Sabe que ya quedó
atrás el momento para la negociación y que a partir de ahora, en cualquier
momento, pueden llegar a detenerlo.
Ya le habían
anticipado que la Comisión Estatal de Derechos Humanos realizaba una
investigación a partir de la denuncia por tortura presentada por el exdirector
de Servicios Periciales, Gilberto Aguirre Garza, que incluso dio pie para que
se solicitara juicio político en su contra.
“Sé que en los
siguientes días -porque así nos lo han comentado- utilizarán otras arterias del
Gobierno del Estado, como la Comisión de Víctimas, Comisión Estatal de Derechos
Humanos, muchas otras, para tratar de denostarnos; nada de eso nos inquieta”,
le dijo la semana pasada Jorge Winckler al periodista Ciro Gómez Leyva.
Sin embargo, Jorge
Winckler se equivocó en sus cálculos, pues sí debía sentirse inquieto.
Hasta hoy podía
argumentar que las acusaciones en su contra –en esencia, por ineficacia y por
omisiones en el cumplimiento de sus responsabilidades- tenían un interés
político, pero señalamientos específicos, documentados, por tortura, no pueden
ser considerados una “treta”.
La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos define este delito así:
Artículo 2: “… se
entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se
inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de
investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como
medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también
como tortura la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la
personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque
no causen dolor físico o angustia psíquica”.
La Recomendación
025/2019 de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Veracruz (que aún no
ha sido subida al portal de ese organismo, pero que ya se filtró a diversos
medios de comunicación) señala:
“En la investigación
se acredita que durante las madrugadas de abril y mayo del 2018, Eduardo
Coronel Gamboa, en aquel momento Fiscal Especializado para la Atención de
Denuncias por Personas Desaparecidas y que actualmente se desempeña como Fiscal
Regional en Xalapa, ingresó personalmente al penal de Pacho Viejo en la ciudad
de Xalapa, sin dejar constancia en los filtros de seguridad con la finalidad de
fabricar pruebas mediante actos intencionados de sufrimiento, es decir,
tortura”.
Jorge Winckler es
abogado y no debería requerir de sus asesores para entender que el señalamiento
específico contra Eduardo Coronel no lo eximiría a él.
El Artículo 13, en
su segundo párrafo, de la “Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la
Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”, establece:
“Los superiores
jerárquicos serán considerados autores del delito de tortura en los términos de
lo previsto en la legislación penal aplicable”.
Este domingo el
abogado Jorge Reyes Peralta, representante de Gilberto Aguirre Garza, anunció
que presentará denuncia penal en contra de Jorge Winckler, de Eduardo Coronel
(en la actualidad Fiscal Regional en Xalapa) y del fiscal anticorrupción Marcos
Even Torres.
Con el sólo hecho
de que se abra una investigación en contra de Jorge Winckler por el delito de
tortura, deberá dejar el cargo de Fiscal.
Así está
determinado en el Artículo 16 de la Ley contra la Tortura:
“Al servidor
público que siendo investigado o vinculado a proceso por el delito de tortura,
y que por razón de su encargo o influencia pueda interferir u obstaculizar las
investigaciones, le podrán ser aplicadas las medidas cautelares previstas en el
Código Nacional de Procedimientos Penales, incluida la suspensión del cargo”.
Jorge Winckler sabe
que una vez que deje la Fiscalía, las autoridades contra las que se ha
enfrentado, tendrán acceso a toda la información que resguarda en ese organismo
autónomo.
(Otra área que está
en la mira del gobierno de Morena es la Oficialía Mayor, a cargo de Gabriela
Mercedes Reva Ayón, activa militante del Partido Acción Nacional, con vínculos
muy cercanos a la familia Yunes-Márquez).
Múltiples fueron
los mensajes, a través de los más diversos conductos, para convencer a Jorge
Winckler de que dejara el cargo “por las buenas”, mediante una negociacón con
el gobierno estatal. La instrucción, sin embargo, se mantuvo: “Resiste. Te
quedas ahí. No saben cómo sacarte. Recuerda que tú eres nuestra última
barrera”.
Hoy ya tiene claro que su error fue subestimar a los gobiernos emanados
de Morena. Ellos también saben hacer sentir su poder cuando lo consideran
necesario.
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