Por Jaime Ríos Otero
Veracruz, Veracruz. 01 de agosto de 2013.- Lo que muestra la exoneración del ingeniero Raúl Salinas de Gortari por enriquecimiento ilícito, y la orden de devolverle 224 millones de pesos y 24 casas, edificios y ranchos en 9 entidades del país, es el retorno al poder político de México del propio ingeniero, pero especialmente de su hermano Carlos Salinas de Gortari. Esto no es novedoso. Desde antes de que el señor Enrique Peña Nieto asumiera la presidencia, se sabía sobre la influencia del ex presidente en el nuevo mandatario.
Aunque uno crea que lo ha visto todo, no deja de quedarse con la boca abierta ante la ocurrencia de hechos como el mencionado. El juez, que responde al nombre de Carlos López Cruz, no fue capaz de encontrar elementos de responsabilidad en el señor Salinas, quien desde hace 16 años no pudo comprobar la adquisición honesta de la fortuna, pero por si fuera poco, la acopiaba o manejaba bajo una personalidad falsa que se fabricó, la de Juan Guillermo Gómez Gutiérrez.
Con esta sentencia vuelven a la memoria aquellos días de convulsión política de los años 90, cuando fueron asesinados Luis Donaldo Colosio Murrieta y José Francisco Ruiz Massieu, cuñado de los Salinas porque fue esposo de Adriana. Precisamente Raúl fue arrestado bajo los cargos de asesinato del diputado Manuel Muñoz Rocha, y por enriquecimiento ilícito.
Y los escándalos: la designación de Pablo Chapa Bezanilla como fiscal especial para investigar los magnicidios arriba mencionados, la fabricación de pruebas, el contrato a la señora Francisca Zetina, conocida como La Paca, para que mediante sus supuestas facultades de vidente detectara dónde estaban los restos óseos del diputado, en una finca llamada El Encanto; la posterior comprobación de que los restos no correspondían al desaparecido legislador y el ridículo de Chapa.
Luego, la designación de un hermano del ex gobernador de Guerrero y ex secretario general del PRI (eso era José Francisco al momento de ser asesinado), llamado Mario Ruiz Massieu, un sujeto tan loco de atar como una cabra, y que al final resultó ser un corruptazo de primera.
Fue designado por el presidente Carlos Salinas como subprocurador encargado de investigar el asesinato de su hermano, pero renunció al alegar que era bloqueado desde el propio PRI. Suya fue aquella frase que se hizo famosa: “Los demonios andan sueltos, y han triunfado."
Luego, responsable de combatir a los cárteles de la droga, acabó siendo descubierto por los depósitos millonarios en dólares que enviaba al Texas Commerce Bank de Houston, vía un incondicional llamado Jorge Stergios.
El caso es que, regresando a Raúl Salinas de Gortari, en cuanto fue arrestado en 1995, bajo al régimen de Ernesto Zedillo, su hermano el ex presidente de autoexilió en Irlanda, pero antes hizo una huelga de hambre para protestar por lo que consideró que era una persecución política, para lo cual escogió un modesto hogar de una familia que residía en una casa de interés social en Monterrey. Y las filtraciones de una conversación entre Raúl, encarcelado, y su hermana Adriana, donde aquél, desesperado culpaba al ex mandatario de hacer poco para defenderlo, a pesar, decía de que él había actuado como lo había hecho, por instrucciones de él.
En fin, puras locuras, acciones desquiciadas de personas que, por estar al frente de puestos tan relevantes uno consideraría que son dueñas de caracteres maduros y equilibrados.
Bueno, pues el ingeniero Salinas de Gortari ha resultado absuelto, y finalmente qué bueno que no hay todavía indemnizaciones para quienes son afectados en su libertad y bienes por errores en la justicia, porque si no, agregaría algunos millones más a los 224 que le van a devolver y a los muchos que deben representar las mansiones, edificios, departamentos y ranchos que tiene regados en 9 entidades federativas del país.
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