De diciembre de 2012, cuando entregó la Secretaría de
Hacienda a Luis Videgaray, al jueves 8, cuando éste se la devolvió, el
itinerario administrativo y político de José Antonio Meade ha sido fructífero.
En el ínterin, estuvo en la cancillería y en la Secretaría de Desarrollo
Social, donde supo congraciarse con los sectores más necesitados, pero sobre
todo cultivó amistad con la clase política, los empresarios y representantes
del clero. Hoy que está otra vez en Hacienda, vuelven a mencionarse sus aspiraciones
presidenciales para 2018. Sin embargo, el camino está muy accidentado.
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