Juan Carlos G. Partida Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 12 de septiembre de 2015, p. 4
Sábado 12 de septiembre de 2015, p. 4
Guadalajara, Jal.
Pide
tener el valor de no callarnos ante las injusticias que cometen nuestros gobernantes
El escritor Fernando del Paso (DF,
1935) jamás teme a los colores. Así lo demostró ante el público que llenó el
paraninfo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), con rombos rojos en los
calcetines negros, sus bostonianos de un colorado intenso, los tirantes debajo
de la chaqueta de rayas, cuadros policromáticos y su única formalidad: corbata
ancha en gris con tono rata.
Nunca he sido valiente que digamos,
pero es necesario, y ustedes lo harán, reconocer que se requiere un poco de
valor, aunque sea un poquito, para usar el saco que me puse hoy, dijo en su
discurso al recibir el jueves por la tarde la presea Corazón de León, máximo
reconocimiento que confiere la Federación de Estudiantes Universitarios.
El novelista también tuvo valor para,
después de dos años y medio de terapia de lenguaje luego de un infarto cerebral
que lo dejó sin habla y con problemas de locomoción ya que aún necesita usar
silla de ruedas, leer su discurso de cinco hojas ante cientos de estudiantes y
autoridades universitarias.
“Tras una larga e intensiva terapia
lingüística, gracias a mi terapeuta Celia Rodríguez, me obligué a leer en voz
alta toda Noticias del Imperio en sesiones de dos
horas a la semana. Tardé dos años, que se cumplieron hace dos semanas. Resultó
paradójico y muy hermoso que yo diera mi voz a ese libro y que éste, 28 años
después, me la devolviera”, relató.
Valor para volver a un país inestable
¿Yo corazón de león? ¡Valiente cosa! Los únicos corazones de león de
quienes me han llegado noticia en mi vida son Ricardo I, rey de Inglaterra,
quien expuso su vida y su reino en un intento de rescatar Jerusalén de las
manos de los impíos. Y los que han salido de esta Universidad de Guadalajara,
dijo el escritor en su discurso.
Hizo un breve recorrido autobiográfico
del valor que necesitó para dejar México a los 30 años e irse con su esposa
Socorro a la Universidad de Iowa, por la tercera parte
del sueldo que yo ganaba en la agencia de publicidad estadunidense Young and
Rubicam, con tal de tener más tiempo para desarrollar mi vocación y mi pasión
que era la de escribir.
También de su posterior viaje a Europa
para residir 14 años en Londres, al lado de su familia y con un contrato provisional de tres meses sin garantía de ser renovado,
o sea renovable cuatro veces al año, durante toda mi estancia allí.
O de su mudanza a París para trabajar
en Radio France y enfrentarse a las autoridades galas que no dejaban entrar al
país a su esposa porinmigrante no deseada, pese al contrato de su marido con la
radiodifusora.
Tal vez también necesité otro poco de
valor para regresar, a los casi 60 años, a un México inestable. Esto fue
posible, como ustedes lo saben, gracias a la UdeG.
Atribuyó también valentía a superar las
múltiples enfermedades que ha padecido, comenzando a los 27 años cuando se
sobrepuso a un cáncer de testículo al que siguieron otros de vejiga y próstata.
“A los 50 años se me rasgó el corazón.
Paradójicamente me salvó un coágulo de 15 centímetros de largo, ocho en su
parte más ancha y tres en su parte más gruesa. Después de eso me han puesto dos stents: uno en la pierna izquierda y otro en la
arteria coronaria izquierda y me han operado de dos lipomas y dos obstrucciones
intestinales”.
Dijo que su pasión por las letras,
supone, surgió de luchar contra este enfermizo destino, cuando en su
primer cáncer Francisco Cervantes le llevó al hospital el libro La tumba sin sosiego, de Cyril Connolly, crítico literario
inglés.
En su discurso, Del Paso habló de sus pequeñas luchas.
Sin embargo, quién soy yo para hablar
de luchas, mis enfermedades actuales son las de cualquier hombre de 80 años que
se enfrenta a la vejez. Quién soy yo para hablar de valentía y valor si nunca
ha faltado comida en mi plato ni techo sobre mi cabeza. Lucha, la de los más de
50 millones de mexicanos que viven en la pobreza; coraje, el de los estudiantes
que manifiestan su inconformidad; valentía, la de los periodistas que denuncian
las injusticias; valor, el de los padres de los más de 25 mil desaparecidos,
asentó.
Para culminar dijo que hoy la nación necesita de una lucha socialmente coordinada que
reconozca que México se fue a la barranca y es absolutamente indispensable
sacarlo de allí.
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