Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).– Alfonso Cuarón, uno de los mexicanos más aplaudidos en el extranjero y ganador del Oscar, la máxima presea del cine que entrega la industria, cuestionó en una carta abierta al Presidente Enrique Peña Nieto por la Reforma Energética y le lanzó 10 planteamientos, casi todos como preguntas. Le preguntó, por ejemplo, qué garantiza que la Reforma Energética no será un desastre como la crisis de 1982 (provocada por otro Presidente del Partido Revolucionario Institucional) o como las de Carlos Salinas de Gortari. También le exige que diga cuándo empezarán a bajar los energéticos, como tanto se ha publicitado. De hecho, esa es su primera pregunta y la plantea así: “¿Cuándo bajarán los precios del gas, gasolina, combustóleo y energía eléctrica? ¿Qué otros beneficios tangibles se esperan de la Reforma? ¿Cuál es el cronograma de esos beneficios?”
El director de cine envió las 10 preguntas a Peña Nieto en respuesta a una declaración que hizo el titular del Ejecutivo federal sobre que el cineasta no estaba bien informado sobre el tema, Le pide, entonces, que el Presidente “nos informe sobre el ‘sentido y alcance de la reforma’”. A través de una inserción pagada a dos diarios nacionales, el director ganador del Oscar como mejor director por la película de Gravity indica que hasta el momento, “la Reforma Energética y petrolera es la más profunda y trascendente que México ha tenido en décadas”, por lo tanto envía 10 preguntas como un ciudadano preocupado por el destino en México. “Y lo hago desde la más absoluta independencia política”, explica. Cuarón retoma una entrevista con León Krauze el 26 de febrero, donde el Presidente dijo que “…en México no han faltado los grupos que en oposición a estas reformas han generado desinformación y de ahí que algunos lleguen a comprar [estos argumentos] o, con no suficiente información, simplemente no conozcan el alcance y el sentido de las reformas”.
Al respecto, el cineasta indica: “Mi falta de información no es atribuible a ‘grupos en oposición’ que han ‘generado desinformación’”. “La razón es más simple: el proceso legislativo y democrático de estas reformas fue pobre y careció de una discusión profunda, y la difusión de sus contenidos se dio en el contexto de una campaña propagandística que evadió el debate público”, denuncia.
El mexicano, en voz de muchos ciudadanos explica que si no está informado es “porque el gobierno que usted encabeza no ha compartido conmigo –con nosotros, los mexicanos– elementos indispensables para entender ‘el alcance y el sentido de las reformas’”. ¿Cuándo bajarán los precios del gas, gasolina, combustóleo y energía eléctrica? ¿Qué otros beneficios tangibles se esperan de la Reforma? ¿Cuál es el cronograma de esos beneficios? ¿Qué afectaciones específicas habrá al medio ambiente con prácticas de explotación masiva? ¿Qué medidas se tomarán para protegerlo y quién asumirá la responsabilidad en caso de derrames o desastres? Los hidrocarburos son recursos no renovables y su impacto en el medio ambiente es enorme. ¿Existen planes para desarrollar tecnologías e infraestructuras de energía alternativa en nuestro país?
De la reforma aprobada derivarán contratos multimillonarios. En un país con un estado de derecho tan endeble (y muchas veces inexistente) como el nuestro, ¿cómo podrán evitarse fenómenos de corrupción a gran escala? L
as trasnacionales petroleras en el mundo tienen tanto poder como muchos gobiernos. ¿Qué medidas se tomarán para evitar que el proceso democrático de nuestro país quede atrapado por financiamientos ilícitos y otras presiones de los grandes intereses?
¿Con qué herramientas regulatorias cuenta el gobierno mexicano para evitar que se impongan las prácticas de depredación que puedan cometer las empresas privadas que participarán en el sector? ¿Cómo asegurar que la reforma incremente la productividad de Pemex si no se enfrenta el problema de la corrupción dentro del sindicato? Si Pemex aportó durante 70 años más de la mitad del presupuesto federal (con el que se construyó la infraestructua nacional, se sostuvo la educación y los servicios de salud gratuitos), ahora que el aporte del petróleo no irá directamente de Pemex a las arcas,
¿cómo se cubrirá dicho presupuesto? ¿Cómo asegurar que las utilidades no se canalicen a la expansión de la burocracia sino que lleguen al propietario original de esos recursos, que es el pueblo mexicano?
Dos experiencias desastrosas permanecen en la memoria de los mexicanos: la quiebra de 1982 (luego del dispendio, la ineptitud y la corrupción que caracterizó el manejo de la riqueza petrolera de los años 70) y las reformas discrecionales y opacas de tiempos de Salinas de Gortari, buenas para las manos privadas pero dudosas para los consumidores. ¿Qué nos garantiza que esas experiencias, que han ahondado los abismos sociales, no se repitan? Usted y su partido cargan con la responsabilidad histórica de estas reformas. ¿Cree realmente que el Estado mexicano tiene los instrumentos para llevarlas a cabo con eficacia, sentido social y transparencia?
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