de Chiquihuitillo
en Tierra Caliente en Michoacán, ha generado positivos comentarios en la
desgastada imagen del mandatario.
Fuera atinado que el
gobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa retome este ejemplo, y caiga de
sorpresa en ciertos lugares donde se desarrollan importantes programas de
gobierno.
El asombro concurriría
aquí en que Duarte descubriera a los funcionarios haciendo lo que les compete.
Porque a ciencia cierta
muchos de ellos, desde menores, hasta Secretarios de Despacho hacen de todo,
menos lo que les corresponde.
Tal es el caso de Ramón
Ferrari Pardiño, que como su antecesor imita al famoso “Tío Lolo”.
@IvanKalderon
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