El cuerpo de Gómez Álvarez, quien hablaba tzotzil, tzeltal y chol, fue incinerado este sábado en Tuxtla Gutiérrez. Foto cortesía de su familia
Elio Henríquez, corresponsal | domingo, 26 jul 2020
San Cristóbal de Las Casas, Chis. Hidadelfo Gómez Alvarez,
(Frank), uno de los cinco fundadores del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) el 17 de noviembre de 1983, falleció en esta ciudad, a causa de
Covid-19, informaron sus familiares.
Dijeron que el exteniente insurgente, de 57 años de edad,
murió la tarde de este sábado en la clínica Covid-19 instalada en el área
conocida como La albarrada, ubicada en el sur de San Cristóbal, después de
permanecer internado 18 días.
Socorro, su compañera de vida, relató que Gómez Alvarez
nació el 20 de diciembre de 1962 en la Lázaro Cárdenas, municipio de Huitiupán,
ubicada en el norte de la entidad.
Contó que a los 12 años de edad, Frank salió de su
comunidad hacia San Cristóbal en busca de trabajo, y entre los 16 y 17 años
comenzó a participar en actividades políticas, que lo llevaron a formar parte
de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), que dieron origen a la creación
del EZLN.
Algunos de sus amigos recuerdan que fue el principal enlace
para que los dirigentes de las FNL contactaran a la mayoría de los más
importantes cuadros políticos zapatistas que se formaron en la década de los 80
del siglo pasado.
El 16 de noviembre de 2004 contó a esta corresponsalía cómo
se fundó el EZLN en la selva Lacandona. “Los fundadores somos German, Elisa,
Rodolfo, Javier y Frank”, estos últimos tres, indígenas. “Se hizo primero el
trabajo previo de exploración durante un año, con gente de las comunidades” de
la zona, ubicada en Ocosingo.
“De la cabecera de Ocosingo salimos el 15 de noviembre por
la noche en camiones de tres toneladas. Dormimos en Rómulo Calzada, a varios
kilómetros de la montaña. El chofer se regresó. Nosotros cruzamos el río Jataté
el 16 a las 6 horas y desayunamos en La Sultana, donde ya nos esperaba un
contacto”, relató.
Y Abundó: “Luego, con la carga en caballos, caminamos
despacio, uniformados color caqui y con pistolas y armas largas guardadas en
costales. En el camino encontramos gente y cuando nos preguntaban quiénes
éramos, les decíamos que de Pemex (Petróleos Mexicanos), que íbamos a explorar
yacimientos en varias comunidades”.
Contó que todo el 16 caminaron y atravesaron comunidades de
la Selva Lacandona; ese día durmieron en los alrededores de la laguna Santa
Elena. "Hasta ahí íbamos ocho personas porque tres indígenas choles que
vivían por la cañada de San Quintín (Ocosingo) en la zona iban como guías”.
La noche del 16, continuó, durmieron entre Guadalupe y El
Calvario y el 17, ya sólo los cinco fundadores, se internaron en la montaña
para acampar.
“La Garrapata se llamó el primer campamento donde fundamos
el EZLN el 17 de noviembre de 1983. Tres días tardamos ahí para curarnos las
ampollas y que bajara la hinchazón de los pies y para explorar la zona para
llegar al río Negro que era nuestra guía para adentrarse al corazón de la
selva”.
Manifestó que sus alimentos eran enlatados, pozol, pinole y
tostadas. “Las primeras noches no encendimos fuego para no llamar la atención.
Llovía mucho. Algunos leían manuales de guerra y otros hacíamos picada (abrir
brecha)”.
Dijo que después abandonaron La Garrapata y se movieron al
río negro, ubicado a un día de camino. Algunos se quedaron varias semanas en
ese sitio y otros, los indígenas, principalmente, salieron a las comunidades a
seguir organizando a la población, comprar provisiones y esperar la llegada de
equipo. “Unos estaban enfocados en la formación militar y otros en lo
político”.
En 1989, cuando ya se había formado el EZLN, Frank era uno
de los dirigentes de la Alianza Campesina Independiente Emiliano Zapata
(ACIEZ), brazo político del grupo rebelde, y en 1991 organizó un congreso en
Puebla, donde nació la Alianza Nacional Campesina Independiente Emiliano Zapata
(ANCIEZ).
Cuando en enero de 1994 estalló la guerra en Chiapas, él
estaba en Oaxaca, donde hacía trabajo político. Por diferencias internas, en
1997 abandonó las filas del EZLN.
“Entregó toda su juventud al movimiento. ¿Y de qué sirvió
después?”, comentó su compañera, con quien años después instaló una cafetería
en San Cristóbal, que se mantiene hasta la fecha. Desde entonces se hizo llamar
Manuel.
El cuerpo de Gómez Álvarez, quien hablaba tzotzil, tzeltal
y chol, fue incinerado este sábado en Tuxtla Gutiérrez y sus cenizas fueron
trasladadas al local en el que funciona la cafetería que era su propiedad,
donde llegaron familiares y amigos para participar en rezos y ceremonias
tradicionales.
Este domingo, sus restos fueron llevados a Lázaro Cárdenas,
su comunidad natal, donde sus padres le organizaron rezos y rituales indígenas
que se acostumbran en esa región tzotzil. Dentro de unos días la urna regresará
a San Cristóbal de las Casas.
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