Columna: Informe
Rojo
- Jueves, 11 Agosto 2016
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Del mundo sórdido, Noé Zavaleta huye. No quiere ser el
periodista número 20 asesinado en Veracruz, amenazado e intimidado, increpado
por el desenfreno mental de José Abella, y el asedio del aparato duartista, las
Ginas, los Vicente, los Remigio, la escoria que embiste a los críticos del
gobernador.
Por la vía legal los enfrenta, describiendo en su denuncia la
violencia verbal del dueño del periódico El Buen Tono, lenguaje de pandillero,
que reta e insulta, que exhibe graves limitaciones y pobreza intelectual, y los
exabruptos vertidos en correos electrónicos usados por duartismo para
descalificar, en tiempos electorales o fuera de ellos, a quienes exhiben el
desgobierno de Javier Duarte.
Autor del libro “El Infierno de Javier
Duarte. Crónicas de un gobierno fatídico”, Noé Zavaleta consigna el nombre de
José Abella y refiere que su medio, El Buen Tono, recibió “jugosos tratos
publicitarios” del gobierno de Veracruz. Y así es. Lo certifica la lista de
medios acreedores que establece un adeudo con el rotativo de más de 600 mil
pesos.
Ese fue el detonante. De “corrupto y
coludido” no lo bajó Abella. “Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso, que
chingue a su madre”, escribió en su muro de Facebook.
Y agrega:
“En su libro dice que yo recibí millonarios
pagos del gobierno, que los presente, y sino que rechingue a su madre otra vez
por hocicón ¡Ha de ser pariente del Mariposón”. La referencia es al abogado
Jorge Reyes Peralta.
Luego dice:
“Este tipo de periodistas, no traen nada
bueno, para mí son repugnantes. Además, no ando buscando eso y menos en
escritos de pendejos”.
De familia es el mal tono. Su hermana
Paulina Abella lanza un exabrupto menos florido, igual de rasposo: “Ese periodista
es corrupto! Fuchi”.
Paulina Abella es esposa de Carlos Guaraid,
apodado LordCajuela desde que un video, difundido por el periódico El Mundo de
Córdoba, lo evidenció huyendo de la escena de un incidente de tránsito en la
cajuela de un automóvil.
Del viernes 5 al domingo 7, Noé Zavaleta
enfrentó las andanadas de José Abella, su repertorio en Facebook,
descalificación y amenaza, y el asedio de los bots duartistas.
“Por qué no me dices donde nos vemos,
pinche idiota, valientito atrás de tu computadora, vete a rechinar a la puta
que te parió”, retó el dueño de El Buen Tono.
Luego expresó:
“Espero me pases esas ‘millonarias’
transferencias en las que te refieres en tu pinche libro”.
Noé Zavaleta quiso razonar lo publicado,
acreditar que de acuerdo con la lista de acreedores a quienes se les liquidarán
adeudos con los nuevos fideicomisos creados por el gobernador Javier Duarte y
avalados por el Congreso de Veracruz, El Buen Tono aparece con un pendiente de
696 mil pesos.
¿Qué fue lo que puso loco al panista José
Abella? Un párrafo en el libro de Noé Zavaleta, consignado en la página 58:
“El diario El Buen Tono, propiedad del
empresario panista José Abella —y con jugosos tratos publicitarios con el
gobierno del priista Javier Duarte—, había sido atacado por una célula de Los
Zetas en noviembre de 2011. Esa noche de domingo, 15 sicarios llegaron a las
instalaciones del rotativo en varios vehículos, los cuales rociaron con gasolina
y les prendieron fuego”.
Abella no sabe leer. O de plano no leyó el
texto del corresponsal de Proceso. Ahí no habla de millonarios contratos de
publicidad sino de “jugosos tratos publicitarios”.
Siguió la andanada. Noé Zavaleta finalmente
replicó:
“José Abella, el dueño del periodiquito ‘El
Buen Tono’, aquel que se puso camisa del PAN, luego de Duarte y mañana
probablemente la del PAN-Yunista, harto de no tener reflectores y sumido en la
indiferencia mediática y política, ahora le dio por comprar pleito ranchero
conmigo… No pienso sobajarme, ni ponerme de verdulero con este sicario
mediático”.
Imposible centrar a José Abella. Sus
exabruptos lo exhiben:
“Argüenderos, chismosos, pendejos,
periodistas caducos!
“Hablan de mi y ponen un correo de mi
hermano Salvador… y se dicen periodistas! a él lo bautizaron Salvador y a mi
José, porque somos cada quien diferentes personas. Bobos.
“Y acúsenme también con articulo 20 y 21 y
22 y con la mamá de Fidel (se refiere a la organización defensora del ejercicio
periodístico Artículo 19).
“Su corresponsal puede insultar, lo reto a
golpes y sale corriendo que tiene miedo… que pregunte si Bermúdez dejó alguno o
sino, que se compre un perro!.
“Zavaleta centavero! textoservidor”.
Otra:
“Retarlo a madrazos es amenazarlo y correr
riesgo de muerte… pus como sino tuviera manos el pendejo reportero que piensa
que puede insultar sin recibir retos. Si tiene miedo que se compre un perro.
pinche inútil ese ni lo conozco!”.
“Así o más argüenderos y espanta
pendejos?esa plataforma nacional de vinculación de periodistas, ha de ser igual
al ‘colegio nacional de abogados penalistas’ del mariposon, cuyos miembros nada
más son el mariposon y su Mamá!…
“Que me acusen también con Obama!
“Pinches su quehacer espanta bobos.
“Además al final de su escrito, ‘exigen
garantías para la libre expresión’…
“Pues que entonces yo no puedo tener esa
misma libertad de expresión de retar a golpes a un periodista por argüendero
que me difamó?
“Entonces, Que alguien me explique!!!”.
Una más:
“Estos pinche bocones como el Noé Zavaleta
de Proceso se la pasa escribiendo historias sobre la inseguridad y la muerte de
periodistas, hasta un libro hizo el muy cínico y mírenlo en esta fotografía qué
práctica tiene para empuñar las armas de fuego, por eso acaban como acaban (…)
Quien miente?? Pinches reporteros hócritas (sic) y coludidos con el crimen”.
Lo de menos son los insultos. Lo grave es
la amenaza. José Abella implica a periodistas con el crimen organizado, la
criminalización oficial y no oficial, el sello del régimen. Dice:
“Y por último díganle a su corresponsal
educado que dice que respondió con un buenas tardes, que les muestre completo
el escrito para que les quede claro quien miente. Y respecto a los periodistas
asesinados que refieren en la nota, que bajo su corto criterio, no pueden haber
periodistas delincuentes? ese par eran delincuentes, y a esos ni muertos los
respeto y mucho menos si eran periodistas coludidos con el crimen organizado”.
Es lo que bulle en la mente del propietario
de El Buen Tono, sus alcances, su estilo de enfrentar la crítica, innegable sus
vínculos con Javier Duarte, luego que acusara a su gobierno de no mover un dedo
tras el atentado en que un comando le prendió fuego al rotativo y después lo
exculpara.
Más siniestros son los Ginos, los Vicente,
los Remigios. Abella es volado sin seso, los bots duartistas son perversos y
mortales.
Sábado 6. Una lluvia de amenazas llegan vía
correo electrónico desde cuentas ligadas al duartismo. En ellos relacionan a
Noé Zavaleta con el crimen organizado, concretamente con la banda delincuencial
de Los Zetas.
Acude el corresponsal de Proceso a la
Fiscalía General de Veracruz y denuncia. Revela que “Culín”, alias
el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, pretende encapsular el conflicto con
Abella como una bronca personal. Lo refuta Noé Zavaleta. Los agravios son de la
autoría de beneficiarios de las prebendas de Javier Duarte. A Abella lo usan
como esquirol, dice.
Hay una cuenta agresora: Noticias desde
Veracruz. De ahí provienen las presuntas difamaciones. Usan también otra
máscara. “Otras veces se ha hecho llamar Tribuna en Red, obra y gracia de Paco
Vicente, ex jefe de prensa de Miguel Ángel Yunes Márquez y hoy asesor de Javier
Duarte”. “El Chuletas”, como le apodan, terminó a la greña con el alcalde de
Boca del Río, pirateándole información, señalado de vendido, entregado a la
mafia duartista.
En la carpeta de denuncia 086/2016-pc
también se cita a Laura Valencia y Georgina Domínguez, ex coordinadora de
Comunicación Social del gobierno del Estado. Así lo consigna La Jornada
Veracruz.
“Estas personas ya habían implantado
campañas en mi contra desde el inicio del duartismo; asegurando que era gay,
consumidor de drogas y después hasta que organizaba orgías”, dice Noé Zavaleta.
Gina Domínguez, la inefable vocera
duartista, ha sido señalada en diversas informaciones periodísticas de
auspiciar ataques a través de cuentas de correo sin que se identifique al autor
de los señalamientos. Su relevo en la CCS, Alberto Silva, alias el Pato de
Tuxpan, ofreció acabar con esa práctica pero el desenfreno siguió.
Cita el corresponsal de Proceso uno de los
correos con tufo a intimidación:
“@zavaleta_noe dices que te amenazan solo
para darte publicidad, pinche escritor fracasado… ya se donde vives”.
Lo envía, vía Twitter, un usuario que se
identifica como @guarro_69. Su foto de perfil es un sujeto armado. Lo mostró
Noé Zavaleta en su teléfono celular.
El “ya sé donde vives” es típico del asedio
oficial, la táctica del miedo, sentirse vigilado, en los umbrales de la
agresión, el levantón o el crimen.
Otro de los señalados es Remigio Ortiz
Olivares, ex subsecretario de Seguridad Pública, brazo ejecutor del
defenestrado Arturo Bermúdez Zurita.
“Anduvo preguntando cómo y dónde vivía.
Además, quiere saber si algún político financió mi libro El Infierno de Javier
Duarte, crónicas de un gobierno fatídico”, dice el corresponsal de Proceso.
“Que te vinculen con Los Zetas —agrega Noé
Zavaleta— en un estado donde vivimos en anarquía total, donde no hay ley, donde
incluso predomina el Cártel Jalisco Nueva Generación, sí te pone a temblar”.
Tilda la Comisión Estatal para la Atención
y Protección de los Periodistas a José Abella como “una persona que tiene
intereses políticos y económicos, además un problema mental psíquico”.
Pero a la CEAPP no acudió Noé Zavaleta por
recomendación de Proceso. Es la CEAPP la máscara de Javier Duarte para simular
que protege a los periodistas veracruzanos. Salvo Jorge Morales, el resto de
los comisionados son convidados de piedra, anodinos y hasta aplaudidores del
gordobés.
“Ya sé donde vives”, es el mensaje clave
tras dejar que José Abella calentara el ambiente contra Noé Zavaleta. Si lo
matan, el propietario de El Buen Tono carga con la culpa.
Así comenzó la tragedia de Rubén Espinosa,
fotoperiodista, colaborador de Proceso, Cuartoscuro y AVC. Primero la
intimidación, luego el exilio, finalmente su muerte, asesinado en el
departamento 401 del edificio marcado con el número 1909 de la calle Luz
Saviñón, en la colonia Narvarte, en la Ciudad de México.
Con Rubén mataron a la activista Nadia Vera
Pérez, quien también había huido de Veracruz; a la modelo colombiana Mile
Virginia Martín, a quien la policía capitalina le imputa que detentaba un
cargamento de drogas, sin habérselo demostrado en juicio, y que por robárselo
había sido ultimada por tres sicarios; a la maquillista Yesenia Quiroz Alfaro,
y a Alejandra Negrete Avilés, quien realizaba el trabajo doméstico.
Identificaron dónde vivía. Lo seguían. Lo
encaraban, provocándolo, hablándole cara a cara. Un escolta de Javier Duarte lo
tomó un día por el cuello y le espetó, directo, que dejara de tomar fotografías
en una protesta o le ocurriría lo mismo que a Regina Martínez, también
corresponsal de Proceso, asesinada en su hogar, el 28 de abril de 2012.
Rubén Espinosa se exilió. Sintió la muerte
el 7 de junio de 2015. Tres días después se fue. En el DF —o ex DF— contaba su
historia, daba entrevistas, describía el asedio de Javier Duarte a la prensa
crítica. Un día, en un restaurant, un tipo lo reconoció. Le dijo que era el
periodista que se había ido de Veracruz. Semanas después, el 31 de julio, fue
asesinado.
Noé Zavaleta no quiere ser, como admite, el
periodista número 20 asesinado en el Veracruz de Javier Duarte.
De ahí que huya de la muerte.
Archivo muerto
Mitómano o cínico, Javier Duarte lo mismo
niega que admite, engaña o acepta. Sostenía que era ajeno a las propiedades del
“falso general” Arturo Bermúdez Zurita en Woodlands, Texas.
“No tenía conocimiento, como no tengo
conocimiento del patrimonio de caca quien en lo personal. Ese no es mi trabajo
y mi responsabilidad”, expresaba el jueves 4, tras revelar la periodista Carmen
Aristegui que el entonces secretario de Seguridad de Veracruz poseía cinco
mansiones en Estados Unidos. Cuenta ahora a Ciro Gómez Leyva, en Radio Fórmula,
que sí, que sabía de las viviendas de Bermúdez Zurita. “Sí sabía de las
propiedades —refiere Javier Duarte—.
De hecho me comentó ‘ yo tengo estas
propiedades que he venido adquiriendo por parte de actividades que tengo al
margen de mi función como secretario de Seguridad Pública’. Cuando esto se da a
la luz pública, él (Bermúdez) viene a mí y me solicita la renuncia”. Dos
discursos, un mitómano, un cínico, el engaño que sale a flote, que exhibe al
gobernador de Veracruz sin rumbo, chimoltrufio que un día dice una cosa y otro
día dice otra, deslizándose en el tobogán de su tragedia.
Sabía y sabe lo que detenta y ostenta
Arturo Bermúdez, como sabe que en Woodlands hay desenfreno por adquirir
mansiones, las de Edgar Espinoso, las de Mónica Macías Tubilla, su cuñada; la
de su suegra, Yazmín Tubilla Letayf; las de los Mansur, las de José Antonio
Bandín Ruiz, y muchos otros, los que compran y compran a un precio para vender
a ellos mismos, con otras máscaras, a precio cinco o seis veces mayor, como
rezan los cánones del lavado de dinero…
Comparece Miguel Ángel Yunes Linares ante
la Fiscalía General de Veracruz, acusado de enriquecimiento ilícito, la última
patraña de Javier Duarte. Le recuerdan ahí que fue él quien pidió ser citado.
Les responde el gobernador electo que aún así la Fiscalía sabe que carece de
atribución para llamarlo a declarar, que no es servidor público en el gobierno
de Veracruz o en alcaldía alguna en más de 25 años. Les dice que simplemente
están violando la ley. Le son exhibidos los bienes que se le imputan.
No declara pues sostiene Yunes azul que se
trata de una cortina de humo para distraer, show mediático, y que sus bienes
fueron exhibidos en su cuenta en redes sociales, lo que tienen y lo que
tuvieron y vendieron. Suelta metralla el gobernador electo: es la Fiscalía “un
brazo de la corrupción, no de la justicia”, y su función es “encubrir a los
corruptos y perseguir a quienes los denunciamos”.
¿Qué hará ahora “Culín”, alias el fiscal
Luis Ángel Bravo Contreras: cerrar la investigación, consignarlo y solicitar
orden de aprehensión? ¿Qué juez se la va a conceder? Inédito escenario: si por
Javier Duarte fuera, tendría tras las rejas a Yunes Linares el 1 de diciembre,
día en que debe tomar posesión como gobernador de Veracruz, con todo lo que
implica romper el orden constitucional. Y Peña Nieto en Babilonia… Embuste y
patraña, la llegada de la Gendarmería a Coatzacoalcos.
No será enviada por la Policía Federal
porque sus elementos se hallan en diversas tareas en el territorio nacional,
sofocando conflictos, conteniendo la violencia que emana de la delincuencia y
enfrentando la ira social. Hace pública la negativa el alcalde Joaquín
Caballero Rosiñol y el cabildo de Coatzacoalcos.
Así, pues, fue cuento aquel anuncio del
gobernador Javier Duarte, previo a la elección del 5 de junio, engañando y
sorprendiendo, jugando con el miedo de la sociedad, con la zozobra y la
intranquilidad, el dolor de muchos, la angustia por los que un día fueron
levantados y nunca más se les volvió a ver.
No habrá Gendarmería que cuide al ciudadano
y seguirá en todo su esplendor el imperio del crimen, la violencia impune, el
actuar de las bandas criminales, que operan al amparo del duartismo, su aliado,
con quien lograron cogobernar Veracruz…
Publicado en Informe
Rojo
Atrapado en el mundo de las letras y la
denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje
recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en
Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la
entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue
corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de
las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión,
y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la
Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con
el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos
Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas
veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo,
que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación
entre la opinión pública.
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