Ahora resulta que el lidercillo del Partido Cardenista Antonio Luna Andrade, carente de una personalidad propia, amaga con presentarse con miles de seguidores –presume que 4 mil– en la Plaza Lerdo para iniciar una huelga de hambre para exigir una diputación plurinominal.
Ahora resulta que el lidercillo del Partido Cardenista Antonio Luna Andrade, carente de una personalidad propia, amaga con presentarse con miles de seguidores –presume que 4 mil– en la Plaza Lerdo para iniciar una huelga de hambre para exigir una diputación plurinominal.
Apenas en las elecciones del pasado 7 de julio, Luna Andrade tomó la decisión de que el Partido Cardenista dejará de ser una apéndice del PRI y del gobierno en el poder veracruzano. Se la jugó por la libre y de acuerdo a los resultados, no alcanzó la plurinominal que como todos saben, la busca para su beneficio personal.
Ahora sí no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre. El tricolor lo hizo y el gobierno lo maiceó, hasta que se les salió del corral y montando en su macho cree merecer una curul, presionando por la única vía que lo sabe hacer, tomando calles y gritando consignas para que le den lo que pide, en este caso al Instituto Electoral Veracruzano.
A Toñito Luna no le asiste la razón jurídica, simple y sencillamente no alcanzó la votación que exige el librito electoral y así de plano no más no tiene derecho ni de asomarse por el Palacio Legislativo como aspirante a diputado.
Luna Andrade es uno de esos lidercillos que como persona y como representante de una organización que se dice de nueva izquierda, no aportan absolutamente nada a la vida democrática de su región, Córdoba y menos al progreso de un estado como Veracruz.
El Partido Cardenista y Antonio Luna han dejado de ser útiles al sistema. Eso lo detectó el propio líder cardenista y antes de que le dieran golpe de estado, se desligó del PRI en las pasadas elecciones locales, con los resultados en contra para alcanzar una plurinominal que ahora pelea a base de chantajes enviando al matadero a 4 mil inocentes y ciegos incondicionales que pretende poner en huelga de hambre enfrente de Palacio de Gobierno.
Aquí y en China, eso se llama chantaje político y lo que seguramente desea Toñito Luna es exigir un buen billete para dejar de dar lata. Falta que se lo den.
Lo cierto es que Antonio Luna Andrade, contador público de profesión huele a prisión, tomando en cuenta que por años ha vivido al amparo de sus seguidores a los que tiene hundidos en la pobreza, mientras él se da vida de sultán gastando el dinero en lujosas tiendas departamentales de los centros y plazas comerciales de la capital del país.
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