Rúbrica
Por Aurelio Contreras Moreno
Una de las escenas más
recordadas de la película mexicana “La ley de Herodes”, del director Luis
Estrada, muestra al protagonista de la cinta, el corrupto presidente municipal
de San Pedro de los Saguaros, Juan Vargas, arrancar hojas y reescribir sin
pudor alguno sobre el texto de la Constitución de la República para
“acomodarla” a sus particulares y soeces intereses, caricaturizando esta imagen
el comportamiento de la clase política mexicana con un exceso que parecería
hasta absurdo.
Sin embargo, la realidad suele
superar a la ficción, pues algo parecido está sucediendo en Veracruz a raíz de
que el Partido Revolucionario Institucional perdió la elección de gobernador
del pasado 5 de junio. Desde el Ejecutivo estatal, se promueven modificaciones
legales para evitar que los actuales gobernantes sean llamados a cuentas una
vez que entreguen el poder.
En este espacio hemos dado
cuenta del desaseado procedimiento que se sigue para nombrar al Fiscal
Especializado en Combate a la Corrupción, que recaerá, si otra cosa no sucede,
en el ex alcalde de Córdoba y ex procurador estatal Francisco Portilla Bonilla,
quien cuando menos cubre un perfil más menos aceptable para ocupar ese cargo,
aunque está indisolublemente ligado al régimen saliente y, por ende, no
garantiza imparcialidad en la aplicación de la justicia.
Pero donde no hay el mínimo
asomo de vergüenza es en lo que pretenden hacer en el Instituto Veracruzano de
Acceso a la Información (IVAI), organismo supuestamente “autónomo” al que han
convertido en un remedo de lo que debería ser el garante de la transparencia en
el estado de Veracruz.
En la penumbra, sin previo
aviso y al límite del plazo para hacerlo, se registró como aspirante a
comisionado del IVAI ni más ni menos que Gabriel Deantes Ramos. Sin temor a
equivocarnos, el arquetipo de la corrupción más descarada del sexenio duartista.
Dotado de un enorme poder
durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, Deantes Ramos fungió como el
“operador” electoral del régimen (dando pésimos resultados, como salta a la
vista), así como uno de los funcionarios que más se enriqueció a su paso por
oficinas gubernamentales como la Oficialía Mayor de la Secretaría de Educación
y la Subsecretaría de Finanzas y Administración, de donde salió con una no
necesariamente inexplicable fortuna que lo convirtió en dueño de diferentes
propiedades y negocios en el estado.
Gabriel Deantes hizo y deshizo
durante el sexenio desde sus diferentes posiciones de poder, colocando alfiles
suyos en diversas dependencias y órganos, entre éstos el Organismo Público
Local Electoral y su antecesor, el Instituto Electoral Veracruzano, e incluso
en el propio IVAI, a donde busca ahora, él mismo, llegar.
Y decimos que su fortuna no es
necesariamente inexplicable porque, además de la evidencia física de sus
lujosas residencias, como la del exclusivo fraccionamiento Monte Magno en la
capital veracruzana, sobre Deantes pesan denuncias del orden federal por
malversación de fondos públicos, mismas que presentó la Auditoría Superior de
la Federación ante la Procuraduría General de la República, como la que consta
en el Dictamen Técnico DGARFT-B/DH/047/2015, en el que se le imputa haber
omitido el control de recursos financieros a la Secretaría de Salud por más de
mil 500 millones de pesos, de los que “no existen elementos con los cuales se
pueda corroborar que los recursos transferidos hayan sido aplicados para los
objetivos del programa” (del Seguro Popular).
Este personaje, que antes de
llegar a Veracruz y convertirse en potentado era vendedor de teléfonos
celulares en su natal Tampico, intenta convertirse en “respetable” comisionado
del organismo encargado de garantizar el acceso de los ciudadanos a la
información pública, en la que consta, entre otras cosas, el desfalco que él,
entre varios otros, propinaron al estado. El (mal) chiste, se cuenta solo.
Como dice el refrán que da
título a la película referida en un principio, con esta clase política en
Veracruz nos tocó la ley de “Herodes”: ¡te chingas, o te
jodes!
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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