Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
“Procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros”
Juan 8:31-38
La verdad os hará libres
¿Alguien
de verdad pensaba que Javier Duarte respondería de manera diferente a la que lo
hizo, respecto de su responsabilidad en el multihomicidio en el que perdieron
la vida cinco personas en la Ciudad de México el 31 de julio, dos de las cuales
huyeron de Veracruz debido a las presiones e intimidaciones en su contra?
“Me
deslindo totalmente de los acontecimientos ocurridos el 31 de julio en la
Ciudad de México”, fue la respuesta del gobernador de Veracruz a los cuestionamientos
que le hizo la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal respecto del
crimen en el que fueron asesinados el fotoperiodista Rubén Espinosa, la
activista Nadia Vera y otras tres mujeres.
Así
ha sido todo su gobierno. Un constante deslinde de sus responsabilidades al
frente de la administración pública estatal. Una huida eterna de todo lo que
como gobernador debería afrontar, pues para eso tendría que ejercer el poder en
Veracruz.
En
el comunicado en el que estableció su postura e informó sobre las diligencias
que le practicaron funcionarios de la Procuraduría capitalina, según esto, a
petición suya, Javier Duarte dijo no creer en el fuero, y “tampoco creo en los
linchamientos públicos que lejos de crear valor, alejan de la verdad y encubren
a los verdaderos culpables”.
Sin
embargo, ha sido su gobierno el primero en utilizar el linchamiento, la
criminalización y la virulencia mediática para denostar a sus críticos y
minimizar la cacería de periodistas que se vive en Veracruz desde 2011 y que ha
dejado un saldo de 14 comunicadores ultimados, aunque las cuentas del
gobernador sólo le den once.
Tras
su semana de vacaciones por Europa y Estados Unidos, dijo Javier Duarte en su
conferencia de prensa del lunes pasado –de la cual se excluyó a los reporteros
que no estaban en una lista “VIP” confeccionada quién sabe por quién-, que “en
Veracruz trabajamos para garantizar la seguridad y protección de quienes
viven aquí. Mi gobierno es, y seguirá siendo, responsable de proteger a la
ciudadanía a lo largo y ancho de nuestro territorio”.
No
terminaba de proferir esas palabras, cuando ya se difundía la noticia de que
dos catedráticos de la Universidad Veracruzana habían desaparecido desde el fin
de semana, lo que motivó incluso a que la casa de estudios emitiera un
pronunciamiento público en el que dio a conocer que desde la mañana del domingo
“demandamos la actuación inmediata del Gobierno del Estado para la localización
de los dos académicos desaparecidos, así como la investigación y el
esclarecimiento de los hechos por parte de las autoridades correspondientes”.
“Reafirmamos
nuestra postura institucional de repudio ante cualquier manifestación de
violencia contra los miembros de la comunidad universitaria y de la sociedad en
general. Reiteramos nuestro reclamo para que el Estado garantice el Estado de
Derecho y la seguridad de todos los ciudadanos”, sentencia, lapidario, el
comunicado de la Universidad Veracruzana. La respuesta oficial es inexistente.
Como si esto no hubiera ocurrido. Como si nada sucediera en Veracruz.
Javier
Duarte cierra el comunicado del último de sus deslindes con una cita bíblica
–mal retomada, por cierto-: “la verdad nos hará libres”, dice.
Tiene
razón. La verdad sobre lo que su gobierno le ha hecho a Veracruz es inocultable
y lo perseguirá para siempre. Aunque se deslinde de todo.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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