EDITORIAL
DE LA REVISTA EL INSURGENTE, ÓRGANO DE ANÁLISIS DEL PDPR Y EPR.
AÑO
20/NUM.172/OCTUBRE DE 2016
La
descomposición económica y política del régimen es inocultable y son muchas las
manifestaciones de ésta, como es la corrupción manifiesta de los políticos de
oficio enquistados en los gobiernos federal, estatales y municipales.
El
problema no sólo es en el aspecto moral y personal, indica el grado de
putrefacción del régimen socioeconómico fincado en la defensa de los intereses
de unos cuantos personeros del capital. En el caso de Veracruz al exgobernador
Duarte se le debería juzgar no sólo por corrupto sino fundamentalmente por
criminal de Estado, por tener responsabilidad directa en los múltiples crímenes
de lesa humanidad que se han cometido a través del aparato represivo.
La cloaca
que aflora en Veracruz no se circunscribe a esta entidad, ni a Duarte, ni al
PRI, es la condición general y de origen del régimen político en México; la
corrupción alcanza también a muchos de los que se dicen ser de izquierda y
oposición, dichos gobiernos reproducen en toda su magnitud las formas burguesas
de hacer política, en consecuencia nadan también en esa cloaca.
La
realidad se impone, los gobiernos con bandera de izquierda en realidad
administran y oxigenan la crisis económica y política del régimen, por su
política de gobierno ajena a los intereses del pueblo no se diferencian en nada
con gobiernos abiertamente prooligarcas y profascistas, dichas políticas no
tienen un ápice de popular.
La crisis
económica lejos de ser solucionada se profundiza y sus nefastas consecuencias
contra el pueblo son inocultables, el hambre, la miseria, el desempleo, la
marginación social, la violencia institucional y el terrorismo de Estado lejos
de disminuir se acrecentaran y en conjunto expresan la verdadera esencia
económica y política que vive el país, en sí el carácter inhumano y degradante
del capitalismo.
La
imposición de las reformas burguesas de carácter neoliberal, al ser concebidas
para la defensa de los intereses del capital y sus personeros, en la medida que
generan desigualdad económica y política, constituyen a la vez base material
para la protesta popular, ésta no debe asustar para nada a quienes luchamos por
la transformación del país, solo pueden temer al pueblo organizado aquellos que
se han puesto del lado de los opresores.
La
enseñanza histórica y contemporánea es aleccionadora, de la magnitud de la
agresión contra el pueblo debe ser la respuesta popular, a un régimen
neoliberal y profascista sólo se le puede enfrentar organizando al pueblo para
que éste despliegue lucha combativa que mine los cimientos del modo de
producción capitalista.
La transformación del país en función de los intereses populares
no corre por las instituciones, estructura y organismos que dan sustento al
actual estado de iniquidad, sólo fuera de los marcos corporativizantes, la
lógica de la democracia burguesa y los intereses del capital se puede construir
una verdadera fuerza popular que haga posible el cambio revolucionario que
reclama el país. El terrorismo de Estado que desangra al pueblo, que se ensaña
contra el pueblo organizado y no organizado, exige crear organismos de combate
popular y formas de lucha mucho más complejas y dinámicas como la autodefensa
armada de las masas que hagan frente a la violencia oligárquica.
Fuente: CEDEMA
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