Línea Caliente: Por Edgar Hernández*
Duarte, la última y nos vamos
¡Veracruz, entre Duartilandia y
Cisnelandia!
Con una
imagen pública en el piso y en medio del descontento ciudadano amenazado por la
sombra del continuismo, Javier Duarte rinde su V Informe de Gobierno que en
modo alguno representa el cierre de una administración significada por la
corrupción.
Apoyado
por una prensa local aplaudidora de cara a una severa prensa nacional que todos
los días le recuerda el estado de indefensión en que deja a ocho millones de
veracruzanos -con una deuda de más de 100 mil millones de pesos a pagar en 30
años- el señor gobernador convoca a sus desguanzados aliados a un informe de
gobierno de donde poco o nada tiene que informar.
El
solitario de Palacio se abraza a que cuenta “con todo el apoyo” del señor
presidente Enrique Peña Nieto y del sobrado secretario de Educación Pública,
Aurelio Nuño, para garantizar la continuidad del proyecto de la Fidelidad.
En
realidad lo que el régimen en agonía busca es garantizar impunidad.
Así, en
espectáculo faraónico, disfrazado de austero, concita a presidentes
municipales, a su fiel PRI, a los moderadores de opinión aldeanos, a los amigos
y beneficiarios –los mismos que habrán de abandonarlo en breve- y a los medios
electrónicos, para que difundan por todos los rincones de Veracruz el “¡Vamos
bien y estaremos mejor!”, un estado de bienestar que no existe.
Y tal
vez se pueda engatusar a quienes a distancia observan los problemas o a quienes
en disimulo aceptan las más inverosímiles versiones de prosperidad ya que son
beneficiarios del poder, la realidad, sin embargo, es inocultable.
¿Qué se
informa que sea creíble?
Acaso
magnas obras que no existen. Tal vez carreteras estatales que no se han construido
o centros hospitalarios que solo existen en los planos.
Tal vez
nos agarre ¡otra vez! de sorpresa y en un juego de palabras nos diga que por
primera vez en la historia vivimos un desarrollo a lo bestia y que no se le
debe a nadie o que solo sus malquerientes anhelan quede mal.
Y que
lo de la universidad veracruzana es un mito genial, que en el IPE no hay
corrupción, que en la Auditoría Superior de la Federación las cuentas están
claras, que los aguinaldos se van a pagar puntualmente, que a los maestros no
se les adeuda ni un quinto y que los proveedores y prestadores de servicios, a
quienes se debe miles de millones, en realidad no tienen llenadera.
¿Qué
puede informar que sea creíble?
Que no
hay un déficit de 800 millones mensuales en el ejercicio público; que sus
colaboradores –a pesar de que los ha cambiado y relevado de sus cargos 84
veces- son la mar de honestos; que no hay feminicidios y que los únicos
levantones son de “Frutsis y pingüinos” de irrefrenables mozalbetes.
Se
llega al V Informe y el “pórtense bien” para los periodistas queda en el ánimo
del gremio que de manera cotidiana ha ido a sepultar a sus pares muertos y
mutilados por odios y violencia sin límite.
La
“pinche prensa” queda como estigma de un régimen que jamás supo conciliar, dialogar
y tolerar a los 8 mil medios que, según ellos, se despliegan por todo el
territorio veracruzano.
En
realidad ni son ocho mil los medios de comunicación, ni tampoco es tan grave el
problema de conciliación con la prensa, solo es la impericia de un gobierno que
quiso resolver todos sus problemas de imagen con ríos de dinero.
¿Qué
puede informar que sea creíble?
Que
tenemos puentes y vías de comunicación como en el resto de la república; que el
túnel sumergido que habrá de inaugurarse en nueve meses cuando Carlos Slim ya
se lo facturó porque es quien lo paga, o que nuestras diez más importantes
ciudades ya se modernizaron y que hay empleo para todos porque los 500 mil que
se sumaron a la pobreza extrema ya traen autos nuevos.
Seguro
hay mucha insidia en quienes todos los días criticamos porque Veracruz ya
cambio y nuestro mandatario, el mismo del quien hacemos mofa de su voz
aflautada y sobrepeso, es un gran estadista. Miopes que no queremos verlo como
en realidad es.
¿Qué
informar que sea creíble?
En
cinco años se ha “ejercido” un presupuesto de 420 mil millones de pesos que no
se ven. Que no se han traducido en nada. Que no han servido para equilibrar las
finanzas públicas y sí ha dejado un tufillo de sospecha sobre manejos
irregulares.
¿Es
acaso cierto eso que hay un expediente en el DF contra Javier Duarte
responsable de una deuda pública que alcanza los cien mil millones de pesos si
se atreve a meter la mano en la sucesión gubernamental?, según publica el
acreditado comunicador Oscar Mario Beteta (antes ya se le fueron a la yugular
una veintena de columnistas nacionales).
Ya
viene la sucesión gubernamental.
Hay
ruido, en efecto, pero también un localizado deseo de heredar, cual trono
monárquico, la gubernatura a uno de los suyos.
Por
ello se juega con verdades a medias y en ese juego de palabras se pretende
confundir a la opinión al deslizar que el PRI no es de dos en alusión a Pepe y
Héctor Yunes.
Se
busca imponer a dos desconocidos para los veracruzanos, Erick lagos y Alberto
Silva, en donde –aquí sí- aquí sí el PRI es de dos. Dos arribistas que llegaron
con Fidel para facturarse Veracruz.
Y van
por todo.
Ya
están listas las listas de los listos. Son los futuros diputados locales que
busca imponer Duarte al sucesor, a la par de la dirigencia priista de última
hora que encabeza el Cisne inserta y una compra acelerada de alcaldes y
partidos pequeños para que se sumen a la jornada electoral que amenaza
arrebatar la coalición PAN-PRD.
¿Qué
informar que sea creíble?
Se
cumple con el último rito, ya que el VI Informe habrá de darse en el marco de
la presencia omnímoda de un gobernador electo sobre quien el año próximo caerán
todos los reflectores.
Se
cumple, según la versión oficial, con logros que no se alcanzan a percibir
porque, hoy sí, el pueblo está informado y la opinión pública está muy atenta a
escudriñar y comprobar lo que se sostiene en este V Informe.
Y por
último.
¿Se
cumplirá el propósito del señor gobernador Javier Duarte, de salirse con la
suya ante el autismo político de Enrique Peña Nieto?
Tal
vez. Hay, sin embargo, un detalle minúsculo, imperceptible, de esos
irrelevantes: que de los 5.5 millones de votantes la mayoría salga a votar en
contra del PRI resultante del hartazgo y en un ¡Ya basta! eventualmente le
entregue a Miguel Angel Yunes Linares la gubernatura.
Esta
película de horror no se la puede perder.
Tiempo
al tiempo.
*Premio
Nacional de Periodismo
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