“AHÍ TIENEN AL NUEVO PRI QUE
CONSTRUYE, CON IDEAS VIEJAS Y EN EL TERRITORIO DE LOS NOTICIEROS, UNA NACIÓN
GRANDIOSA”
Pedro Miguel
En marzo de 2011
Televisa y TV Azteca uncieron a la mayor parte de los medios informativos a un
Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia a fin de garantizar un
trabajo periodístico sumiso y acorde al discurso oficial. Para que la
cobertura informativa de la violencia que genera la delincuencia organizada con
el propósito de propagar el terror entre la población no sirva para esos fines,
rezaba el texto de un pacto que, a lo que puede verse, tenía por objetivo
aterrorizar a los partidarios de la buena sintaxis. Luego, en la ceremonia de
firma del documento, realizada en el Museo Nacional de Antropología en
presencia de la plana mayor de la oligarquía mediática y de sus loros, se
transmitió la imagen de una víctima de secuestro que relataba con detalles
espeluznantes la manera en que sus verdugos le habían cortado los meñiques de
ambas manos con unas pinzas de mecánico, como lo cuenta la crónica de Fabiola
Martínez publicada en estas páginas (La Jornada 25/3/11, p. 5).
Aquello fue un extravío temporal y pasajero porque la estrategia de guerra
del calderonato pasaba por la siembra del terror en la opinión pública como una
forma de legitimarse y de colocar una épica de unicel sobre el ego de un hombre
menguado y sobre el negocio, jugoso pero mundano, de destruir el país (un
ejemplo: en los primeros cuatro años de Calderón Estados Unidos vendió al
gobierno mexicano el doble de armas y equipo militar que en todo el sexenio
anterior, http://bit.ly/Wsw2Dy). El
usurpador salió del paso con una felicitación desganada a los firmantes del
acuerdo y al día siguiente el gobierno federal volvió a su línea de exaltación
de la violencia, regresaron a cuadro las escenas de capturas y circularon de
nuevo las fotos de criminales abatidoscon huellas de muchos balazos.
Ahora el discurso de la guerra está agotado; el régimen de Peña Nieto lo
sabe y, aunque no puede ni quiere apartarse de ese peculiar modelo de negocio
que es la conversión de un país en campo de batalla, tiene que tratar de
ganarse el favor de la opinión pública y de algunos célebres despistados
mediante un supuesto viraje en la estrategia de seguridad que será, en
realidad, de 360 grados porque las razones de la violencia permanecen intactas:
el modelo económico es un productor incurable de marginación y delincuencia, la
criminalidad organizada es la fase superior del neoliberalismo privatizador y
los circuitos financieros de Estados Unidos y de México no pueden vivir sin las
decenas o centenas de miles de millones de dólares que les da a lavar el
narcotráfico; ello, sin contar con los vínculos históricos, sólidos y
documentados, entre ese impresentable sector de la economía y la nomenklatura
(ella misma dixit) priísta.
Pero a la oligarquía gobernante le urge terminar de despojarse de cualquier
cosa que la relacione con la administración anterior y el régimen actual
necesita que México parezca recuperar la paz y la seguridad en cuestión de
semanas. Dicho de otra forma, si Calderón tenía sobrados motivos para
caracterizarse como Rambo, Peña tiene los suyos para disfrazarse de Gandhi. Y
está en ello.
Puede ser que ese requerimiento acucioso explique los dichos del priísta
Mario Anguiano Moreno, gobernador de Colima, quien la semana pasada se lanzó
contra Calderón porque éste pretendiócombatir la violencia con la
violencia y llamó, oh, a revisar las causas sociales que provocan la
inseguridad y a no basar exclusivamente la solución en políticas
gubernamentales punitivas. El gobernante de una de las entidades más gravemente
alteradas por la violencia (en Colima el índice de homicidos vinculados a
delincuencia organizada creció 5 mil por ciento entre 2007 y 2010) ha venido
lanzando pullas (fundamentadas, pero muy tardías) contra el michoacano: que su
guerra multiplicó el consumo de drogas, que las acciones federales detonaron
una guerra entre grupos que se disputan el territorio colimense...
Posteriormente, Anguiano Moreno llamó a sus pares a sumarse a la política
de seguridad de Peña y contó que éste había acordado con los gobernadores no
informar sobre hechos violentos y que sólo se va a estar informando de las
personas detenidas cuando sea estrictamente necesario. Literal: Estaba
demostrado por estudios que nos han estado mostrando a nivel federal, que en la
medida en que nosotros, gobierno federal (y) estatal, estemos poniendo el tema
de la inseguridad, estemos informando cada vez que se detiene a un delincuente,
entonces en lugar de ir contribuyendo a la armonía que se está aspirando, de
lograr la tranquilidad, al contrario; estábamos fomentándola (la inseguridad).
Vaya, pues: la opacidad derrotará a la violencia y la paz será construida a
punta de simulación. Ahí tienen al nuevo PRI que construye, con ideas
viejas y en el territorio de los noticieros, una nación grandiosa.
Twitter: @Navegaciones
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