Érika Paz / @Paz3_0
(15 de febrero, 2014).- En 2008, durante el sexenio de Felipe Calderón, se presentó una reforma energética en la cual se realizaron una serie de promesas, las cuales, finalmente, no fructiferaron como se esperaba. Roberto Gutiérrez Rodríguez, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), recordó ese hecho para advertir que podría pasar lo mismo con la reciente reforma energética aprobada en 2013.
Por lo mismo, el también Doctor en Economía, hace un llamado a no perder la memoria histórica, al tiempo que reflexiona sobre lo semejantes que han sido las promesas de los supuestos beneficios en ambos casos. En el caso de la reforma de 2008, “se prometió que se incorporarían reservas del mar profundo del Golfo de México, se mantendría el índice de reposición de reservas arriba de una unidad, convertiríamos a ATG (Aceite Terciario del Golfo) en un emporio petrolero, construiríamos tres refinerías en ese momento y por lo pronto la refinería Bicentenario se iba a iniciar, financiaríamos una parte considerable de la deuda de PEMEX como ciudadanos”, sin embargo nada de eso ocurrió.
Otros anuncios que nunca se cristalizaron en hechos tienen que ver con el virtual reforzamiento en “la investigación científica y tecnológica de la industria y la promoción de la sustitución energética”. Desde el punto de vista del académico, “bien entendida esta reforma y bien aplicada pudo haber dado esos resultados”, sin embargo los reglamentos no fueron respetados y “se sacaron las inversiones de PEMEX del presupuesto y esto genero un déficit de finanzas públicas”.
Expuso que entre 2005 y 2008, el déficit fiscal era de cero, pero “después de sacar la inversión de PEMEX de las finanzas públicas, vimos que el déficit aumentó a 2.3 % en 2009. Hubo una serie de costos impresionantes en materia de creación de nuevas instituciones, un fenómeno que se está repitiendo ahora”, en 2014.
Expuso que entre 2005 y 2008, el déficit fiscal era de cero, pero “después de sacar la inversión de PEMEX de las finanzas públicas, vimos que el déficit aumentó a 2.3 % en 2009. Hubo una serie de costos impresionantes en materia de creación de nuevas instituciones, un fenómeno que se está repitiendo ahora”, en 2014.
De manera paralela a lo prometido en 2008, los defensores de la actual reforma, aseguran que ésta traerá una serie de beneficios para la nación, entre ellos el crecimiento del PIB entre 1 y 1.5 por ciento o la generación de 500 mil empleos entre 2014 y 2018, lo cual equivale a 100 mil empleos más por año, así como la reducción de los “costos de gas, electricidad y otros energéticos”, expuso Roberto Gutierrez.
“La reforma de 2013, con la experiencia de 2008, se presenta generando enormes expectativas y, si México no tiene suficiente memoria histórica, esto puede ser letal desde el punto de vista macroeconómico y sectorial”, enfatizó. Por ejemplo, “se llegó a decir que la inversión extranjera en hidrocarburos tenía 50 mil millones de dólares, ahora ya le bajaron a 10 mil millones de dólares”, también se afirmó que “la recaudación de la que serían objeto las empresas petroleras internacionales sería suficiente para que mejorara el saldo de las finanzas públicas”.
Los defensores de la reforma han asegurado que la entrada de empresas privadas extranjeras no es arriesgada porque la política energética y macroeconómica la aplicará el Estado mediante una regulación muy estricta, “pero todos sabemos la historia de la minería”, por lo que difícilmente, en opinión de Roberto Gutiérrez, esto ocurrirá.
La experiencia que se ha tenido en otras regiones de América Latina, permite ver que los resultados de la participación de la inversión privada en la exploración y explotación de uno de los principales recursos naturales, no son tan prometedores como se presentan.
El académico se refirió en concreto a Argentina y las petroleras Shell y Repsol. La última acusación que realizó el gobierno argentino es que Repsol estaba sacando dólares del país, lo cual explicaría el sorpresivo aumento inflacionario de esa nación. En el periodo del presidente Néstor Kirchner ocurrió algo semejante pues las empresas petroleras privadas se negaron a invertir en yacimientos de gran importancia, como en la región Vaca Muerta, de la cuenca Neuquina al sudoeste de este país.
Por otro lado, el conflicto entre Ecuador y la mega petrolera Chevron-Texaco, por el desastre ecológico originado a partir de la explotación desregulada de petróleo, resulta bastante ilustrativa respecto a la difícil tarea de obligar a estas empresas a ajustarse al marco legal . “En el caso de Venezuela con PEDEVSA (Petróleos de Venezuela S. A.), cuando entraron las empresas transnacionales con el gobierno de Caldera, los gravámenes que imponía el Estado bajaron de 70 a 40 %”.
Por último, el caso de Brasil es también sintomático, “el interés de las empresas transnacionales obligó a Petrobras a asumir proyectos que no estaban contemplados, por lo tanto no es posible aseverar que con el cambio de las legislaciones, se va a asegurar que las empresas sean más productivas porque no lo han hecho”, reiteró Roberto Gutiérrez.
A las falsas promesas sobre los beneficios de las reformas constitucionales que permiten la inversión extranjera en la extracción, explotación y exploración de los recursos naturales, deben sumarse los posibles daños al medio ambiente que traen consigo. “Basta observar lo que está sucediendo en Oklahoma, la exploración para obtener gas de lutitas incide en los movimientos telúricos, además de que requiere manda una gran cantidad de agua, ¿de dónde la vamos a sacar, del noroeste del país, si lo que hace falta es agua?”, declaró el docente de la UAM.
No hay comentarios:
Publicar un comentario