TEXTO IRREVERENTE
Por Andrés Timoteo
CUARTETO MACABRO
Es
un trio que siempre ha estado ligado, no solo en México sino a nivel mundial.
El futbol y la farándula –actores, músicos, conductores de espectáculos- son
una parcela apetitosa para el crimen organizado. Los tres se atraen como
imanes, aunque como dijera un analista de la misma farándula: el narco para los
famosos del espectáculo y del deporte es como el vampiro pues no entra a tu
casa si tú no lo dejas entrar, si no le extiendes la invitación o no aceptas la
sugerencia para visitarte.
Desde
el miércoles estalló el escándalo cuando el Departamento del Tesoro de los
Estados Unidos señaló al cantante Julión Álvarez y al futbolista, Rafael
Márquez de ‘lavar’ dinero en para los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva
Generación (CJNG. Así, de nueva cuenta personalidades del espectáculo y
el deporte están en el candelero mediático para mal, aun cuando no es el primer
escándalo de este tipo ni tampoco será el último.
Es,
eso sí, el ejemplo más reciente de ese trío macabro -futbol, música y narco-
que, por lo regular, en México se convierte en cuarteto porque se le une
otro actor: el poder político. Ambos, Rafael Márquez y Julión Álvarez también
están ligados a políticos encumbrados del PRI y del PAN. El futbolista
Márquez es un promotor de Margarita Zavala en su precampaña por la candidatura
presidencial, se ha alquilado como ‘matraquero’ de la esposa del exmandatario
panista Felipe Calderón, el genocida.
Además,
la madre del jugador, Rosa Alicia Álvarez Quiñonez es diputada federal por el
PVEM. Es decir, los Márquez Álvarez navegan entre azules rojos y verdes, le
sacan jugo al altruismo alimentado con el erario público y de paso ‘blanquean’
dinero de los criminales. ¡Qué bonita familia! Por su lado, el cantante
Julión Álvarez ha sido adulado públicamente por el presidente Peña Nieto, quien
lo ha puesto como “un ejemplo para la juventud mexicana” –y si lo es, pero para
lo malo- y en días pasados hasta difundió una foto con él a bordo de una lancha
en el Cañón del Sumidero, Chiapas, misma que tuvo que borrar, a las prisas, de
su cuenta de Twitter.
Vaya,
a Peña Nieto no le cuaja ni la gelatina. Todos a los que ha procurado,
piropeado y mostrado como ejemplos de algo bueno –entre ellos los
exgobernadores Javier Duarte y Roberto Borge, a quienes llamaban las nuevas
generaciones de priístas modernos, democráticos y decentes- han resultado
sendos pillos. El mexiquense tiene la peor popularidad en la historia de los
presidentes mexicanos y con estos escándalos su imagen ya rebasó el sótano,
está en el inframundo.
Queda
confirmado que en México la política y el crimen organizado van engarzados, uno
influye al otro –con agregados de la farándula y el deporte-, y que Peña Nieto
es un torpe al escoger a sus héroes y amigos a presumir. Todos le salen
pestilentes y lo desacreditan.
NO COMIERON LUMBRE
Quedó
comprobado, la democracia es veneno para los priístas. En las mesas
temáticas que se realizaron el día miércoles y ayer jueves para preparar
los cambios estatutarios y de rumbo que se aprobarán - a mano alzada, la
vieja ortodoxia de lo impuesto- en la 22 Asamblea Nacional que el PRI
realizará el sábado, no hubo ni debate ni jaloneos ni rupturas, vaya ni
siquiera un sombrerazo que mostrara que es un partido de ‘fuerzas vivas’.
Se
aprobó lo que fue enviado por las cúpulas, sobre todo en la mesa de
“Estatutos” cuya sede fue Campeche. Allí hubo tres propuestas principales: dos
fueron avaladas, una es la modificación al artículo 166 de los estatutos
internos para permitir que un personaje no militante pueda ser postulado a la
Presidencia. Fue el tema que más expectativa causaba aunque tampoco es
algo que hubiera tenido mucho impacto de no haberse tocado.
La
treta para evadir el candado de diez años de militancia son las alianzas, un
abanderado que es propuesto por un partido coaligado no necesita observar los
reglamentos priístas.
El
segundo aval, más destacable, fue la modificación del artículo 194 para
impedir la reelección consecutiva de parlamentarios plurinominales. Es
decir, el senador o diputado que sea plurinominal –no electo en las urnas- no
podrá saltar de una curul a otro, del Senado a San Lázaro o viceversa, como ha
sucedido en las últimas décadas con tanto parasito brincador. Por eso le
llama “ley anti-chapulines”.
Y
el tercer tema, que era el más importante, fue rechazado de forma unánime: la
propuesta para que sea la base militante la que elija al candidato presidencial
por medio de voto universal y directo. Para nada, el PRI no le iba a ceder ese
privilegio a sus bases que siempre ha estado reservado a las élites, en
este caso al presidente en turno. De ahí que se corroboró que no hay democracia
interna en el tricolor. No está en su naturaleza permitir un acto democrático
en su interior, hacerlo sería como ingerir veneno.
Por
cierto, un veracruzano, el senador José Yunes Zorrilla presidió una de las
mesas temáticas, que fue la de “Programa de Acción” que se realizó en Toluca,
Estado de México. Nada interesante ni nada serio se trató en esa encerrona
insulsa y de mera decoración. Es más, las dos únicas propuestas de valía
que se presentaron, fueron rechazadas: la eliminación del fuero para
gobernadores, el presidente de la República, alcaldes y legisladores, y la
revocación del mandato para deshacerse de malos gobernantes.
¿Cómo
iban a aprobar eso si arriesgaban a quedarse sin representantes populares o
peor aún, a que todos fueran a parar a la cárcel? Si bien los priístas
promocionaron que en esas mesas temáticas iban a enderezar las cosas en el
partido para recuperar la confianza ciudadana, tampoco son suicidas. Bien dicen
que no hay borracho que coma lumbre y los priístas no dieron bocados de fuego
en sus promocionadas mesas temáticas. Peor aún si el moderador fue uno
que “los tiene tibios”, como asegura la exdiputada local, Octavia Ortega.
Envoyé
depuis Paris, France.
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