14 de diciembre de 2017

RELIGIONES DE ODIO


La religión católica, como todas, tiene la virtud de ocultar sus verdaderas intenciones y fines para mostrar una cara de amor mientras somete a la esclavitud más perversa y difícil de abandonar y cuando se quiere y puede abandonar tiene mil tretas para regresar a los disidentes al rebaño. Hay toda una colección de medios coercitivos morales y sociales. Se les llama hermanos separados a los disidentes, se les margina de la familia y de la sociedad a los no creyentes; en todo caso se les trata de ridiculizar, se les agrede o se les lincha, todo esto con el odio más profundo pero simulado.
Al disentir de los teólogos estos hacen creer a los fanáticos que se atenta contra sus creencias pero esas creencias no son propias sino implantadas precisamente por los religiosos que secreta y dulcemente incitan a la violencia con una sonrisa a sus rebaños y estos lo hacen creyendo que defienden sus creencias pero realmente están defendiendo las enormes fortunas que han amasado, a su costa, los sacerdotes de cualquier religión.

Si los sumos sacerdotes representan a Dios ¿por qué no cuentan sobre los diálogos que tienen con él,?, ¿por qué no dicen al mundo que piensa de las guerras, del hambre y la miseria y por qué no pone remedio?. La verdad es simple pero terrible: no existe más que como idea. Si dijeran como antaño que hablan con un ser divino se les pediría pruebas y, como ya no estamos en la Edad Media, se verían como locos, como mentirosos. Sin embargo, como lo dijera Kant, el ser humano tiene la imperiosa necesidad de creer en la divinidad.

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