10 de enero de 2017

VENGO A APRENDER (MARGENSUR)

Alejandro Saldaña Rosas
Sociólogo. Profesor Investigador de la Universidad Veracruzana
Twitter: @alesal3 / Facebook: Compa Saldaña
Vengo a aprender
Yo no conozco la Secretaría de Relaciones Exteriores, no soy un diplomático. Se los digo de corazón y con humildad: vengo a aprender de ustedes.
Luis Videgaray
La falsa modestia del recientemente nombrado canciller mexicano es profundamente insultante, por tres razones básicas:
1.   Porque bien sabemos que es mentira: no llega a aprender, sino a obedecer los designios y caprichos de su jefe Donald Trump y, por supuesto, a ocupar un lugar en primera fila rumbo a la candidatura presidencial del 2018. No se explica de otra forma que Peña Nieto no hubiese recurrido a los muchos y muy bien formados integrantes del servicio exterior mexicano para ocupar el cargo que dejaba la también improvisada Claudia Ruiz Massieu. Luis Videgaray llega a la Secretaría de Relaciones Exteriores fundamentalmente como operador político de Trump, no como funcionario para ver por los intereses de los millones de mexicanos en el extranjero, particularmente en los Estados Unidos.
            Videgaray ha dado muestras de ser un operador confiable para Trump: su servilismo hacia el electo presidente norteamericano quedó de manifiesto al organizarle una visita a México en la que se le dio trato de estadista, sin serlo. El argumento de Videgaray fue su preocupación por el Tratado de Libre Comercio ante las políticas anunciadas por el entonces candidato republicano; no obstante, resulta imposible concebir la visita de Trump a México como un acierto político porque las formas, el tono, el contenido mismo de la entrevista con Peña fueron protocolos de sometimiento, guiños de subordinación en los que la defensa de los mexicanos en los Estados Unidos quedó en el olvido.
            La evidente incapacidad de Videgaray en temas internacionales quedó en evidencia al confundir la diplomacia con la sumisión. Su premio fue la Secretaría de Relaciones Exteriores. Insultante.
2.   Insultante también porque la improvisación en mandos de alta responsabilidad ha sido una característica del gobierno de Peña Nieto y los resultados están a la vista: México es un absoluto desastre, salvo para la clase política, los grupos empresariales privilegiados, la jerarquía de la iglesia y el crimen organizado, quienes viven de la pobreza, se benefician de la violencia y se nutren de la ruina del país. Tal nivel de improvisación, ineficiencia y corrupción no es casual ni resultado de fallidas decisiones, sino parte del diseño estratégico para saquear al país, en connivencia con unos pocos consorcios trasnacionales.
            Durante decenas de años se dijo que México era candil de la calle y oscuridad de su casa, en alusión a que la política exterior mexicana se distinguía por escribir páginas brillantes en la diplomacia internacional, mientras que a domicilio la grisura de las políticas internas era ostensible. Bien, ahora podemos afirmar que Peña ha logrado una coherencia indeseable y peligrosa: la negrura de su gobierno es absoluta. Mire usted si no: el cargo que ocupó Jaime Torres Bodet en la SEP, hoy es de Aurelio Nuño, el secretario que sabe “ler”, pero no leer. El cargo que ocupó el Premio Nobel de la Paz, Alfonso García Robles, hoy está en manos del becario Luis Videgaray Caso. Insultante.
            Por otra parte, llama la atención que el nombramiento del improvisado e ignorante (a confesión de parte) Videgaray como canciller no haya suscitado protestas en voz alta entre los diplomáticos de carrera, y si las hubo, hasta donde conozco no se han hecho públicas. O el cuerpo diplomático se limitó a rechinar los dientes y a obedecer con mansedumbre, o las posibles (y deseables) críticas fueron silenciadas, vaya usted a saber. Supongo que a no pocos diplomáticos de carrera (no a delincuentes travestidos de cónsules en Barcelona) les debe haber caído como patada en el hígado la designación de un lego en relaciones internacionales cuya mayor virtud es su gran capacidad de genuflexión. Insultante.
3.   Insultante también porque el nombramiento del canciller patito ocurre cuando las movilizaciones contra el brutal gasolinazo comienzan a expandirse y a integrarse con otras demandas y organizaciones; ante este escenario de lucha social el gobierno mexicano reacciona como lo ha hecho siempre, como lo tiene bien aprendido: con violencia. Organizar grupos de saqueadores para demeritar la resistencia colectiva es tan violento como nombrar a un porro instruido como titular de la diplomacia mexicana. Por supuesto que los saqueos a tiendas comerciales no han sido realizados exclusivamente por golpeadores del PRI (como los de Antorcha Asesina), también ha participado gente que está harta de que la atraquen cotidianamente por vía ilegal o por ruta institucional. No asombran los brotes de estallido social, sorprende que no hayan ocurrido antes. Si Luis Videgaray ha llegado a la SRE a aprender, el gasolinazo y la irrupción de porros y halcones han llegado a prender al país.
            Insultante también es que Peña Nieto adjudique el incremento a las gasolinas a los precios internacionales, cuando todos sabemos que la precariedad energética de México es en parte resultado de su lesiva reforma en la materia. Otra parte es la brutal corrupción en PEMEX, de la que se han beneficiado durante décadas tanto líderes charros como funcionarios, gobernadores, empresarios, contratistas y un sinnúmero de depredadores que acabaron con la empresa. Con una industria energética fuerte, liderada por PEMEX y CFE, el incremento en los precios internacionales de las gasolinas nos hubiera beneficiado; ocurrió exactamente lo contrario, lo que demuestra que las decisiones en materia de política energética en México en los últimos 20 años han sido profundamente erradas.
            Luis Videgaray dice que ha llegado a la SRE a aprender. Insultante desde luego, pero lo más grave es que la política exterior de México queda en una inaceptable situación de precariedad en una coyuntura internacional en la que se requiere oficio, experiencia, perspectiva. Videgaray, además de que carece de la formación académica, la pericia y el talento para ocupar el cargo, ha demostrado con creces que su actividad política está en función de intereses personales y de grupo, no de los del país.
            En tanto aprendiz, Videgaray no merece el salario ni las prestaciones asignados al cargo de Secretario de Relaciones Exteriores, lo que sin duda alguna lo tiene sin cuidado habida cuenta de que seguramente pasa la factura de sus gastos y servicios al gobierno de Trump, el enemigo de los mexicanos.
            Con el nombramiento de Videgaray en la SRE Peña demuestra una vez más que su misión como gobernante es vulnerar al máximo al país y enriquecerse salvajemente junto con los otros integrantes de su cártel.

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