proceso
CIUDAD
DE MÉXICO (apro).- La primera dama Angélica Rivera, es un personaje “blindado”,
no se le permite hablar, sólo mostrarse, y ante el silencio que provoca ese
blindaje a su alrededor se han generado “un espacio de habladurías” de noticias
ciertas e inciertas, afirmó la periodista Sabina Berman.
La también escritora escribió un reportaje para la revista
Vanity Fair en el que personajes cercanos a Rivera, algunos identificados y
otros no, hablan de cómo la imagen de ella se ha desplomado y se deteriora cada
vez más tras la publicación del reportaje sobre la “Casa Blanca” realizado por
el equipo de investigación de Carmen Aristegui y que a la postre provocó su
salida de MVS Noticias.
En
entrevista con Radio Fórmula, Sabina Berman comentó que a raíz de ese reportaje
la Presidencia ha blindado a Rivera, “una táctica contraproducente”, afirmó.
“Es un personaje blindado. En cierto momento Los Pinos decide
blindarla, sellarla; no puede hablar. Sólo puede mostrarse”, precisó.
Incluso,
dijo, para realizar su reportaje sólo contó con referencias de las personas más
cercanas a Angélica Rivera. No obstante confió en que una vez que lea su
reportaje la primera dama acceda a ser entrevistada para dar su versión.
La escritora comentó que una de sus fuentes a quien no quiso
identificar “porque no es una fuente anónima” le reveló que debido al
desprestigio creciente en torno a la primera dama, sus hijas también se han
visto afectadas, al grado que una de ellas –no dijo cuál—tiene un problema de
alcoholismo.
Sabina Berman consideró que ante el silencio del blindaje, alrededor
de Rivera ha empezado a generarse “un espacio de habladurías, de noticias
ciertas e inciertas”.
El adelanto de su reportaje, publicado en la página web de
Vanity Fair, señala: “Angélica Rivera vive los últimos años del mandato de su
esposo en un plano un tanto oculto, con un blindaje que luce muy distinto
dentro que fuera de él”.
Berman inicia su reportaje con una semblanza de la noche del
Grito de Independencia el pasado 15 de septiembre, cuando en un “sacrificio”
por solidarizarse con las penurias económicas del país, la primera dama recicló
el vestido que había llevado en su visita a los reyes españoles.
Describe el ambiente indiferente de las miles de personas
reunidas en el zócalo capitalino y el brusco rechazo, pequeño pero visible, de
Peña Nieto cuando su esposa intentó tomarlo de la mano cuando iniciaron los
fuegos artificiales.
“La impopularidad y los desaires son una novedad para Angélica
Rivera”, señala la periodista, quien destaca que, como actriz, siempre en
papeles de heroína, Rivera estaba acostumbrada a toparse con filas de
adoradores.
Ahora, e independientemente de la impopularidad de su esposo,
donde quiera que se para, dice, “suscita lo que deben parecerle alucinaciones
maléficas”. Y recuerda el día en que Rivera asistió al concierto de su amiga
Ana Gabriel en el Auditorio Nacional donde fue abucheada por el público cuando
la cantante destacó su presencia.
“Me da la impresión que la primera dama no está contenta en su
papel”, le dijo la esposa de un gobernador a quien no identifica pero que ha
tratado a la primera dama en ceremonias oficiales y conoce las cuitas de estar
casada con un hombre de la política.
“En mi caso yo he tenido un entrenamiento largo. Desde la
adolescencia milité en un partido, yo misma he ejercido puestos públicos y,
como su pareja, lo he acompañado desde mandos medios hasta una gubernatura.
Creo que la rudeza que priva en el mundo de la política, aun si a menudo queda
emboscada bajo apariencias amables, no era lo que ella esperaba”, relata la
entrevistada.
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