FERNANDO INÉS CARMONA
Zongolica, Ver.-La discriminación y vulnerabilidad de los derechos humanos de las mujeres indígenas reclusas en los penales del estado se incrementó de manera notable. Las estadísticas revelan que aquellas que sufren alguna discapacidad y están presas son más relegadas por la autoridad.
De acuerdo con los datos del Instituto Veracruzano de las Mujeres, que dirige Edda Arrez Rebolledo, se reconoce que “las mujeres que están recluidas en los centros penitenciarios de la entidad sufren de mayor discriminación y vulnerabilidad en sus derechos humanos. Ellas son las que sufren y viven en carne propia una situación de vulnerabilidad.
Lo peor de este caso es que no sólo las mujeres que tienen alguna discapacidad “sufren de discriminación y marginación, también la población femenina que está recluida en los centros de readaptación social.
Otro de los actos discriminatorios que sufren las mujeres en los penales de las zonas serranas, dijo, es el hecho que sus familiares las abandonan a su suerte, las dejan de ir a visitar y ello también es un acto discriminatorio.
“La población de mujeres recluidas en diversos penales del estado no es tan alarmante como la de los hombres, pero ellas sufren del abandono de sus familiares, las dejan de visitar y son alejadas del entorno familiar”.
Los indicadores señalan que muchas de las mujeres que están recluidas en los penales del estado “incurren en delitos del amor en la que muchas de ellas, para mantener la relación con su pareja, trasladan droga o bien se echan la culpa de delitos que cometen sus hijos”.
Ante esto, el gobierno del estado busca propuestas que les permita a las mujeres, en condiciones de vulnerabilidad, “mejorar su calidad de vida. Existen propuestas en materia de política pública que han hecho suyas las dependencias correspondientes”, señala.
Uno de los proyectos que se tiene para el mejoramiento de la calidad de vida entre las mujeres presas, “es la reeducación de los agresores que están procesados y sentenciados para que se les enseñe a respetar los derechos de sus parejas y con ello adopten nuevos estilos de vida con los que puedan incorporarse a la sociedad sin que sea un factor de violencia”, apunta.
En los penales del estado, especialmente los de las zonas serranas, “se inicia una campaña informativa con los familiares de los reclusos para que conozcan cuáles son sus derechos y eviten introducir alimentos y cosas prohibidas al interior de esos centros penitenciarios”.
Los principales casos de agresión a los derechos de las mujeres se registran en los penales de las zonas indígenas, según los mismos cálculos.
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