23 May, 2019 03:16:00
Por Andrés Timoteo
Arturo Bermúdez, La Chacala, Don
Molcajeto, Flavino Ríos, Mauricio Audirac, Cesar del Ángel, Pascual Lagunes, el
Culín, Gilberto Aguirre y otros más ya están en libertad gracias a la llegada
del morenismo al gobierno estatal. ¿Quién se sentirá seguro con esos personajes
paseándose por todos lados? Es como una historia de terror: a las hordas de
corruptos insepultos, vampiros del dinero público y depredadores de personas
les abrieron la jaula y algunos ya deambulan por las calles.
Y el miedo cala porque algunos no solo
se robaron el dinero público sino también la vida, la existencia física, y
hasta los despojos cadavéricos de muchas personas. Son verdaderos comegente,
zombis exterminadores. Rosario Zamora, motejada como “La Chacala” quien fue
directora de Investigaciones Ministeriales de la Fiscalía General, fue la
primera en salir en la más reciente ronda de liberaciones bajo el sello marrón.
Siguió su jefe, el amateco Luis Ángel
Bravo Contreras, alias “El Culín”, extitular de la FGE quien fue beneficiado
ayer con el mismo trato, así como otros de sus excolaboradores como Gilberto
Aguirre, de Servicios Periciales y Carlota Zamudio de la Policía Ministerial en
Jalapa. Todos fueron acusados de actos de tortura, asesinato y desaparición de
personas. Cometieron crímenes de lesa humanidad.
Pero no pagarán por sus felonías porque
ya están libres y poco falta para que el gobernante en funciones les ofrezca
una disculpa pública. Es evidente, como ya se había dicho, el afán revisionista
que hay en palacio de gobierno para reescribir los sucesos, ‘limpiar’ la imagen
de los asesinos y usarlos como arietes en la guerra política contra el actual
titular de la Fiscalía General de la entidad.
Bermúdez Zurita, el exsecretario de
Seguridad Pública, capo de los desaparecedores de personas, fue el primero en
salir de la cárcel. Apenas rindió protesta Cuitláhuac García como gobernador,
le abrieron las rejas de Pacho Viejo y tras ser liberado fue recibido como un
héroe por la nomenclatura morenista del congreso local que no solo le dio trato
especial, sino que su petición de juicio político contra el odiado fiscal llegó
a barajarse como uno de los veneros para intentar su destitución.
No obstante, jurídicamente era
insostenible y no pudieron ocupar esa acusación, pero si la de otro pillo de
esa camada, Gilberto Aguirre. Aunque tampoco prosperó el artilugio en el
recinto legislativo ahora lo reciclan con una denuncia ante la Fiscalía General
de la República (FGR), apuntalado de una recomendación de la Comisión Estatal
de Derechos Humanos (CEDH) que se basa en un argumento pueril pues se decreta
que al torturaron lo torturaron con música de Maluma y Banda Machos.
Claro, lo de menos es la estrategia
contra el oaxaqueño Winckler, lo grave es la reivindicación oficial que se
pretende para con esos pillos. Aguirre, Zamora, Bermúdez, Bravo y Zamudio
fueron una pesadilla para los veracruzanos, y pese a ello el gobierno
cuitlahuista los quiere redimir y vestir de víctimas. Se cumple, pues, lo que
los estudiosos señalan como travestismo histórico, sin que eso tenga que ver
con lo sexual sino con lo político.
Es la reescritura a modo de los hechos
históricos para que los villanos pasen a ser héroes de la “Cuarta
Transformación”. ¿Y los que fueron víctimas de esos comegente?, ¿a los que
plagiaron, torturaron y desaparecieron?, ¿qué dirán los colectivos de
familiares que buscan a los ausentes -los que todavía mantienen la lucha
auténtica, no los que se han alquilado al morenismo-?
Hay un riesgo latente de que estos
desaparecedores de personas vayan por la revancha contra los que presentaron
denuncias o atestiguaron en su contra. El asunto no es menor y sus denunciantes
pueden terminar en una fosa clandestina. Con esto se confirma que fue una burla
cruel de Cuitláhuac García hacer un decreto de crisis humanitaria por
desaparición de personas a la hora de asumir la gubernatura cuando en realidad
hizo lo contrario: soltó a los depredadores para que cacen a sus señaladores.
LA CAUSA CIUDADANA
El nuevo dirigente del PRI, Marlon
Ramírez Marín no pierde el tiempo y a una semana de haber asumido el cargo ya
reorganiza el activismo con los sectores populares. De entrada, liderará un
movimiento para la reclasificación de tarifas y la condonación de adeudos con
la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en colonias porteñas donde, según se
dijo, habitan cien mil personas afectadas por los abusos de la paraestatal.
Lo mismo se podría hacer en otras
regiones de la entidad y, por supuesto, con otras causas ciudadanas que fueron
abandonadas por el Revolucionario Institucional desde hace mucho tiempo. No hay
que olvidar que PRI se alejó de sus bases y de las demandas populares ganándose
el repudio de los votantes. Ahora, con el contexto político vigente, el
momento de regresar a la lucha por las causas ciudadanas.
El priismo no tiene nada que perder -ya
no son gobierno- y ante el inevitable proceso de desgate en el partido
gobernante, Morena, toda causa ciudadana que desprecie o toda expectativa que
no cumpla abre una brecha de oportunidad para la oposición y ahí el tricolor
tiene cancha abierta. Es más, el PRI no tiene competencia en esa área
porque el panismo, aunque es la oposición política más fuerte, peca de elitista
y solo algunos de sus integrantes hacen activismo de base en favor de las
causas ciudadana.
Además del asunto de las tarifas y
adeudos con la CFE hay otra causa que potenciaría al tricolor en el ánimo popular
en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río-Medellín que son las tropelías
cometidas por las empresas MAS y CAB que tienen la concesión del agua potable.
El priismo se reivindicaría si encabeza
la resistencia ante esos voraces organismos que lucran con un bien público. Los
panistas, especialmente alcaldes y diputados de la zona, ya abandonaron esa
causa hace tiempo -solo la usaron en campaña electoral- y ahora es necesario
que alguien lidere la exigencia popular.
*Envoyé depuis Paris, France.
fuente: notiver
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