Pedro
Echeverría V. / 20-XI-16
1.
En México sólo lloriqueamos, aunque muchas veces indignados, porque los
gobiernos del PRI, PAN, PRD (estrechamente aliados) siempre nos ponen en la
madre. Aunque muchos luchadores sociales no lo quieran reconocer, porque siguen
viviendo con la ilusión y la esperanza de que algún día los malditos gobiernos
y empresarios serán derrotados por las luchas de los trabajadores, después de
55 años de vivir esa emocionada espera, pienso que el día de nuestra liberación
está distante a otros 50 años o más. En México nos jode una gran burguesía,
aliada al imperio; es la que nos tiene pisado en el cuello desde hace muchas
décadas y sus fuerzas han sido muy superiores –sobre todo con los medios de
información y ejércitos.
2.
Hace unos 15 años mi amigo Melchor en el plantón magisterial, esencialmente de
la XVIII frente al ISSSTE, me decía: “no se puede, no alcanza la fuerza” y lo
mismo se podrá decir de los plantones magisteriales en la plaza Tolsá, el
zócalo, el Monumento a la Revolución, en la calle de Bucareli, el parque de la
Ciudadela o rodeando los edificios del Congreso o la cámara de senadores.
Cuatro, ocho, 12 mil maestros con toda la conciencia de lucha no pueden contra
50 o 100 mil militares y policías que el gobierno dispone o tiene a la mano,
para cercarlos o encapsularlos. ¿Qué pasó las tres o cuatro veces que se trató
de tomar el aeropuerto del DF este año? Que los bloqueos militares del ejército
con armas, caballos, perros, impidió todo.
3.
Los legisladores Bartlett, Sansores, Noroña y Nalhe, avergüenzan, ponen en
ridículo, a los funcionarios que acuden a las Cámaras; incluso con sus
acusaciones, los obligan a retirarse de las cámaras en que comparecen; pero
luego no sucede nada porque el PRI, PAN y PRD votan siempre, de manera
obligada, a favor del gobierno. Por ello he explicado muchas veces que ese no
es el camino. ¿Cambiarán radicalmente las cosas si López Obrador, después de
dos experiencias, al fin llega a la Presidencia? Pienso que Mancera, Noroña, el
EZLN, deben olvidar sus precandidaturas y trabajar dándoles una oportunidad a
López Obrador; la única y la última como prueba. Debe formarse una magnífica
comisión para discutir con cada uno. Si fracasa la unidad, entonces el camino
tiene que ser otro. (20/XI/16)
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