Por: Vicente BELLO
Ciudad de México; 01 de agosto, 2013.-- El Partido Acción Nacional puso delante del PRI, virtualmente en charola de plata, su propuesta de reforma constitucional en la materia energética, y, de paso, advirtió a la izquierda que pasarán como aplanadora sobre ella.
En voz del coordinador panista en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal García, el PAN dijo ayer en la sesión de la Comisión Permanente: “El objetivo es aprobar la mejor reforma; bienvenido el consenso; pero que quede claro: esta no será la reforma unánime, sino la reforma que México necesita”.
Era la presentación de la reforma anunciada. Villarreal mostró la espada desenvainada. Acaso parado sobre la aritmética legislativa que estaría favoreciéndole a la tríada que ha conformado con el PRI y el PVEM en los recientes 25 años.
Cuando llegase el momento de las votaciones, si sucede lo que ha vaticinado sin ambages la izquierda, de que el PAN, el PVEM y el PRI se plegarán en uno solo, entonces esos dos tercios de votación que la ley exige para reformar a la Constitución (334 votos en San Lázaro y 95 en el Senado) no serán mucho problema para éstos, si se considera la repartición siguiente de poder en las dos Cámaras del Congreso de la Unión.
Cámara de Diputados: 213 votos del PRI, 114 del PAN, 101 del PRD, 28 del PVEM, 20 del Movimiento Ciudadano, 14 del Partido del Trabajo y 10 del ahora también partido satélite priísta Nueva Alianza.
Senado de la República: 54 votos del PRI, 38 del PAN, 22 del PRD, siete del PVEM, cinco del PT, y dos más sin partido y, por tanto, sin grupo parlamentario.
PAN, PRI y Verde en el Senado llegarían a 99 votos. Y en San Lázaro, esta misma tríada conseguiría 355 votos, o aun 365 si se les suma el Panal. Sufragios más que suficientes para conseguir los dos tercios.
Entonces Villarreal García restregó otra vez a quienes, sabe de antemano, se le opondrán: “Presentamos una iniciativa ambiciosa no una iniciativa cosmética. No está diseñada para decirle a México lo que algunos quieren escuchar; no está diseñada para clamar los ánimos ‘insidiosos’ para satisfacer intereses particulares o políticos que los mexicanos conocen de sobra. Que quede claro, queremos una asociación estratégica del capital público y privado en el sector energético. Jamás, jamás la privatización de Petróleos Mexicanos”.
Afloró en los labios del panista, de súbito, un discurso bastante parecido al del PRI, que jura a cada instante que no privatizarán a Pemex.
Luis Alberto Villarreal García agregó: “Transformar al sector ha sido una posición invariable (de Acción Nacional) como gobierno, y ahora lo es como oposición. La diferencia es que Acción Nacional no paga con mezquindad la mezquindad que padeció cuando ocupó el gobierno durante 12 años”.
Y volvía a añadir: “La propuesta que presentamos es una reforma nacionalista, transformadora, y la propuesta energética de mayor alcance que se haya presentado en este país en las últimas décadas”.
Después habló el senador panista Francisco Domínguez Servién, quien apuntalaba los saludos golpeadores de Villarreal hacia las izquierdas: “Actuemos de manera responsable porque mientras en México se continúa con un debate nacionalista mal entendido, en donde dolosamente se habla de la pérdida de soberanía, la realidad es que nos está rebasando”.
El coordinador de la bancara perredista en el Senado, Miguel Barbosa Huerta, dijo, desde el escaño, al que presidía, el panista Ernesto Cordero Arroyo: “Teníamos enterado que después de la presentación de la iniciativa (panista), un legislador del PRI pasaría a tribuna. Así lo dijo Servicios Parlamentarios”.
Picotazo de águila. Cordero Arroyo acusó el golpe. Y a Barbosa dijo: “Me parece que, a no ser que también suscribiera el PRD esta iniciativa y el PRI, pues no tendrían por qué utilizar la tribuna en este momento (los priístas)”.
Entonces Barbosa reviró a Cordero: “Yo respeto mucho su humor, y desde luego su ironía. Esta broma muy negra que hace usted, pero así se nos dijo. Seguramente el PRI saluda con su silencio esta iniciativa. Y nosotros íbamos a hacer un posicionamiento propio”.
Al no pasar el PRI, fue desactivado, al menos en la presentación de la reforma, el debate. Y apenas llegaban a escarceos, picotazos, requiebres. Puyazos.
ESTRIBO
Estuvo allí, en el área de invitados especiales, Gustavo Madero, presidente nacional del PAN, flanqueado por los coordinadores parlamentarios que tiene el PAN en las dos Cámaras federales. Decía, muy orondo, que los firmantes del Pacto por México se han comprometido que habrá una reforma electoral que entre en vigor en 2015, para evitar “los abusos de los gobiernos estatales”. No dijo nada si la reforma político-electoral serviría, como lo aconsejó el senador panista Javier Corral, de presión contra el PRI para aprobarla antes de la reforma energética, para hacerla verdaderamente positiva en favor de la democracia.
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