A finales de julio, el cuerpo de Yolanda Ordaz de la Cruz fue encontrado en la colonia Jardines de Virginia, de Boca del Río. (Foto: Notimex)
La línea entre el poder estatal y el hampa es ya inexistente, afirma Juan Enrique Huerta Wong; el investigador recuerda que el periódico Notiver no es el único medio agredido en el estado.
Por: Juan Enrique Huerta Wong*
CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) — 'No se puede vivir de la venta directa a sus audiencias', ha sido una máxima del negocio de los medios de comunicación. Se vive de la publicidad, y en México, con mucha frecuencia de la complicidad, el chayote que espina pero nutre. En Veracruz, un periódico se planteó hace casi 40 años que se debía vivir de manera independiente al poder, de la venta directa de ejemplares a los lectores. Ese periódico es Notiver, el diario cuyos reporteros están siendo asesinados.
El lunes 25 de julio, la reportera Yolanda Ordaz fue encontrada asesinada. Había sido reportada como desaparecida dos días antes. El asesinato de Yolanda es el segundo en unas cuantas semanas, pues el 20 de junio fue asesinado Miguel Ángel López Velasco, junto con su familia.
Se trata de los atentados más graves y recientes que ha sufrido Notiver, pero por desgracia no han sido los únicos. Antes fueron secuestrados otros miembros de la plana editorial, y también de la gerencia, en la lista de atentados inexplicables, en un estado donde no ocurre nada sin el permiso del gobernador, ahora Javier Duarte y antes Fidel Herrera.
La información fluye sin fluir, en un lugar donde nadie quiere hablar porque en ello le va la vida. Los barones del hampa en Veracruz, que en el primer ayuntamiento de América operan con frecuencia desde las instalaciones de policía y de tránsito, han hecho llegar a Notiver videos donde acusan a bandas rivales de los atentados.
El poder ejecutivo, por boca del Procurador Reynaldo Escobar, anunció el mismo lunes que hay periodistas corruptos a los que, como en el viejo lenguaje de la prensa y el poder, no matan por periodistas. Escobar fue Secretario de Gobierno con Fidel Herrera, la mano dura en la oscuridad.
Es decir, que la Procuraduría cuenta con información de personas, grupos y móviles de los homicidios. Toda una lección de un Gobierno que ha dado noticias que corren por las ciudades de Veracruz, cuya población es más numerosa que muchos países de Latinoamérica: lo sabemos pero no lo diremos, y ya saben todos qué ocurre cuando no se callan.
Cuando se es independiente en un lugar donde el dinero y el poder corrompen todo, hay acusaciones pendientes. A Notiver se le ligó en la campaña por la gubernatura ocurrida hace unos meses, a Miguel Ángel Yunes, candidato del PAN.
Es cierto que Notiver dio voz al partido opositor en Veracruz, pero también es cierto que el candidato oficial fue cubierto del mismo modo. Sin embargo, en el lenguaje político de esa entidad no hay independencia posible, y las lealtades no pueden tener cortapisas.
No es la primera vez en la historia de Veracruz que Notiver sufre sanciones desde el poder ejecutivo por su independencia editorial. En el primer edificio del periódico, hasta hace poco todavía se podían ver los impactos de las ráfagas del grupo delictivo Lagunes, el brazo armado del ex gobernador Miguel Acosta Lagunes. Pero nunca los grupos delictivos habían sido tan cruentos, ni nunca se había sabido tan poco de por qué son los ataques.
Tampoco es Notiver el único medio incómodo que ha sufrido atentados inexplicables. Las agresiones contra periodistas son una constante en Veracruz.
Como muestra de botón está el caso de Carlos Jesús Rodríguez, director del medio electrónico Gobernantes.com. Acusado por abofetear a una maestra, fue encarcelado en el Penal de Pacho, donde sujetos desconocidos lo "tablearon", causándole lesiones graves y permanentes en los riñones, de los que aún no se recupera. Entre el delito, su encarcelación y la hospitalización paso menos de una semana, en un lugar donde la justicia no se caracteriza por ser expedita.
La independencia y salvaguarda de los periodistas de Veracruz es relevante no solamente porque, aunque con frecuencia se olvida, los medios de comunicación habrían de fungir como equilibrio ante el poder único que tienen los gobernadores en México.
La independencia y salvaguarda de cualquier medio de comunicación es el único recurso que los seres humanos tenemos contra la visión dictatorial de una persona o grupo. En Veracruz, la línea entre el poder ejecutivo y el hampa ha dejado de ser borrosa para ser inexistente. Y más nos vale, a los mexicanos, que volteemos la vista hacia la persecución de periodistas, antes de que Tamaulipas sea la línea a seguir en todo el país.
*Juan Enrique Huerta es investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias
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