Nuestra
identidad aparece a partir de una inmensa tragedia,
una masacre y una enfermedad mental ciega y hambriento de oro... la esclavitud
y la violación; la continua vejación en un país que nunca ha sido nuestro...
sino de los extranjeros y de la pequeñísima minoría constituida como oligarquía.
No es motivo de celebración.
Necesitamos sacar del tabú
social esta tragedia. Callar y aceptar de cabeza baja, sin atrevernos a hacer
comentario alguno para no parecer ridículo, no nos permitirá ser grandes como
nación. Pero tampoco es para odiar a nadie pues nos tendríamos que odiar a
nosotros mismos. Nosotros somos los descendientes de los que causaron esta
tragedia... y también somos los descendientes de las víctimas.
Necesitamos reconocer el pasado
para poder comenzar a sanar....
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