12 de noviembre de 2015

11 PERSONAS DESAPARECEN POR DÍA EN MÉXICO; LA IMPUNIDAD ES LO MÁS DRAMÁTICO: ONGS

Las madres exigieron su presentación con vida. Foto: Cuartoscuro.
Madres de mujeres desaparecidas en Morelos. Foto: Cuartoscuro.
Ciudad de México, 30 de agosto (SinEmbargo).– Esta semana se cumplieron 11 meses de la desaparición de 43 alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, en manos de elementos de la Policía Municipal de Iguala, pero hasta ahora nadie ha sabido explicar a ciencia cierta dónde están o qué pasó con ellos.
Pero su caso no es el único, cifras oficiales señalan que en México desaparecen 11 personas por día, es decir, una persona casi cada dos horas, un fenómeno que se ha analizado en distintas perspectivas que van desde la trata hasta enfrentamientos entre comunidades.
De continuar esta tendencia, al finalizar el año, habrán desaparecido en el país 4,015 personas más.
Las cifras más actualizadas del Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas señalan que en los primeros cuatro meses del año, mil 360 personas desaparecieron en el país, principalmente en Tamaulipas, el Estado de México y Nuevo León.
Con ello, el número acumulado de las personas cuyo paradero es desconocido llega casi a 26 mil, de acuerdo con el registro oficial elaborado por el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
Tamaulipas es por mucho la entidad que concentra la mayoría de los casos de personas no localizadas, más de cinco mil, seguido por el estado de México. Tres de cada 10 desaparecidos son mujeres, y prácticamente la mitad de las víctimas son adolescentes y jóvenes de entre 15 y 29 años de edad. Mientras que entres tres y cuatro son niños.
De las 25 mil 398 personas inscritas en el registro como desaparecidas, apenas 557 casos –el 2 por ciento– tienen una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR). Según los datos, existen 166 víctimas en el rubro de “extranjero”, no obstante, la cifra podría incrementarse, toda vez que existen dos mil 669 casos catalogados como “no especificados”.
En cuanto al número de personas localizadas en el país, resulta que nadie sabe, por lo menos oficialmente, cuántas son. La misma Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconoció el pasado jueves que es imposible “dimensionar el fenómeno debido a la carencia de bases de datos confiables y actualizados”, según su presidente Luis Raúl González Pérez.
La CNDH visualizó el problema desde hace 14 años, cuando emitió la recomendación 26/2001, referente a los casos de desaparición de personas ocurridos durante la “guerra sucia”, entre finales de los sesentas y principios de los ochentas.
La falta de esta base de datos confiable impide no sólo deslindar responsabilidades y establecer la reparación de daño sino también distinguir en cuáles son imputables a particulares, cuáles al crimen organizado o alguna autoridad y cuáles pueden agruparse en otras causas, como el tráfico de órganos.
Mary Speck, directora de proyecto de Crisis Group para México y América Central, explicó a SinEmbargo que en México pueden identificarse dos factores “muy raros”: el primero es que exista “tanta incertidumbre” en cuanto a las cifras de desaparecidos porque todo se basa en estimados.
La segunda es que países más violentos, como Guatemala –aunque tenga una menor población- donde también operan cárteles de la droga, existe la extorsión y el secuestro, “no se habla de desaparecidos”.
Para Speck, el drama de las personas no localizadas es “la forma más dramática de la impunidad, ni siquiera hay un cuerpo, no sólo demuestra una incapacidad de juzgar sino también de investigar”.
El gobierno de Enrique Peña Nieto creo una Unidad de Búsqueda de Desaparecidos y de protocolos de búsqueda y Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas, sin embargo, consideran investigadores extranjeros y activistas, estos esfuerzos han sido insuficientes, principalmente ante el miedo a la denuncia por la complicidad que existe entre cuerpos policiacos y grupos criminales.

 “Mientras las familias de los desaparecidos no sepan qué ha pasado con sus familiares, no será posible acabar con el dolor inaceptable que causa la desaparición”, señaló recientemente Jesús Pena representante adjunto de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).

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