22 de agosto de 2017

EL GOBIERNO MEXICANO EXPRESA CON TOTAL NITIDEZ SU PAPEL SERVIL Y FUNCIONAL AL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO

El ambiente internacional se encuentra en un estado de incertidumbre y a la expectativa ante las recientes declaraciones del actual presidente de los Estados Unidos, sin embargo, es preciso destacar las explicaciones que de manera particular emiten periodistas, analistas e intelectuales para brindar un cuadro de la realidad imperante en el mundo. La principal tesis que se formula es explicar el fenómeno a partir de la actitud petulante y xenófoba de Donald Trump, no obstante, esta forma de entender las cosas dista mucho de ser objetiva.
La actitud del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica respecto a los países de Venezuela y Corea del Norte, en particular, se debe expresar desde la perspectiva de clase, desde la posición que ocupa su país en relación a los demás países que se mueven al margen del imperialismo, de los intereses económicos a los que obedece y no desde los rasgos de su personalidad.
La política injerencista e intervencionista del imperialismo yanqui con respecto a estos países debe ser colocada en su justa dimensión, representa una agresión imperialista que amenaza con escalar decibeles cuyo letal desenlace puede ser la detonación de una confrontación a nivel internacional.
En las declaraciones del presidente estadounidense se observa una defensa a ultranza de los intereses de las empresas trasnacionales, sobre todo de aquellas cuyo capital se encuentra invertido en la industria armamentista; éstas espolean una salida fascista a la crisis económica, para incrementar sus tasas de ganancia a través de la guerra.
La política militarista del actual mandatario yanqui es con el objetivo de favorecer a las empresas bélicas, son ellas las que fustigan una confrontación belicista para ampliar su poder económico por medio de la guerra que se realiza contra los pueblos; es la expresión inhumana de imperialismo norteamericano, la barbarie que no tiene escrúpulos que pretende aniquilar a millones de seres humanos para satisfacer sus cuotas de plusvalía.
Una confrontación militar a escala ecuménica no da visos de garantías para nadie, dado el arsenal que cada una de las potencias imperialistas tiene en su poder y la que otros países generaron para hacer frente a un escenario como el que se avecina, por lo que resulta paradójico que un enfrentamiento en estos términos pondría a la humanidad en el umbral del exterminio, esta es la naturaleza del imperialismo.
Queda expresado con mucha mayor claridad que el imperialismo es el enemigo número uno de la humanidad, por lo que el abanico de la lucha popular se amplía para formar la conciencia antiimperialista que abone a luchar en todas sus manifestaciones que éste se presente. No se trata de endilgar sobre la personalidad de cualquier mandatario, eso constituye una verdadera irresponsabilidad porque aleja al pueblo trabajador de sus objetivos históricos.
En imperialismo condena a la humanidad a la animalización, en sus guerras y en la explotación voraz lo que más se consume son vidas humanas, las masas trabajadoras son cercenadas de su capacidad creadora, condenados a realizar eternamente el mismo movimiento, se les despoja a pedazos no sólo el producto de su trabajo, sino la vida misma. Esta es la esencia del capitalismo en su fase actual, es la ruta por donde nos quieren conducir los representantes del imperialismo.
Los objetivos de esta política intervencionista están suficientemente claros, hoy se fijan en aquellos gobiernos legítimamente elegidos por sus pueblos, en los hechos constituye una venganza política por tomar la determinación de conducirse de manera independiente de la lógica imperialista, por lo que están en su legítimo derecho de defender su autodeterminación como pueblos.
El gobierno mexicano se devela como un alfil en este tablero internacional, expresa con total nitidez su papel servil y funcional al imperialismo norteamericano, porque en él se condensa el ariete ofensivo de esta política del gobierno estadounidense; lo anterior queda de manifiesto con singular elocuencia en las declaraciones en boca del presidente de la República Enrique Peña Nieto y en varios representantes de la política gubernamental, de manera puntual, los dichos de Luis Videgaray, quien en su persona se puede ver con toda nitidez la actitud servil a las exigencias del imperialismo.
Tales funcionarios señalan con el dedo inquisidor las “violaciones” a los derechos humanos por el gobierno de Maduro, sin embargo, de lo que acontece en nuestro país no se emite juicio alguno de condena por los cientos de miles de crímenes de lesa humanidad, por el contrario, se desgarran las vestiduras para colocar los “logros” considerables del actual gobierno; el ladrón grita agarren al ladrón, diría la sabiduría popular.
Para los pueblos del mundo que nos identifica la pobreza y la miseria, el padecer en carne propia los flagelos represivos que se desprenden de la política imperialista, nos debe quedar claro que pertenecemos a una misma clase social, somos los proletarios sobre quienes se descarga todo el odio de clase que destila la oligarquía internacional, por lo tanto, son los lazos de solidaridad que se deben tender en estos momentos.
La solidaridad entre hermanos de clase debe alcanzar al pueblo de Venezuela y de Corea del Norte, por ser a ellos sobre quienes el imperialismo se pretende cebar; solidaridad que también debe cobijar al pueblo cubano y hacia todos los pueblos explotados del mundo. Particularmente contra Cuba, el actual mandatario de la Casa Blanca manifiesta su intención de echar atrás los logros obtenidos con el anterior gobierno.
De todo este escenario internacional, nuestro país no está exento y es aquí donde se manifiesta la actitud pelele de los representantes del gobierno mexicano, porque ante la renegociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), un acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México que a todas luces se expresa su rasgo expoliador, distintos representantes de la política interna se muestran complacidos por los importantes logros de este acuerdo en la economía mexicana.
Para una economía funcional y dependiente al imperialismo este tipo de tratados no significan nada alentador, en los hechos son el mecanismo por medio del cual se despoja de manera irracional la riqueza nacional; la supuesta apertura del mercado constituye en una medida neoliberal para favorecer la acumulación y centralización de capital, porque en los hechos asegura materia prima para los capitales de Estados Unidos y Canadá, a la vez que se súper explota la fuerza de trabajo mexicana.
¿A qué se debe el argumento de que este tratado sólo dejó beneficios para México? ¿Por qué el empecinamiento en insistir que acuerdos no representan saldos favorables para el capital monopolista trasnacional? La explicación está en que mediante este acuerdo despojaron a diestra y siniestra los recursos de nuestro país que les dejó súper beneficios, pero sumidos en la actual crisis no les es suficiente, por lo que ahora requieren agrandar aún más sus tasas de ganancias.
Nada bueno nos depara a las masas trabajadoras, ninguno de nosotros debe sentirse representado en cualquiera de los negociantes, mucho menos en los representantes de las cámaras empresariales, desde aquí queda expresado los verdaderos intereses que se defienden, por lo que la brecha de la explotación y opresión amenaza con hacerse más grande.
Son momentos convulsos, de constantes vaivenes en la coyuntura y la correlación de fuerzas, por lo que entre el pueblo trabajador debe hacerse de las herramientas teóricas y metodológicas para enfrentar un proceso de agudización de la lucha de clases, para desplegar en todo el esplendor las banderas de la lucha independiente y hacer florecer la creatividad e iniciativa que descuelle en combatividad en las acciones políticas de masas.
Porque enemigo es el poder que explota y oprime, porque es contrario aquel que condena a las masas a la bestialidad, unámonos contra ese enemigo que es común a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario