Salvador Díaz
Ser cineasta es lo mejor que pudo haber experimentado en su
existencia, Mayor ventura no ha hallado en este mundo, Enfrentar la realidad
detrás de una cámara de cine es agregarle un nuevo color a la vida. Inventar
otro cosmos, crear otro entorno que antes no existía, esto es el oficio
cotidiano de quien dedica parte de su vida a recoger imágenes de aquí y de
allá, dándoles un nuevo orden y ritmo, creando sensaciones nuevas, emociones
varias, conceptualizaciones inusitadas, Ésta es la experiencia de un cineasta
novato (a décadas de distancia) visto desde el ojo crítico de los años, que
vuelve a su escuela que lo formó como documentalista, en los ya lejanos años 80
del siglo pasado, el CUEC, de la UNAM, hace un recuento de su primera
filmación, “El edén bajo el fusil”, Lugar: el bronco estado de Guerrero,
Protagonistas: el pueblo en movimiento, líderes copreros, dirigentes populares,
cafetaleros, hamaqueros, y comandantes guerrilleros, La guerra sucia de los
años 70 y 80, Las raíces de la represión que hoy tiene su culmen en los
crímenes de Iguala, en las matanzas de Tlalaya, así como estos nombres que nos
remiten a la represión y al oprobio, Aguas Blancas, Acteal, Atenco, Guardería
ABC, Pasta de Conchoes, El Charco, El bosque, Tlatelolco, 10 de Junio, y tantos
lugares manchados de sangre inocente y rebelde, Éste es su testimonio.
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