A
EEUU nada importa que el mundo estalle por calentamiento; lo que vale es la
producción capitalista
Pedro Echeverría V.
1. En todo el mundo, a pesar de que los explotados y oprimidos
suele alcanzar el 80 o 90 por ciento de la población, son el sector débil. Esto
quiere decir que no es un problema –o jamás ha sido- de número; parece que
basta con que un 10 por ciento controle la propiedad, el Estado, el ejército,
la policía, las leyes -sobre todo la ideología- para dominar; no 10 o 20 años,
sino siglos. No recuerdo si el filósofo Etiene de la Boitie del siglo XVII
resolvió el problema, pero por lo menos profundizó en mí la pregunta: ¿Por qué
esa enorme mayoría se somete a una pinche minoría?
2. En noviembre de 2015, Mauricio Macri derrotó en Argentina en
segunda vuelta electoral al oficialista Sciolli. Allí brincaban de alegría
Lilian Tintori y Carlos Vecchio; una, es la esposa del dirigente venezolano
Leopoldo López, el otro, el excoordinador nacional de la fascista organización
Voluntad Popular, quien hasta el momento sigue prófugo de la justicia. La
derecha venezolana triunfó con Macri por sus proyectos contrarrevolucionarios.
Aún más cuando la mayoría de diputados a la Asamblea Nacional derrotó al
chavismo en casi todo el país en 2016.
3. Además, en 2016 Pablo Kuczynski ganó en Perú la presidencia y
apenas dos meses después se registró la tramposa destitución de Dilma Rousseff
en Brasil, instalando al usurpador Michel Temer en la Presidencia. Estos
cambios abrían la posibilidad para la derecha venezolana de instalar centros de
conspiración en cualquiera de estos países amigos del gobierno de los EEUU,
además de su cuartel general instalado en Miami. Para las clases empresariales
y dominantes venezolanas, Macri y sus “Chicago boys” son, sin lugar a dudas,
sus preferidos.
4. ¿Puede olvidarse acaso que desde su primer discurso el
presidente argentino Macri, al asumir el gobierno, se pronunció contra la
Venezuela bolivariana instalada por Hugo Chávez en 1999? En aquel discurso
antichavista y antivenezolano, siguió al pie de la letra lo dictado por el
Pentágono y se posicionó como uno de los presidentes más serviles a los designios
imperialistas, compitiendo así con Peña Nieto, Temer, Kuczynski y Santos. La
oposición venezolana, se dio cuenta que con Argentina y Brasil pro
imperialistas, ya se podía destruir el gobierno de Nicolás Maduro.
5. El golpe a Venezuela y a los gobiernos progresistas fue
terrible. Por lo menos de 2005 a 2012, a pesar de que no eran gobiernos
socialistas o marxistas, Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador,
Nicaragua, Uruguay, Cuba y quienes lo seguían (estuvo en un momento Paraguay y
Honduras), jugaban un rol antiyanqui muy importante; sin embargo por una u otra
causa se vino abajo esta fuerza y los países arrastrados a EEUU (México,
Colombia, Perú, Chile,) brincan ahora de alegría frotándose las manos por los
negocios cercanos a operar con los EEUU.
6. Ahora, en la práctica, sólo están Venezuela y Bolivia en pie
de lucha. El nuevo gobierno de Ecuador aún no alcanza el nivel combativo de
Correa; los gobiernos de Brasil y Argentina se transformaron en totalmente
derechistas y proyanquis; los gobiernos que integran la Alianza del Pacífico
(México, Colombia, Perú y Chile) están al servicio del imperio; los gobiernos
de Paraguay y Honduras fueron derrocados con el apoyo yanqui; los gobiernos de
Cuba y Nicaragua tienen ahora una menor participación por estar entretenidos en
asuntos muy de carácter local.
7. El gobierno de Maduro debe prepararse muy bien para resistir
cualquier invasión yanqui organizada y preparada por la llamada “oposición”
dispuesta a entregar Venezuela a un nuevo dominio de los EEUU. Han
intensificado la propaganda contra la “brutal dictadura de Maduro” como se
urdieron –con un montón de calumnias- los golpes de Estado en medio oriente.
Defender Venezuela -que puede ser el reinicio de la total dominación yanqui en
la zona- es una tarea esencial de los pueblos de América Latina. (11/VIII/17)
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