FUENTE: EL PIÑERO DE LA CUENCA
•Desde hace ocho días (cuando ocurrió el multihomicidio en el DF) el gobernador está, digamos, escondido: politólogo Carlos Ronzón. Y entre más demore en romper el silencio, más daño político y social para él…sólo para él
Luis Velázquez
Veracruz, 07 de agosto de 2015.- Una semana después del multihomicidio en el DF donde asesinaron al fotógrafo Rubén Espinosa,
a la activista Nadia Vera y tres mujeres más, el gobernador de Veracruz sigue confinado en su isla, sin dar la cara.
De hecho, dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, escondido. Y entre más demore en romper el silencio, salir de su cápsula del tiempo, más daño político y social para él.
Nadie, asegura el maestro graduado en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, lo está culpando de la tragedia.
Sin embargo, en el imaginario colectivo el gobernador es culpable, lo que puede advertirse, por ejemplo, en el grito callejero de la protesta pública.
Tal cual, y como expresó el diputado local, Ricardo Ahued Bardahuil, “en las urnas la población electoral se lo cobrará”.
Hay, pues, un desgaste, acentuado por la lógica común:
“Si tú no eres culpable, entonces, ¿por qué te escondes y evades la realidad que nunca, jamás, eludiendo los hechos los hechos se aclaran?”.
Por el contrario, si te escondes y al mismo tiempo hay un cerco informativo, por ejemplo, en Veracruz, que manifiesta la censura y la autocensura en los medios para quedar bien…
Y mientras en el DF la prensa se manifiesta con un discurso endurecido…
Y el caso llega a la prensa internacional…
Y la Procuraduría de Justicia del DF sigue dando bandazos…
Y por el otro, los diputados federales priistas defienden al gobernador en la tribuna en un reality-show…
Y de pronto, zas, hasta la señal televisiva se va cuando una reportera, Denise Maerker habla en la tele sobre el caso Veracruz el miércoles 5 de agosto…
Y Brozo, el conductor de Televisa, pide y vuelve a pedir al gobernador que declare ante el Ministerio Público…
Y una parte de la prensa jarocha sataniza al fotógrafo Rubén Espinoza y hasta le llama paranoico, entonces, dice el maestro, la duda se clava en las neuronas.
Y, bueno, hasta llega a sentirse y percibirse que por alguna razón sospechosísima el jefe máximo de la política priista se ha encerrado en su castillo de la pureza.
En resumidas cuentas, dice Ronzón, si tú, gobernador, eres inocente, incapaz de ordenar el asesinato de unos reporteros soñadores, ilusos, jóvenes, precarios, entonces, sal a la calle en tu vida normal y enfrenta la realidad.
De hecho, dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, escondido. Y entre más demore en romper el silencio, salir de su cápsula del tiempo, más daño político y social para él.
Nadie, asegura el maestro graduado en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, lo está culpando de la tragedia.
Sin embargo, en el imaginario colectivo el gobernador es culpable, lo que puede advertirse, por ejemplo, en el grito callejero de la protesta pública.
Tal cual, y como expresó el diputado local, Ricardo Ahued Bardahuil, “en las urnas la población electoral se lo cobrará”.
Hay, pues, un desgaste, acentuado por la lógica común:
“Si tú no eres culpable, entonces, ¿por qué te escondes y evades la realidad que nunca, jamás, eludiendo los hechos los hechos se aclaran?”.
Por el contrario, si te escondes y al mismo tiempo hay un cerco informativo, por ejemplo, en Veracruz, que manifiesta la censura y la autocensura en los medios para quedar bien…
Y mientras en el DF la prensa se manifiesta con un discurso endurecido…
Y el caso llega a la prensa internacional…
Y la Procuraduría de Justicia del DF sigue dando bandazos…
Y por el otro, los diputados federales priistas defienden al gobernador en la tribuna en un reality-show…
Y de pronto, zas, hasta la señal televisiva se va cuando una reportera, Denise Maerker habla en la tele sobre el caso Veracruz el miércoles 5 de agosto…
Y Brozo, el conductor de Televisa, pide y vuelve a pedir al gobernador que declare ante el Ministerio Público…
Y una parte de la prensa jarocha sataniza al fotógrafo Rubén Espinoza y hasta le llama paranoico, entonces, dice el maestro, la duda se clava en las neuronas.
Y, bueno, hasta llega a sentirse y percibirse que por alguna razón sospechosísima el jefe máximo de la política priista se ha encerrado en su castillo de la pureza.
En resumidas cuentas, dice Ronzón, si tú, gobernador, eres inocente, incapaz de ordenar el asesinato de unos reporteros soñadores, ilusos, jóvenes, precarios, entonces, sal a la calle en tu vida normal y enfrenta la realidad.
DEMASIADOS BANDAZOS LLEVA A UN CRIMEN DE ESTADO
Mientras, el país arde. El crimen del fotógrafo Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera, el par ligado al activismo social, solidarios con las mejores causas, alcanzó el punto de quiebre.
Por ejemplo, algunos de los mejores columnistas defeños (Denise Maerker, Ricardo Alemán, Ricardo Rocha, Julio Hernández López, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López-Dóriga en su programa de radio, Marcela Turati, Raymundo Riva Palacio, Guadalupe Loaeza, etcétera) se han ocupado del asunto con un discurso endurecido de la realidad, tal cual.
Incluso, desde el sábado 1 de agosto cuando trascendió el multihomicidio, se ha convertido en el asunto mediático de la semana. Veracruz, el ombligo de la nación. El gobernador jarocho, en el centro del huracán, pidiendo a la bancada priista en el Congreso de la Unión que lo defiendan.
Y él, escondido.
Primera hipótesis de Carlos Ronzón:
Si se esconde… es culpable.
Segunda hipótesis:
Si se esconde… el asunto se le fue de las manos.
Tercera hipótesis:
Si vacaciona y sigue de asueto, no obstante la papa caliente, está quedando como un indolente.
Cuarta hipótesis:
Entre más bandazos está dando la Procuraduría de Justicia del DF (que fue un robo, que fue por drogas, que tuvieron una orgía durante una noche completa y mediodía, que la chica colombiana estaba ligada a los carteles, etcétera) más enredan el multihomicidio.
Pero más, mucho más, dice el profe, posibilitan que fue un crimen de Estado y desde el Estado están encubriendo al mafioso homicida intelectual.
Por ejemplo, algunos de los mejores columnistas defeños (Denise Maerker, Ricardo Alemán, Ricardo Rocha, Julio Hernández López, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López-Dóriga en su programa de radio, Marcela Turati, Raymundo Riva Palacio, Guadalupe Loaeza, etcétera) se han ocupado del asunto con un discurso endurecido de la realidad, tal cual.
Incluso, desde el sábado 1 de agosto cuando trascendió el multihomicidio, se ha convertido en el asunto mediático de la semana. Veracruz, el ombligo de la nación. El gobernador jarocho, en el centro del huracán, pidiendo a la bancada priista en el Congreso de la Unión que lo defiendan.
Y él, escondido.
Primera hipótesis de Carlos Ronzón:
Si se esconde… es culpable.
Segunda hipótesis:
Si se esconde… el asunto se le fue de las manos.
Tercera hipótesis:
Si vacaciona y sigue de asueto, no obstante la papa caliente, está quedando como un indolente.
Cuarta hipótesis:
Entre más bandazos está dando la Procuraduría de Justicia del DF (que fue un robo, que fue por drogas, que tuvieron una orgía durante una noche completa y mediodía, que la chica colombiana estaba ligada a los carteles, etcétera) más enredan el multihomicidio.
Pero más, mucho más, dice el profe, posibilitan que fue un crimen de Estado y desde el Estado están encubriendo al mafioso homicida intelectual.
EN EL V AÑO DE UN SEXENIO OCURREN LAS PEORES COSAS
Es más, y guardando las proporciones, Ronzón considera que el aislamiento del gobernador a partir del multihomicidio parece reproducir la historia del par de exalcaldes desaforados por sus narco/ligas con unos homicidios.
El caso de Omar Cruz, de Medellín, quien acusado por la Fiscalía General del secuestro y crimen del reportero y activista social, Moisés Sánchez Cerezo, se escondió, primero, y luego, se le fugó a Luis Ángel Bravo Contreras.
El caso de Juanelo, exalcalde de Coatepec, que acusado por la Fiscalía del asesinato de su tesorero municipal, se escondió, primero, y después, se le fugó al Fiscal.
Y es el vaso con agua se ha desparramado una vez más con la última gota, que es el asesinato, hasta con el tiro de gracia, tanto al fotoperiodista como a la activista.
Y por tanto, cuando ya van 18 trabajadores de la información y 18 activistas ejecutados en Veracruz, nadie puede dar la espalda a la realidad.
Más aún: como una sentencia bíblica la historia se repite, pues el V año de gobierno de un político es una calamidad, cuando ocurren las peores cosas.
El coctel explosivo ahí está: ineluctable.
Uno. El crimen de 18 reporteros y 18 activistas.
Dos. Más de mil secuestrados y desaparecidos, de los cuales 144 son menores.
Tres. El desorden administrativo, el colapso financiero y la corrupción política.
Cuatro. El desempleo creciente que está pegando a las zonas petroleras, en dos de las cuales, Coatzacoalcos y Poza Rica, el PRI perdió con sus candidatos a diputados federales.
Pero, además, el despido de 13 mil trabajadores en la región de Nanchital con la reducción de personal en el proyecto Etileno Siglo XXI que en sus mejores tiempos alcanzó 17 mil empleados y ahora sólo quedan 4 mil.
Cinco. La disputa de la jugosa plaza Veracruz por los carteles de Los Zetas, Jalisco Nueva Generación y del Golfo según lo ha revelado la Procuraduría General de la República.
Y sexto. El desgaste del gobernador que debiera encarar la realidad por más sórdida que sea.
El caso de Omar Cruz, de Medellín, quien acusado por la Fiscalía General del secuestro y crimen del reportero y activista social, Moisés Sánchez Cerezo, se escondió, primero, y luego, se le fugó a Luis Ángel Bravo Contreras.
El caso de Juanelo, exalcalde de Coatepec, que acusado por la Fiscalía del asesinato de su tesorero municipal, se escondió, primero, y después, se le fugó al Fiscal.
Y es el vaso con agua se ha desparramado una vez más con la última gota, que es el asesinato, hasta con el tiro de gracia, tanto al fotoperiodista como a la activista.
Y por tanto, cuando ya van 18 trabajadores de la información y 18 activistas ejecutados en Veracruz, nadie puede dar la espalda a la realidad.
Más aún: como una sentencia bíblica la historia se repite, pues el V año de gobierno de un político es una calamidad, cuando ocurren las peores cosas.
El coctel explosivo ahí está: ineluctable.
Uno. El crimen de 18 reporteros y 18 activistas.
Dos. Más de mil secuestrados y desaparecidos, de los cuales 144 son menores.
Tres. El desorden administrativo, el colapso financiero y la corrupción política.
Cuatro. El desempleo creciente que está pegando a las zonas petroleras, en dos de las cuales, Coatzacoalcos y Poza Rica, el PRI perdió con sus candidatos a diputados federales.
Pero, además, el despido de 13 mil trabajadores en la región de Nanchital con la reducción de personal en el proyecto Etileno Siglo XXI que en sus mejores tiempos alcanzó 17 mil empleados y ahora sólo quedan 4 mil.
Cinco. La disputa de la jugosa plaza Veracruz por los carteles de Los Zetas, Jalisco Nueva Generación y del Golfo según lo ha revelado la Procuraduría General de la República.
Y sexto. El desgaste del gobernador que debiera encarar la realidad por más sórdida que sea.
FUENTE: EL PIÑERO DE LA CUENCA
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