Para Darío Ramírez, director de la organización Artículo 19, dedicada a la defensa de la libertad de expresión, el perfil de Duarte más que de un gobernante autoritario es el de un tirano, pues no sólo ejerce en exceso su autoridad, sino que utiliza su poder en contra de quienes disienten con él. “Duarte es un tirano, en términos de filosofía política es un tirano. ¿Qué son los tiranos? Exactamente lo más lejano a la democracia en términos de crítica, en términos de diálogo, en términos de apertura, en términos de rendición de cuentas”, expresó.
La organización internacional que Ramírez dirige en México señaló en 2012 a Veracruz como la entidad más peligrosa del país para los periodistas. Ese año fue particularmente peligroso para la prensa de dicho estado, pues entre el 28 de abril y el 14 de junio cinco periodistas fueron asesinados. A decir del director de Artículo 19, la situación de riesgo para la prensa en Veracruz persiste, y refiere que no sólo es el estado más peligroso de México para ejercer el periodismo, sino que por la cantidad de violaciones graves a la prensa ocurridas entre 2011 y 2013 en función de su densidad poblacional y geográfica, “es el lugar más peligroso del mundo” para el trabajo periodístico.
De acuerdo con cifras proporcionadas por la organización, de 2010 (año en que Duarte llegó al poder) a la fecha en Veracruz se han documentado 140 agresiones a periodistas, incluidas 53 agresiones físicas, 21 detenciones arbitrarias, 10 asesinatos, 18 amenazas y 15 actos de intimidación o presión, seis desplazamientos forzados, cuatro desapariciones y tres secuestros.
“Lo que vemos en el gobierno de Javier Duarte es un nivel de vulnerabilidad muy alto, en términos de respuesta política del estado de Veracruz para con los periodistas”, dijo Ramírez, quien aprecia dos elementos para explicar tal vulnerabilidad: el hecho de que la mayoría de las agresiones a periodistas provengan de funcionarios y sean de menor intensidad, lo que aumenta la vulnerabilidad frente a las agresiones más graves, y la carente respuesta de las autoridades.
“Eso es lo que aportó Duarte: esa indolencia, esa falta de preocupación hacia el ejercicio periodístico. Si Duarte tuviese una preocupación real y efectiva, al primer homicidio [de un periodista] hubiese cambiado la narrativa y parabas los otros”, opina. La actitud indolente de Duarte respecto a las agresiones contra periodistas ha propiciado el debilitamiento y el miedo de la prensa en la entidad, señaló Ramírez.
Mas puntualiza que ese arrinconamiento y debilitamiento de los medios de comunicación en Veracruz también ha sido propiciado por el gobierno, a través de acciones como la criminalización, el amedrentamiento por parte de funcionarios públicos de las voces críticas, la judicialización de los periodistas víctimas de asesinato, y el uso de bots para silenciar las redes sociales, un ámbito de comunicación donde Duarte no tenía control.
Al respecto, uno de los casos más polémicos fue el encarcelamiento de Gilberto Martínez Vera y María de Jesús Bravo Pagola, dos usuarios de la red social Twitter que el 25 de agosto de 2011 publicaron mensajes donde advertían de supuestos ataques a escuelas en Veracruz, información que fue desmentida por Duarte, también a través de Twitter.
Las autoridades estatales justificaron la detención de los tuiteros al acusarlos de terrorismo y sabotaje. El encarcelamiento despertó una polémica respecto al derecho a la libertad de expresión y los límites impuestos por el Estado. En la relación de Duarte con la prensa hay otra faceta: la que mantiene con los dueños de los medios de comunicación.
Sobre el tema, Ramírez comenta que no sólo en Veracruz, sino en todo el país, los gobernantes recurren a la cooptación de los medios con dinero público y favores políticos, de modo que lejos de tener una utilidad de servicio público, la prensa se maneja en contubernio con los gobiernos estatales.
El 3 de abril de 2013, Duarte recibió un reconocimiento por parte de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos, por “los esfuerzos que ha hecho Veracruz para garantizar el pleno ejercicio de la libertad de expresión”. Para ese momento, su gobierno sumaba ya nueve de los homicidios de periodistas que ha habido en su gestión.
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