19 de abril de 2014

LA DICTADURA PERFECTA… ¿EXISTE O NO EXISTE?...

Por Andrés Gómez Ojeda
En paráfrasis de la consigna callejera: no se ve, no se siente, pero es un hecho; está presente. Y en todas partes y a toda hora; en el poder, en los grupos sociales, en la vida cotidiana. Su virtud el camuflaje. Sus modos: el corporativismo, la cooptación, el clientelismo, del activismo coyuntural.  Sus instrumentos: el gobierno, el PRI y la televisión. Su nombre varía según quien la padezca o beneficie de él: “sistema”, “aparato”, “maquinaria” o “las instituciones”.
"México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México", dijo un Mario Vargas Llosa, el escritor de nacionalidad Peruana, un 30 de agosto del año de 1990, la llamo: “la dictadura perfecta”, aunque ahora diga que se equivoco y que no existe. Hoy es­tá fe­liz por equi­vo­car­se ha­ce 23 años al de­fi­nir a Mé­xi­co de esa ma­ne­ra, y fue más allá al se­ña­lar que la de­mo­cra­cia es­tá "echan­do raí­ces".
Sin embargo con el triunfo obtenido con Enrique Peña Nieto se vio y se atino a lo dicho por esta personalidad, la dictadura perfecta tiene descripción, es una estructura, una maquinaria que trabaja cuando debe hacerlo. Para nadie es extraño que mediante el corporativismo, el PRI sujeta, condiciona y dirige a las grandes centrales obreras y campesinas, a los conglomerados sociales- urbanos, populares, burócratas, profesionistas, boleros, voceadores y a los grupos empresariales de distinto poder económico. Todos estos “simpatizantes” forzosos colman las plazas públicas en actos priistas.
Cabe recordar que el gobierno priista de Carlos Salinas cooptó personalidades, también partidos políticos, entre ellos el Partido Socialista de los trabajadores (hoy desaparecido) y el partido del Trabajo (que en las últimos procesos electorales ha celebrado alianzas político electorales “coyunturales” en algunas entidades con el PRI). Esto es una constante en cada proceso electoral, al igual lo han hecho otros partidos políticos.
Al igual que los partidos políticos y las iglesias; también los programas sociales están convertidos en instrumentos de control y cooptación, llámese como se llame en las distintas administraciones federales, desde solidaridad, oportunidades o combate al hambre.
A pesar de que se desdice el escritor Mario Vargas Llosa de su dicho hace varios años; en México existe la dictadura perfecta, porque se vive y existe el “aparato”, “maquinaria” o “las instituciones”, todas estas para mantener una política económica llamada neoliberal, privatizadora, en beneficio de una clase social pudiente, que no le importa que gane un partido político u otro, porque sus intereses están asegurados con esta “dictadura perfecta”… Con Carlos Salinas De Gortari dio inicio el acondicionamiento a la estructura jurídica de tal manera que se modificaron varios artículos de la Constitución Federal de 1917, entre ellos el Articulo 82, de tal manera se le preparó el camino a Vicente Fox y al PAN, para que ganara la elección del año 2000. Es así como se le otorgaron 2 sexenios al Partido Acción Nacional (PAN) y llego el cambio a la Presidencia de la República, pero solo fue de membrete, cambios superficiales (incluyendo la mochada del símbolo patrio del águila), cambios que solo fueron para preparar el camino del regreso del PRI y de los Salinistas a los pinos…
La dictadura de la burguesía que apoya el neoliberalismo, encuentra asegurada sus intereses dentro de este régimen, gane quien gane, los cambios solo son superficiales. En esta dictadura perfecta, queda marcada que no hay una mejor distribución de la riqueza y abunda la injusticia social, ahondándose las diferencias sociales.
Esta dictadura perfecta tiene el poder judicial, el poder legislativo como son el Congreso Federal y los estatales, son fieles escuderos del sistema político. Un régimen que es tapadera de la injusticia social, que impone reglas en beneficio de los que detentan el poder político.
Mario Vargas Llosa tiene sus propios intereses y hoy abraza efusivamente a un Enrique Peña Nieto, para decirle: “me equivoque señor…” Se reafirma el papel servicial al sistema político de un escritor de la derecha...

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