Un almirante comandó la columna del desfile; debutaron Barbosa y Aureoles
Jesús Aranda y Rosa Elvira Vargas
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de septiembre de 2014, p. 7
Miércoles 17 de septiembre de 2014, p. 7
El desfile conmemorativo del 204 aniversario del inicio de la gesta de
Independencia y por el centenario de la defensa histórica del puerto de
Veracruz fue histórico, inédito y quedó marcado por la caída de la bandera
monumental cuando era izada en la plancha del Zócalo ante el Presidente de la
República y los representantes de los tres poderes de la Unión, momentos antes
de empezar la parada militar.
Por primera vez en la historia, el
comandante de la columna del desfile fue un elemento de la Armada de México, el
almirante Joaquín Zetina Angulo; también por primera ocasión, dos integrantes
del Partido de la Revolución Democrática (PRD), los líderes de las cámaras de
Diputados y de Senadores, acompañaron a un presidente en el balcón central de
Palacio Nacional; asimismo, fue presentada al pueblo de México la recién creada
Gendarmería Nacional, cuyos elementos marcharon en el contingente de la Policía
Federal.
Segundos eternos
El incidente del lábaro patrio duró unos segundos que parecieron
eternos, ya que los asistentes seguían expectantes lo que ocurría en la plancha
del Zócalo capitalino. Los militares y marinos que interpretaban el Toque de
Bandera callaron al ver que algo ocurría; afortunadamente, tras momentos de
tensión, el lábaro patrio fue izado sin contratiempos y la música marcial
retomó sus acordes.
El presidente Enrique Peña Nieto rindió
honores a la bandera acompañado por los secretarios de Defensa y Marina,
general Salvador Cienfuegos Zepeda y almirante Vidal Francisco Soberón Sanz,
respectivamente; de los perredistas líderes del Senado y de la Cámara de
Diputados, Miguel Barbosa Huerta y Silvano Aureoles Conejo; del ministro
presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan N. Silva
Meza –quien acudió a su último desfile como titular del máximo tribunal–, y del
comisionado de Seguridad Pública, Monte Alejandro Rubido García.
Posteriormente, a bordo del vehículo
militar Kitam –fabricado recientemente por la Secretaría de la Defensa
Nacional–, junto con el general Cienfuegos y el almirante Soberón, el también
comandante supremo de las fuerzas armadas pasó revista a los 21 mil 41
soldados, marinos y policías federales que participaron en el desfile.
Bajo un cielo nublado, se suspendió de
última hora la exhibición de elementos de fuerzas especiales y fusileros
paracaidistas; además, fuentes castrenses confirmaron que disminuyó el número
de aviones y helicópteros que tomaron parte en el desfile aéreo debido a la
emergencia que se vive en Baja California Sur y otros estados por las lluvias.
Sólo tomaron parte 31 aviones y 26
helicópteros de la Fuerza Aérea Mexicana y de la flota de la Armada de México.
Ningún avión de transporte de tropas participó. También se suspendió la
participación de paracaidistas de fuerzas especiales del Ejército.
Una vez cumplido el protocolo militar, la
comitiva presidencial se dirigió al balcón central de Palacio Nacional, desde
donde Peña Nieto autorizó al almirante Zetina que iniciara el desfile
castrense.
La parada militar comenzó con el paso de
seis aviones Texan de la Fuerza Aérea Mexicana, que cruzó el cielo del Zócalo.
El desfile terrestre se abrió con una columna de banderas portadas por mujeres
integrantes del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México.
Otro hecho distintivo ayer fue que hubo
ocasiones en que los militares de las tres fuerzas (Ejército, Fuerza Aérea y
Armada) marcharon en el mismo contingente. Algo similar pasó con los músicos.
Mientras, en el balcón central de Palacio
Nacional Peña Nieto aprovechó el tiempo que duró el desfile, aproximadamente
una hora 30 minutos, para conversar con algunos miembros de su gabinete y
familiares que llegaron a saludarlo; su esposa, Angélica Rivera, también estuvo
junto al Ejecutivo federal de manera intermitente. Los legisladores perredistas
Silvano Aureoles y Miguel Barbosa se veían sonrientes y escuchaban las
explicaciones que les daban indistintamente el general Cienfuegos y el
almirante Soberón. El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Juan N. Silva
Meza, mantuvo la vista fija en el desfile.
El último contingente que pasó ante el
presidente Peña fue el de barrenderos de la ciudad de México, los cuales
iniciaron el operativo de limpieza del primer cuadro. Los
trabajadores del Gobierno del Distrito Federal voltearon hacia el balcón
central y alegres saludaron a lo lejos a Peña, quien sonriente les devolvió la
cortesía.
Al término de la parada castrense, el
comandante de la columna, almirante Joaquín Zetina Angulo, dio el parte al
Presidente y destacó la presencia de 238 cadetes de planteles navales y militares
de Argentina, Belice, Brasil, Colombia, Ecuador, Estados Unidos y Perú.
Al igual que el año pasado, cuando la
emergencia por el mal tiempo lo hizo trasladarse a Acapulco tan pronto terminó
el desfile, Peña Nieto viajó a Baja California Sur para encabezar las acciones
en apoyo a los damnificados.
Normalización en el
AICM
Por otra parte, luego de tres horas sin aterrizajes ni despegues para
permitir las maniobras aéreas relacionadas con el desfile militar, las
operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM)
volvieron a la normalidad.
Viajeros entrevistados dijeron que las
aerolíneas les notificaron días atrás de la reprogramación de los vuelos. De
cualquier modo, muchos decidieron llegar con tiempo de sobra para evitar
contratiempos.
El sábado pasado, el AICM informó
mediante un comunicado que la interrupción de operaciones fue por instrucciones
de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y por un acuerdo al que se
llegó con autoridades militares.
Al finalizar el desfile, en el que
participaron 31 vehículos de alas fijas y 26 de alas móviles, se reiniciaron
las labores. En el lapso de estas operaciones se suspendieron unos 200 vuelos
en el aeropuerto.
(Arturo Sánchez Jiménez)
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