Caña
Amarga - Por
Hugo Morales Alejo
La
victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana, dice el dicho popular.
Todo mundo quiere culpar hoy a los candidatos del PRI en el Centro del Estado,
por la derrota. Culpan a sus coordinadores, a sus jefes de prensa, pero nadie
en lo particular, es culpable de no haber ganado la campaña, si hicieron todo
lo posible por triunfar, a pesar de las tendencias, a pesar de la derrota
federal anterior, a pesar de las presiones y broncas internas de alter egos vs
alter egos.
Creo
que una de los factores no venía del interior de las campañas, sino del
interior de la administración estatal y para municipal:
Este
jueves salimos mi familia y yo a la capital, de paseo y negocios, antes de
salir de Camarón de Tejeda, entrando a Soledad de Doblado, en la Desviación,
nos topó un Agente de Tránsito, nos obligó a detenernos, nos pidió la
documentación y como si le molestara que lleva uno todo en orden, me pidió un
“doscientón” para pagar su cuota a “los jefes”, sin especificar si sus jefes de
la Delegación de Tránsito, la Dirección Estatal de Tránsito, los malandros
profesionales o a los tres niveles. Exigente el hombre, se ablandó cuando vio
que le tomaban fotos desde dentro del carro. Me regresó mis documentos y me
pidió que le entendiera que le exigen una cantidad diaria. Ese lugar es muy
temido por cualquier automovilista, es un centro de extorsión vial.
Finalmente
fuimos mi familia y yo a la Feria del Libro en Xalapa, donde parece que cayó un
bombardeo aéreo, hoyos por todos lados, que acaban de desesperar al más
pintado, porque es un caos vial todo el día, sobre todo ahora en vacaciones. Mi
amigo Octavio Lara me recomendó un día estar en Xalapa en Vacaciones y me jalé
a mi gente y fuimos, pero luego de visitar la Feria en el imponente Colegio
Preparatorio de Xalapa (tres pisos de pasillos de libros), mejor decidimos
salir de la ciudad bombardeada y venirnos a Córdoba, para realizar algunas
actividades.
Dejamos
la camioneta de la familia frente al Monte de Piedad, para pasear la noche y
quedarnos en un hotel, para estar haciendo compras y pasear en nuestra propia
ciudad (igual de bombardeada por muchos lados).
A
las 9 de la mañana, que nos dispusimos a pasear, encontramos con que nuestra
camioneta no estaba en su lugar. El franelero o “viene, viene” nos dijo que
llegó la grúa y se la llevó argumentando que “son cinco metros de distancia
entre la esquina de la construcción –no de la acera- y el carro, cuando se debe
estacionar. “Yo mismo desde ahora no puedo dar el lugar a la gente”, dijo el
humilde franelero.
Luego
hubo que acudir a pedir informes al número 113, de la Dirección de Tránsito,
por recomendación de un Agente Vial que estaba a dos cuadras del lugar, “a ver
si le contestan”, dijo. Este maldito número siempre responde ocupado, nunca
pudo entrar la llamada. Gracias a mis reporteros de la sección Policíaca, tuve
acceso a teléfonos directos de funcionarios de dicha Secretaría, que, al
reclamarles que estaba al menos a 3 metros de distancia mi carro, me dijeron
que el Reglamento es de 5 metros, mínimo. Tuve que ir a recibir mi nota para la
liberación a pagar en el Centro de Atención Ciudadana (que debería llamarse
Centro de Extorsión Ciudadana),
Nunca
he visto que se respeten esos 5 metros, vaya a veces hasta el límite de la
acera ocupan muchos. En fin, me descontaron la infracción, de 61 pesos, pero me
dijeron que fuera a recoger mi carro con Grúas Méndez, donde me harían un
descuento.
Fui
a ese lugar tan odiado de la ciudad, donde 3 mujeres jóvenes mal encaradas, con
un aire de perdonavidas, me cobraron –con descuento- $500, así nomás, sin
recibo, ni nada fiscal, poniéndome el sello de “liberado”. Se dio la vuelta y
siguió en el chisme con sus otras arrogantes compañeras. Me miró y me dijo que
“ahora que quiere Usted?”, -pues que me den mi carro.
Sin
hablar para nada, me puso atrás de la “liberación”, una dirección y regresó a
atender sus asuntos.
Sucede
que donde me cobró está en el fraccionamiento Nuevo Córdoba, al poniente de la
ciudad y el lugar donde entregan los carros infraccionados es en la colonia
Aguillón Guzmán, al oriente de la ciudad.
La
gente infraccionada, pues, tiene que ir en taxi al Centro de Extorsión
Ciudadana en Buena Vista (donde los analfabetos elementos policíacos, de
entrada, en el recibidor, te ofenden con su actitud prepotente) luego ir a
Nuevo Córdoba, donde pagas a un grupo de mujeres hostigosas y luego vas en un
tercer taxi, atravesando toda la ciudad bombardeada por Obras Públicas, al otro
extremo de Córdoba, por tu carro, perdiendo todo un día en ello. Eso es lo que
viven los visitantes a Córdoba, como los habitantes de Córdoba, donde los
organismos empresariales y comerciales y clero e industriales, callan, o pecan
por omisión, al saber lo que ocurre y cierran los ojos.
Conté
al menos, en este Corralón (tienen 3 corralones), otros 30 carros, dicen que al
día deben infraccionar al menos 100, que el negocio no son las infracciones,
sino el “banderazo” de las grúas. De a $750 por carro levantado, por cien
carros, diariamente entran en este negocio de “mafia cuasi organizada”, $75 mil
pesos. En diez días serían $750, 000.00. Al mes serían como $2,250,000.00. Allí
vi a otros cordobeses y Tezonapeños y Pasomachenses y personas que no conozco,
pasando el mismo viacrucis.
Esto
es realmente el fondo del asunto de tener el control del Mando Único, espantar
a la gente con el petate del muerto de la inseguridad, quitarle al municipio el
control de sus policías, sus vialidades, su presupuesto en estos temas y crear
un negocio redondo, donde nadie osa meterse, porque lo acusarían de estar en
contra de la seguridad de la ciudad y del estado.
Por
eso y otras cosas, creo que perdió el PRI en muchos lados, como Camarón de
Tejeda, Paso del Macho (donde ni se ha bajado el índice de inseguridad y el
terror ahora lo provoca la Secretaría de Seguridad Pública, con sus levantones
ilegales a todo mundo, menos a los delincuentes) y Córdoba. Ciertamente por eso
muchos agarraron el plumón como si fuera una daga y lo pasaron una y dos y tres
veces en el logotipo del PAN. Mientras todo un ejército de priístas intentaba
llenar la urna de votos a favor del PRI, convenciendo a la gente, los funcionarios
priístas le hacían un hoyo a la urna, para que el PRI perdiera.
Posdata:
Una semana antes la pasé de maravilla con mi familia, en Oaxaca, donde tratan a
la gente como un invitado a casa, como el que lleva la economía de la que
viven. Es otro punto de vista, por eso creo que llega más gente – en millones-
a Oaxaca que a lugares de Veracruz, amén de la zona portuaria, que cada vez es
menos pro la contaminación del mar y de la zona Portuaria, cosn sus productos
contaminantes.
Tomado del muro de facebook de Hugo Morales Alejo- Premio México de Periodismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario