Guillermo Almeyra
Los maestros de Oaxaca, desde la lucha con la APPO, pese a sus
pésimas condiciones salariales y la represión gubernamental, son el eje de la
construcción del poder popular en su estado y un ejemplo para todo el país.
Ahora están encabezando la ayuda a las víctimas del terremoto y la
reconstrucción del tejido social y del territorio, ambos profundamente dañados
por el sismo y abandonados a su destino por el gobierno represor y hambreador.
Las brigadas de la sección 22 del SNTE son la columna vertebral de
la resistencia y la organización del pueblo oaxaqueño y funcionan como gérmenes
de un doble poder frente al poder corrupto del poder de las instituciones
capitalistas que, como en 1985, demuestra una vez más que sólo es capaz de
reprimir y asesinar.
La autoorganizción popular en la ayuda y en la reconstrucción garantiza hoy que los recursos lleguen a los damnificados y no vayan a parar a los bolsillos de chacales y parásitos de todo tipo y, como las policías comunitarias y las autodefensas, está construyendo en los sectores más oprimidos por el régimen las bases de un nuevo aparato estatal.
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