20 de julio de 2013

7 DE JULIO DE 2013: ELECCIÓN IMAGINARIA. II PARTE

VIOLENCIA INSTITUCIONALIZADA
COLUMNA “ESCENARIOS”
Por: EDUARDO DE LA TORRE JARAMILLO
En el presente artículo, lo primero que resalto es la diferencia de votos que afirma el presidente estatal del PRI, donde supuestamente los veracruzanos votaron en un 60% en la elección pasada; algo totalmente distinto a lo que el comunicado de prensa No. 142 del IEV de fecha 8 de julio, en el cual afirma que votó el 42.7% para diputados, y para ediles el 48% (por lógica alguien miente, eso lo sabremos cuando se hagan públicos los resultados electorales, y podamos hacer el análisis); donde sigue existiendo una diferencia de más de 5%; además si le resto el 4% de votos nulos, y el 2.5% de los votos a los candidatos no registrados, al menos para diputados, se reducen los votos válidos al 34%, lo que a todas luces continúa siendo una votación baja.

Dentro del realismo mágico político en Veracruz, por ejemplo, los partidos políticos locales, Cardenista y AVE (de carroña), al menos en el distrito urbano de Xalapa cubrieron el 70% de los representantes de casilla, algo “milagroso” podría afirmar, ya que desde mi experiencia personal al dirigir partidos políticos emergentes en Veracruz en los años 2000 y 2003, la mayor preocupación el día de la elección era la de tener representantes generales y no de casilla, ya que era imposible cubrirlos; y en este caso, donde la prerrogativa mensual para esos supuestos partidos era de $62,500, cuyo presupuesto anual es de $750,000, cuyo dinero ejercido fue algo por demás poco creíble para el tipo de campaña publicitaria desplegada, porque al menos por lo que vimos los xalapeños, con los espectaculares del candidato a diputado local por el distrito rural del AVE, pues simplemente utilizó mínimamente toda la prerrogativa anual de ese partido para esa campaña al poder financiar esos espectaculares, lo que dejaría sin dinero para la campaña electoral a los demás candidatos.

Continuando con la reflexión anterior, pues claramente existieron dos coaliciones del PRI, la de jure con el PVEM y el Panal y la de facto con el AVE y el Cardenista, a quienes, seguramente, les dieron 300 millones y 100 millones de pesos, respectivamente; para haber tenido ese resultado electoral (16 y 3 municipios, y 1 diputado plurinominal, respectivamente), ya que si lo comparo con el PT, que nació en 1991, y quienes únicamente pudieron cubrir el 24% de los representantes de casilla en Xalapa Urbano, es extremadamente complejo aceptar esos resultados electorales. Porque por otra parte, si la comparo con la elección federal de 2003, donde la votación fue del 38%, algo similar a lo que pasó en Veracruz este año, pues simplemente con esa elección no obtuvo su registro el partido México Posible como partido emergente, esa es una lógica política, a menor participación ciudadana los partidos nuevos no alcanzan el registro como tales, porque no hay posicionamiento del logotipo, y la “marca política” no la conoce la ciudadanía, por eso nuestra afirmación del reparto del dinero a esos partidos para obtener aquel resultado electoral, y sobre todo en la lógica del dinero utilizado en la ruptura de la coalición PAN-PRD.

Finalmente, una población que no votó, porque estaba desencantada, con miedo; donde la minoría que ejerció su sufragio fue por presión de los taxistas, los “observadores electorales” y los “encuestadores”, quienes influyeron en la votación, también hay que resaltar la compra del voto y coacción, porque las historias se empiezan a saber, por ejemplo en Poza Rica, los trabajadores de PEMEX que son “transitorios” para poder continuar con su trabajo deberían llevar 10 personas para que votarán por el PRI y conservarán sus trabajos, todas estas historias de cómo llegaron los votos a las urnas, fueron estrategias diferenciadas por municipio y distrito electoral. Una elección donde se comprueba que de manera legal es muy difícil que el PRI gane una elección, pero en nuestro caso ya no podemos hablar de una elección de Estado, ya que necesitamos otras categorías para definir este tipo de elecciones, aunque si tiene características de ser un fascismo tropical porque privilegió la violencia institucionalizada como su estrategia más eficaz para provocar el abstencionismo.

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