Por: Armando Ortiz
Cultura es, según la
definición más tradicional, todo lo que el hombre produce y transforma o
simplemente utiliza para adaptarse y relacionarse con su medio y sus
semejantes. Pero en lo esencial la cultura define al hombre, asimismo le brinda
elementos para entender y distinguir su realidad, comprender e interactuar con
su entorno, al tiempo que reconoce a su semejante y por sus rasgos, su
semejante lo reconoce a él.
El hombre es responsable
de su cultura, de transmitirla a sus herederos conservando el patrimonio
cultural que es la suma de las experiencias tangibles e intangibles que en
conjunto lo han ido definiendo, es decir es el rostro que muestra y con el que
se identifica.
Ahora bien, ¿qué debería
ser la cultura para el Estado? Para responder a esto el Estado debe comprender
que la cultura es también el rostro de un pueblo. Esto significa que los demás
nos reconocen, en este caso como veracruzanos, por los rasgos que con el tiempo
nuestra cultura ha ido delineando.
Los veracruzanos tenemos
un mismo rostro, diverso, multifacético, pero un solo rostro. En nuestra música
está ese rostro, en nuestros bailes, en nuestra literatura, en nuestra pintura,
en nuestro pasado prehispánico, en nuestro pasado colonial, en nuestra gastronomía,
en nuestros cortejos, en nuestra forma de amar, en nuestra solidaridad, en
nuestra forma de gobierno, en nuestro dolor y alegrías, en nuestro mar y en
nuestras montañas; la cultura está en todo, nos pertenece y le pertenecemos; la
forjamos y al mismo tiempo la cultura nos forja. Sin la cultura seríamos un
pueblo errante, sin territorio y sin rostro.
La cultura es parte de
nuestra educación y esa es la razón por la que lamentamos que la Secretaría de
Educación haya dejado de ser su tutora y se haya trasladado esta tutoría a una
Secretaría de Turismo.
El gobierno federal,
consciente del valor de la cultura en breve pondrá en el Congreso de la Unión
una iniciativa para formar la Secretaría de Cultura. En cambio en Veracruz la
cultura es un departamento cualquiera, una oficina de trámites y ocurrencias,
un instituto dirigido por un sujeto que en horario de oficina se cura las
borracheras en un bar de la calle Victoria.
El IVEC, Instituto
Veracruzano de la Cultura, merece mejor destino. Entre los principales
objetivos de este Instituto creado en 1987 está el “auspiciar, promover y
difundir las expresiones culturales; así como reafirmar y consolidar los
valores universales de convivencia civilizada”. También tiene como objetivos
“el fomento e impulso de las artes, la formación de públicos y la preservación
del patrimonio cultural”.
Es decir, cuatro son los preceptos que deberían regir
nuestra Política Cultural: Promover, Fomentar, Estimular, Preservar. Se requiere un entendimiento claro de cada uno
de estos puntos para dirigirlos de manera adecuada.
La cultura es una
disciplina, si le podemos llamar así, sensible. Es por ello que se debe
procurar un Instituto que sepa mostrar ese rostro digno y congruente de los
veracruzanos en los diferentes sitios a donde se lleve su cultura. De no
hacerlo así iremos perdiendo poco a poco la batalla en contra de la
intervención cultural del internet, de la televisión y de las influencias
extranjeras. Entonces el rostro de los veracruzanos sería una máscara deforme
de muecas sin sentido, de gestos sin valor.
Rescatemos pues el
verdadero rostro de los veracruzanos.
Armando Ortiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario