A CONTRACORRIENTE
Manuel del Ángel Rocha
Con su
muerte, Juan Gabriel pone de manifiesto el evidente predominio
mediático del poder fáctico de las cadenas televisivas, que lucran y
condicionan los sentimientos de un pueblo, cuyo nivel educativo y cultural es
hijo de una visión prefabricada, que lo dispone como mero
producto de consumo. Los grandes consorcios imponen su lógica de mercado, al
estandarizar gustos y tendencias emocionales, que de la mano del poder oficial,
se corresponden para engendrar pasiones e identidades sobrepuestas,
que nada tiene que ver con las raíces de una nación o la
autenticidad de un pueblo. Son montajes y disfraces que maquillan
la percepción social de un sistema de cosas que descansan en una falsa
realidad.
La función de la canción comercial como medio lúdico, no solo
sirve para entretener, sino también contribuye a construir y reproducir
un tipo de vida en sociedad. Cimienta a través de la
reproducción de las letras, la alegoría de una
enseñanza-aprendizaje artificial, una forma de vida
idealizada. Las metáforas en las canciones construyen escenarios
imaginarios, alejados de la realidad, donde el sentimiento de pertenencia y
pertinencia, es lo único. Es por ello que amplios círculos
sociales, sin proponérselo, inconscientemente, quieren estar dentro,
(entonar día y noche las canciones del talismán).
El mundo en el que se construye la música comercial no es
neutral, corresponde a una representación ideológica y económica; medida y
estudiada. La música representa desde los tiempos antiguos una acción catártica
que cura las emociones. Es la medicina de las almas, pero también el reflejo de
una realidad y hasta de conflictos sociales, si es producto de tendencias
políticas o culturales. Es la expresión de las necesidades interiores más
profundas del individuo, que expuestas, son la idealización de su realidad,
encuadradas en la sublimación de los sentimientos y sus problemas,
y por tanto, son una escapatoria cardinal de su destino inmediato.
La canción es la solución balsámica, artificiosa. Un
escape a los problemas reales, pero también un medio
persuasor, que pretende hacerle creer a la gente que su sentir y
sus gustos, son los mismos para todos. La música comercial
que los grandes monopolios programan y difunden, siembra una identidad
personal y social falsa, donde el mensaje musical-simbólico los
hermana en un común sentimiento colectivo, creando ídolos como Juan
Gabriel, portador del hilo íntimo de la unidad familiar, nacional.
Es la “normal” metáfora de la felicidad y la desdicha, que la gran
mayoría de los nacionales creen como algo natural. Con esa percepción nacen y
mueren, sin que vislumbren la otra parte de la realidad.
Las letras de la música de Juan Gabriel, son
porciones de realidad que están socialmente determinadas. Son percepciones y
emociones que devienen generalmente de una conducta sembrada, y responden a una
comunicación social establecida, reproducidos por la población de manera
inconsciente. Quizá por eso Nicolás Alvarado, no ve sustento en la versión
lúdica del Divo de Juárez. No ve la vinculación entre su arte “culto”,
a la elemental sintaxis pueblerina, regida por parámetros de
consumo cotidianos, quizá porque la música de Juanga, se suma a larga
lista de obras artificiales del país.
Juan Gabriel con su muerte, está recibiendo el trato de un héroe
nacional, con las televisoras privadas a tope en su catarsis, proyectando
sendos moños negros en las pantallas, y compartiendo la posición
oficial con propósitos expresos de seguir coadyuvando con la unidad nacional,
al concebir la tercer visita de Alberto Aguilera a Bellas Artes, bajo la
premisa de que lo popular también es artístico, y merece recibir los honores
patrios, como se hizo con los hombres ilustres referentes de la cultura y la
identidad nacionales, que forman parte de la memoria y patrimonio de la
nación. Que el pueblo sienta como propio a Juan Gabriel, aun cuando su arte
popular, sea un híbrido indudablemente preconcebido. Un producto
comercial, altamente rentable para las empresas televisivas, dueñas del mercado
musical, económico y emocional de millones de personas.
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