LA VIOLENCIA NO ES UN TEMA DE POBREZA SINO DE DESIGUALDAD Y DE DESTRUCCIÓN SISTEMÁTICA DEL TEJIDO SOCIAL, AFIRMA LA PRESIDENTA FUNDADORA DE INICIATIVA CIUDADANA Y DESARROLLO SOCIAL ¦ FOTO ARCHIVO
NORMA TRUJILLO BÁEZ - LUNES, MARZO 19, 2012
La proliferación de la delincuencia organizada y la delincuencia común en nuestro país no es problema de pobreza sino de desigualdad concentrada en las ciudades y medios de comunicación que nos presentan artistas, deportistas y narcos como héroes, diagnosticó Clara Jusidman Rapoport, y argumentó: “actualmente ocho de cada 10 mexicanos vivimos en las urbes y, entonces, la gente rica y la gente pobre se encuentra en un mismo espacio por lo que el resentimiento por las desigualdades se acrecienta”, y sobre todo en las unidades habitacionales que se convierten en un “caldo de cultivo para la delincuencia”.
En entrevista, la presidenta fundadora de Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social (Incide Social AC) sostuvo que el crecimiento de las ciudades en nuestro país ha sido espectacular y desordenado, las poblaciones pobres son tiradas a las orillas, a los espacios más inhóspitos y los sectores medios y altos están protegidos en colonias amuralladas, entonces, “en lugar de construir comunidad, la ciudad se convierte en un espacio de violencia, el 90 por ciento de los delitos se cometen en las ciudades y entonces el problema es cómo construimos la comunidad en las ciudades”.
La economista por la UNAM dijo: “segregamos, los pobres por un lado, los ricos por otro, la clase media por otro, al igual las oficinas por otro. Las ciudades se han convertido en un caldo de cultivo de la violencia y dentro de ello, las unidades habitacionales que son el futuro claro de la violencia, ¿por qué? Porque hacen casas muy pequeñitas, las calles son muy angostas, no hay espacios públicos para que la gente se conozca y construya confianza, porque llega gente de diversos lugares a ocupar estas unidades inmobiliarias, en donde se concentra a muchas personas en espacios tan limitados para la intimidad y para la construcción de los vínculos de comunidad e identidad, lo que llamamos que el tejido social está destruido”.
En entrevista, Jusidman Rapoport, quien trabajó por 20 años en el gobierno federal como directora general del Empleo, del Instituto Nacional del Consumidor, del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Rural Integral y concluyó como Subsecretaría de Planeación y Desarrollo Pesquero, respondió preguntas en el marco del Foro por la Seguridad Ciudadana en Veracruz, que fue organizado por el Movimiento Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad, el Colectivo por la Paz constituido en septiembre de 2011 por diversas organizaciones civiles, por familiares de víctimas de la violencia, ciudadanas y ciudadanos, junto con el Centro de Servicios Municipales Heriberto Jara AC (Cesem) y Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ).
–¿La inseguridad tiene que ver con la pérdida de valores? –se le planteó.
–Tiene que ver con la pérdida de reconocimiento del otro y del derecho del otro, no hay empatía, no hay solidaridad, es pensar “a ver cómo me las arreglo yo y mi familia y no importa que de la unidad habitacional delimite un espacio que es público y ahí ponga mi auto, me importa muy poco”. Al no haber comunidad no hay sistemas naturales de contención social. Hemos perdido la capacidad de comunidad, la gente vive en constante violencia y conflicto.
–En esta pérdida de la comunidad, ¿cuál es el sector más vulnerable, los niños o los jóvenes?
–Los niños, los jóvenes y las mujeres, hay poblaciones que llamamos en riesgo que son los adolescentes que buscan cómo construir su identidad, es una etapa de la vida en donde tienen una gran cantidad de hormonas y donde tienen una gran necesidad de referentes para construirse como seres humanos con una identidad y lo que tenemos son los medios de comunicación que les colocan a los artistas, a los deportistas y a los narcos como los grandes héroes y, entonces, ¿cómo a través de identificarse con ese tipo de figuras van a triunfar y van a ser alguien reconocido en la comunidad? El papel de los medios de comunicación es lamentable, es terrorífico el daño cultural que hacen los medios y no lo hemos medido: un adolescente puede decir 'yo quiero ser como ese narco que acaban de atrapar y pasó en la televisión'. Ya no son los ejemplos del estudio, el trabajo, el esfuerzo como voy a poder reconocido, sino que tengo que ir con una trayectoria de violencia para serlo. Por eso, la violencia no es un tema de pobreza sino de desigualdad y de destrucción sistemática del tejido social, de desvalorización del papel que las familias jugamos en la construcción de seres humanos, toda esta parte de la economía del cuidado que significa una inversión en seres humanos que tiene que hacer el gobierno, los padres y las madres, no valorizamos el aporte de la economía del cuidado y de la construcción de los seres humanos.
–En Xalapa, como en varias ciudades del estado hay desapariciones de adolescentes desaparecidos, ¿éste es el foco rojo del país?
–Creo que es la población de más alto riesgo del país, a muchos de ellos se los llevan a campos de entrenamiento para volverlos sicarios, porque es una etapa que ellos están construyéndose como seres humanos, entonces “les cambian el chip” y los hacen valorar cosas que son terribles porque es una fase de la construcción del ser humano muy importante. Entonces yo ahí digo, las escuelas, las iglesias, los maestros que además de la familia son los que socializan con los jóvenes, abandonan su rol, los maestros aterrados no se meten en apoyo al niño que trae problemas de su casa. Los maestros abandonan su función de apoyo psicoemocional de los chicos y sobre todo en las secundarias. Hay que hacer una revisión de los patrones de sociabilización y crecimiento de los niños y los jóvenes, quitarles los riesgos de la droga y el alcohol, es la edad en donde empiezan a probar pero llevarlos a decir no es por ahí.
–Y para atender esta situación, ¿existen políticas públicas que permitan frenar esta descomposición?
–Lamentablemente no, son políticas muy fragmentadas, están estos programas de los promotores en materia de prevención de adicciones, pero hay que hacer modelos integrados a los jóvenes en riesgo, en donde haya opciones de construcción de ciudadanía a través del deporte, de la cultura, de la recreación, espacios en donde se encuentren y hagan proyectos colectivos, pero no para entretenerlos sino para que se valoren como seres humanos. En los espacios públicos usan el tiempo pero no construyen ciudadanía, hay que darle estrategia de solución pacífica de conflictos, de cómo dirimir los líos y golpes, de cómo hablando y dialogando, ese es el tipo de cosas que deberían trabajar.
–Desde su óptica, ¿cuál tendría que ser la respuesta de los gobiernos a la solución de los problemas de inseguridad?
–Yo creo en los ciudadanos, yo no creo en los gobiernos de ningún partido, están más enfrascados en llegar al poder y a los recursos que hay detrás del poder. La corrupción y la impunidad es lo que está en paraguas de lo que vivimos, no hay autoridades a quién acudir; hay desapariciones, hay secuestros y la gente anda desesperada para ver quién les hace caso y cómo se hace la investigación porque a veces ni siquiera se registra la investigación. Tejer los barrios en donde hay convivencia, desarrollar, construir comunidad, ciudadanía, porque así vamos a poder exigir a los gobiernos y seleccionar realmente a gobiernos que nos representen y no esta gente que gobierna a los partidos políticos en bolsa de trabajo para desempleados.
–Precisamente estamos en elecciones, ¿qué es lo que deberíamos exigir como sociedad?
–Empezaría por la transparencia de todos los partidos políticos, en qué demonios usan el dinero que les damos, o sea todo el recurso que tienen los partidos políticos en qué los usan, para hacer qué, quiénes son sus candidatos, por qué los eligieron, pero los partidos se niegan a hacerlo.
–¿De ahí que, si no transparentan, se estaría entonces en riesgo que los partidos políticos se acerquen recursos del crimen organizado?
–Claro, en la ciudad de México los líderes narcomenudistas exigen que ellos quieren hacerse cargo de tres delegaciones, pero el tema es que los partidos políticos tienen que hacerse responsables, tienen que exigirles cuentas a quienes ponen en el poder, o sea, lo que pasa con este abuso de las deudas de los estados es porque esos señores no pertenecen a un partido político que tiene principios valores, una plataforma, entonces los partidos políticos deberían exigir cuentas y de sancionar a aquellos de sus miembros que llegaron al poder y abusaron del poder, no cumplen su función.
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