La ciudad de Córdoba, crece día a día, un sector muy
importante como es el de los discapacitados también, mientras que solo existen
dos escuelas de educación especial. Es difícil pensar que las autoridades puedan
resolver todo, pero las necesidades primarias de las familias rebasan las
expectativas de los padres que gastan en
el tratamiento médico de sus hijos.
Pero el caso del asunto viene porque la sociedad de
padres de familia del CAM Rosa María González Meneses desde hace un año han
estado demandando apoyo material a la autoridad municipal para beneficio del
edificio que alberga esa institución, de tal manera desde el 12 de septiembre
del año pasado solicitaron una malla protectora para que los niños no se vayan
a accidentar en la segunda planta. Sin embargo los citan en el ayuntamiento y
no se ha podido concretar la entrega del material. A pesar que el material y la
obra ya está autorizada por el alcalde Francisco Portilla Bonilla, el director
de obras Publicas, Arquitecto Luis Miguel Fuentes no ha atendido debidamente la
petición.
Esta escuela fue implantada en 1979 y lleva el nombre de
su fundadora Rosa María González Meneses, se encuentra ubicada por el rumbo de
las estaciones en la avenida 11 numero 2124. De acuerdo a lo mencionado por algunos
mentores, que como en todas las escuelas oficiales, ésta no es la
excepción y tiene necesidades en infraestructura, se necesita hacer
adecuaciones a los espacios para los alumnos, también necesita mantenimiento y
pintura en general. Por lo cual
es necesario que los tres niveles de Gobierno miren a esta escuela que requiere
todo el apoyo, porque también forma parte del sistema educativo y es justo que
la tomen en cuenta.
En el discurso de la autoridad
municipal se recalca que refrendan apoyo a la educación especial en Córdoba, aunque
se espera que sea realidad y no haya privilegios para unos y otros no.
Mientras que el CAM
número 9 de la colonia El Dorado recibe todo el apoyo de la autoridad
municipal, no es el mismo trato con la escuela en mención ¿Por qué será?...
Por Andres Gomez O.
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