13 de enero de 2013

EL NEOLIBERALISMO ATACA DE NUEVO

EL NEOLIBERALISMO ATACA DE NUEVO...


Por: Jaime Ornelas Delgado
2012-10-11 04:00:00
En México, a lo largo del siglo XX, transcurrió con altibajos una lucha permanente de los trabajadores contra sus explotadores. Desde la revolución de 1910–17 los trabajadores del campo y la ciudad se empeñaron en lograr el derecho a una vida digna para ellos y sus familias; muchas veces combatieron contra el poder para lograr derechos plenos a la salud, la educación, a condiciones laborales dignas y pensiones suficientes. Fueron muchos años de lucha, de represiones y cooptación de los llamados “líderes sindicales”, que desvirtuaron el movimiento de los trabajadores sumándolo al proyecto de la burguesía mexicana, ávida de poder económico.
Luego llegó el neoliberalismo, que no modificó en nada la situación de sometimiento de los trabajadores a las estructuras sindicales, ahora puestas al servicio del poder. En el neoliberalismo, la burguesía no se conformó con el poder político, quiso obtener y obtuvo el poder político, para lo cual se sirvió de un oscuro empleado de la Coca Cola, que asumió el hartazgo del pueblo mexicano contra el PRI y ganó las elecciones en el año 2000, con lo cual se aseguró la continuidad de la modalidad neoliberal del capitalismo. En términos económicos, los cambios sólo sirvieron para fortalecer el proyecto del mercado autorregulado, las privatizaciones y la apertura comercial y financiera de la economía mexicana.
Lo que si empeoró fue la situación laboral y económica de los trabajadores. Las condiciones de trabajo, con el argumento de hacer competitiva la economía mexicana y acceder a los mercados internacionales de mercancías, se precarizaron, los salarios perdieron capacidad adquisitiva, las prestaciones se fueron reduciendo paulatinamente y la contratación outsorcing se generalizó junto con la informalidad. Las Afores se adueñaron del ahorro de los trabajadores y apresuraron la acumulación de capital, así como la concentración de la riqueza. El hombre con mayor riqueza del mundo vive en México, donde las cifras oficiales admiten la existencia de 52 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza.
La etapa del neoliberalismo que se inicia tardíamente en México a principios de la década de 1980 –en Chile se inició inmediatamente después del golpe de Estado de Pinochet– se ha convertido en una descarnada cruzada emprendida por las clases dominante –esa mafia que arrebató al pueblo de México triunfos electorales legítimos– para acabar con los derechos, si es que alguno quedaba, de los trabajadores de la ciudad; de los del campo ya ni se diga, hoy están en peligro de extinción, lo cual nos permite calificar de genocida la modalidad neoliberal impuesta en México por esa mafia encabezada por Carlos Salinas, que hoy vuelve a la sombra del poder, tal como lo hiciera en el gobierno de Miguel de la Madrid siguiendo los pasos de Plutarco Elías Calles.
En el proceso neoliberal que lanza a la fuerza de trabajo al mercado no regulado, es decir, en la total indefensión, se debe ubicar la reforma laboral. Por eso, es imprescindible detenerla, frenar su aprobación si queremos tener un país viable.

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