Por Alejandro López Munguía - 10 julio, 2020
La captura del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte
es un muy buena noticia para México y una muy mala para el PRI. Es la evidencia
de que todo el daño que se le hace al país, se puede terminar pagando. Y digo
se puede, porque lamentablemente no en todos los casos de corrupción se tiene
un final feliz. Es decir, hay muchos corruptos que andan disfrutando lo que
robaron de las arcas públicas con plena impunidad.
La maldita corrupción persigue al PRI y lo condena a la
desaparición irremediable. La gente aún tiene en la mente de forma fresca, los
casos de Javier Duarte, gobernador de Veracruz; de Beto Borge, de Quintana Roo;
así como el tenebroso caso de Pemex, cuyo director Emilio Lozoya está a punto
de confesarlo todo. No hay para dónde, el PRI está hecho caca.
César Duarte fue pivote del desvío por alrededor de mil
200 millones de pesos de dinero que fue a parar a las campañas electorales de
candidatos del PRI. Por eso está acusado como presunto responsable de varios
delitos del orden penal. Pero el ex mandatario chihuahuense no actuó solo, ni
por iniciativa propia.
La captura de este político priísta, expulsado del
tricolor, viene a refrescar la política en los tiempos de la 4T. Aunque es un
triunfo político del gobernador Javier Corral del PAN, pues fue quien interpuso
las denuncias correspondientes y no bajó los brazos ante los intentos por
defender a César Duarte.
Las autoridades de los EEUU y de la fiscalía del gobierno de AMLO, lograron la captura y hoy estamos ante la gran oportunidad de conocer a fondos las entrañas de la asquerosa corrupción que imperó durante gran parte del gobierno de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto.
Ahora es cuando el presidente AMLO tiene la gran
oportunidad de demostrar que en verdad desea hacer que en México haya justicia
de verdad, al asegurarse de que César Duarte sea procesado debidamente y
termine pagando por sus presuntos delitos.
El pueblo de México está cansado, harto de tanta
simulación. De saber quiénes son los corruptos y de verlos gozar de impunidad.
Ojalá que así como en Chihuahua, también en Yucatán se
logre meter en la cárcel a varios funcionarios del gobierno de Rolando Zapata.
Incluso, valdría la pena saber todo a fondo sobre su administración.
En el gobierno de Rolando Zapata se cometieron graves
anomalías que se reflejaron en las actas de entrega recepción, mismas que
sirvieron para que el gobierno de Mauricio Vila Dosal interpusiera las
denuncias correspondientes. Sin embargo, el sistema estatal anticorrupción
tiene paralizado el proceso.
Los gobernadores del PRI fueron los principales culpables
de la derrota electoral que sufrió el tricolor en el 2018. Con su nefasta
actuación, con sus manejos sucios de los presupuestos públicos institucionales,
destruyeron la confianza de la gente. Con su ejemplo corruptor mataron las
posibilidades de triunfo.
Hoy el PRI es un partido cadáver, que si aún respira, es
por un milagro del sistema político vigente.
La realidad que vive hoy César Duarte, nos permite albergar la esperanza de que pronto caigan más exgobernadores que son la vergüenza política de un país que se muere en medio de una Pandemia letal.
No debe haber consideraciones para ningún político. El
presidente AMLO debe asegurarse de que César Duarte además de todo, devuelva lo
que se llevó ilegalmente. Y está obligado a encerrar, al menos denunciar, a
todos los ex gobernadores que son responsables del saqueo a la nación.
AMLO debe voltear a Yucatán, urge que llegue la justicia.
Urge que tanto la ASEY (Auditoría Superior del Estado),
como el sistema estatal anticorrupción, con su fiscal Enrique Goff, sean
separados de su cargo, para garantizar que la impunidad en Yucatán llegue a
feliz término.
http://www.mipuntodevista.com.mx/la-captura-de-duarte-anuncia-el-derrumbe-total-del-pri/?fbclid=IwAR2YzrPTKqveDVUO9b8HX4CZL5_pne9lgiVlL5eULjZC58iI1nuIFo_L8hg
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