La empresa admite
dos fuentes de contaminación en algunos de sus productos de Bélgica.
Bruselas 16 JUN 1999
La dirección de la filial belga de Coca-Cola
reconoció ayer que dos partidas de sus productos estaban contaminadas. Las
partidas proceden de fábricas diferentes y la contaminación se debe también a
causas muy distintas. Aunque Coca-Cola aseguró que el problema se ceñía al
mercado belga, uno de los defectos procede de su factoría de Dunquerque
(Francia). Medidas cautelares de retirada fueron adoptadas por los Gobiernos de
Luxemburgo, Francia y Holanda, y por autoridades locales alemanas. En España,
el Ministerio de Sanidad y la propia empresa aseguraron que "no hay ningún
peligro".
Al menos 101 personas -sobre todo niños- han
sufrido en la última semana en Bélgica mareos, vómitos y dolores de cabeza y
estómago tras ingerir diversos productos de Coca-Cola. El director de
producción de Coca-Cola en Bélgica, Philippe Lenfant, admitió ayer la
responsabilidad de su empresa y acató la decisión del Gobierno belga de retirar
todos los productos de la potente multinacional americana. Pero, en una rueda
de prensa caótica, se negó a añadir ningún tipo de detalle a los sucintos datos
que la empresa decidió divulgar. Estos se sintetizan en la existencia de dos
problemas distintos. En la factoría de Dunquerque (norte de Francia), la
embotelladora de Coca-Cola más grande de Europa, la contaminación se debe a un
pesticida utilizado para eliminar los hongos de los pallets de madera utilizados para transportar las
botellas y latas de la firma. Este fungicida, cuyo uso no está autorizado, se
impregnó en las bases de latas y botellas a través de la almohadilla que
pretende aislarlas de la madera. En este caso el producto tóxico no afecta al
interior de los envases y por lo tanto el líquido no es peligroso, pero puede
ser inhalado por los consumidores al beber directamente de los envases.
Los pallets tóxicos
se han utilizado durante varias semanas desde mediados de mayo. A pesar de
haber sido fabricados en Dunquerque, los pallets se han utilizado únicamente en
el mercado belga, según Philipe Lenfant.
El segundo problema afecta a la factoría de
Coca-Cola en Wilrijk, junto a Amberes. En este caso Coca-Cola sí reconoce que
es su producto lo que está en mal estado, y lo atribuye a la utilización de una
partida de gas carbónico (CO2) en mal estado. El alto directivo de la filial
belga de Coca-Cola se negó a dar más detalles sobre las razones de ese
"mal estado".
Lenfant admitió que "lo más importante es la
protección de los consumidores", acatando así la decisión del Gobierno
belga de retirar de la venta al público todos los productos de Coca-Cola
(Coca-Cola, Coca-Cola Light, Cherry Coke, Fanta, Sprite, Sprite Light, Nestea,
Nestea Splash, Aquarius, BonAqua, Kinley Tonic, BL, Lift y Minute Made, en
envases de vidrio, plástico, aluminio o cartón).
La Comisión Europea activó ayer el dispositivo de
alerta. Además de los 30 millones de envases retirados en Bélgica, el Gobierno
de Luxemburgo ordenó también la retirada de todos los productos de Coca-Cola y
cautelas semejantes se tomaron en regiones fronterizas de Alemania. En Francia,
las autoridades que en un principio habían suspendido sólo la comercialización
de los productos procedentes de la fábrica de Dunkerke, decidieron anoche
ampliar la medida a todas las latas de Coca-Cola, Coca-Cola Light, Fanta y
Sprite del territorio francés "ante la incapacidad de Coca-Cola para
identificar su procedencia". Además, Coca-Cola retiró en Holanda los
productos procedentes de Bélgica.
Sin peligro en España
En España, los productos de la marca Coca-Cola
puestos en el mercado están fuera de todo riesgo de contaminación, según coincidieron
ayer la propia empresa, el Ministerio de Sanidad y hasta las asociaciones de
consumidores. "Los productos de la marca Coca-Cola que se consumen en
España están fabricados y envasados en centros españoles", aseguró el
portavoz de la empresa, Rafael Fernández. "No hay motivo de alarma",
añadió. El portavoz del Ministerio de Sanidad manifestó que la normalidad en
España es "absoluta" en relación con el consumo de Coca-Cola. Las
asociaciones de consumidores recibieron ayer un alud de llamadas de personas
interesadas en aclarar si el indicativo de país del código de barras de las
coca colas que se venden en España -que lleva el número 54, de Bélgica-
significa que ese producto ha sido elaborado allí. Tanto OCU, UCE, CEACCU como
CECU lanzaron un mensaje de tranquilidad y negaron que el código de barras
informe acerca del país de embotellado. "Lo único que quiere decir es que
la empresa responsable ha pedido la identificación en Bélgica", señaló
José María Múgica, portavoz de la OCU.
* Este artículo
apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de junio de 1999
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