En menos de una semana fueron detenidos dos de los
exgobernadores priistas prófugos de la justicia, provenientes de estados
vecinos que han visto caer dramáticamente su nivel de vida en la época reciente.
Tomás
Yarrington FOTO: primeraplananoticias.mx Javier Duarte FOTO:
noticieros.televisa.com
En la antigüedad, el estar dentro del
servicio público era interpretado como un privilegio y un gran honor el poder
ser elegido para llevar a cabo una función pública; ahora se han perdido estos
valores, por lo menos eso nos han demostrado los priístas en gobiernos locales
y a nivel federal. Lamentablemente esto se ha deformado por los políticos
oportunistas, sin valores ni conciencia social, que se aprovechan de la
posición que el pueblo de México les ha
otorgado, optando por saquear las arcas del erario ya sea dejando a la gente
sin tratamientos contra el cáncer como lo hizo Duarte, al
dar agua destilada en vez de medicina, o peor aún, como es el caso de Yarrington simulando cuidar a la población, dando
luz verde a asesinatos, secuestros y narcotráfico.
El primero en caer fue Tomás Yarrington, a quien básicamente se le acusa de
delitos contra la salud por haber sido uno de los primeros narcopolíticos que ascendieron al poder ejecutivo.
Fue diputado federal, presidente municipal y posteriormente gobernador donde no
solo permitió, sino incentivó la proliferación del crimen organizado en su
estado.
El más
reciente y mediático fue Javier Duarte alias “Alex
Huerta”, quien fuera hasta hace unos cuantos meses el gobernador
de Veracruz y fue detenido en días recientes por la Interpol en
el departamento de Sololá en Guatemala,
por la comisión de delitos contra la salud y operaciones con recursos de
procedencia ilícita. Por lo pronto, queda
pendiente la detención del otro Duarte, el de Chihuahua, quien
está acusado del delito de peculado y también es perseguido por la justicia
nacional e internacional.
Mucho se ha especulado sobre la
detención del Duarte de Veracruz,
sobre si ésta tuvo fines electorales o no, sobre si la Procuraduría
General de la República se
apresuró a asestar este golpe para repuntar en las elecciones del Estado de
México o las locales de Veracruz, difícil de adivinar.
Lo que si resulta evidente es
el apuro del gobierno federal en descalificar las declaraciones del gobernador
jarocho sobre el éxito obtenido en su detención, cuando el motivo de búsqueda
fueron justamente las denuncias del mandatario estatal junto con las
interpuestas en su momento por la Auditoría Superior de la
Federación.
Cabe destacar que la detención
de estos personajes, es producto del trabajo conjunto de los gobiernos
estatales actuales, la Auditoría Superior de la
Federación, la Procuraduría General de la
República y la Interpol;
ahora que ya están fuera de circulación, lo que corresponde es formular las
solicitudes de extradición tanto a Guatemala como
a Italia para
que estos delincuentes sean entregados a nuestro país y que la PGR integre
de manera correcta las carpetas de investigación para que se sancione a los
exfuncionarios sobre el cúmulo de delitos cometidos durante sus respectivas
administraciones. En suma, ambos exgobernadores
son rateros y asesinos, eso no es lo que merece México.
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