11 de octubre de 2016

JAVIER DUARTE DE OCHOA: UN FARSANTE DE LA POLÍTICA CON UN AS BAJO LA MANGA

Contraesquina Política
Por Fernando Martinez Plascencia
10 de Octubre de 2016
Fidel Herrera: Doce años malditos para Veracruz
Enrique Peña Nieto: O coopelas o cuello
Miguel ángel Yunes: No habrá dinero de la federación
Ricardo Orozco: No olvida a su distrito
Que Javier Duarte de Ochoa sirva de ejemplo para estas generaciones y las futuras, de lo que no debe hacer un gobernante: Encubrir a su antecesor.
Fidel Herrera lo encumbró y Fidel Herrera lo hundió. Maldito negro. Todo lo que toca lo contamina.
Fidel Herrera escogió a JDO, más como un hijo, que como un colaborador. Su perversa intención lo lleva a aparecer como uno de los peores gobernadores que ha gobernado Veracruz, es decir, su afán de ser protegido en la enorme corrupción que él engendró, lo entierra y lo hunde en la peor de las descalificaciones.
Javier Duarte terminó cuando llegó a la gubernatura. Su transformación, para vergüenza de los Veracruzanos llegó con el “pinche poder” del que hablaba el jefe del clan de la corrupción. Careció de lo más elemental que debe tener alguien que aspire a gobernar: formación política. Esa se mama con los años. En el fondo escondía la semilla de la perversión, de la codicia, de la corrupción, del odio, de la envidia, de la ambición de lo ajeno. Se rodeó de malos amigos para arrastrar a Veracruz, a la putrefacción política.
Sin embargo, los errores de este mal gobernante, deberían cargárselos también a Carlos Brito Gómez, Gonzalo Morgado, Amadeo Flores, a los dos senadores, tanto Héctor como Pepe Yunes, y a todos aquellos que se sienten líderes y dueños del priismo, y que hoy reniegan el apoyo que le dieron, tanto a éste, como al negro maldito. Estos que hoy reniegan, recibieron millones de pesos, vía nómina, únicamente por ser sus “asesores “, o en algunos casos, recibieron cargos públicos para sus amigos. Así que, éstos comerciaron su complicidad en los hechos lamentables que hoy vivimos. Tiene culpa esta “clase política”, si así se les puede llamar.
Treinta y cinco mil millones de pesos reclama la Auditoría Superior de la Federación que hoy están en cuentas bancarias, inversiones, bienes inmueble, tanto en México como en el extranjero. A esos 35 mil millones de pesos, súmele los 64 mil millones que el Órgano de Fiscalización anunció como deuda pública del gobierno del estado. Así, bajo esas circunstancias entrará a gobernar Miguel Ángel Yunes Linares. Sin contar el daño patrimonial que asciende aproximadamente 14 mil millones de pesos en las distintas dependencias del gobierno. Todas están en ruinas.
Doce años malditos en Veracruz.
Pero mire, olvidemos un poco lo del desvío de recursos, robo o como usted quiera llamarle. Javier Duarte cometió lo más grave que puede hacer un gobernante: traicionar a los veracruzanos. Lo que si duele en lo más profundo del alma, es que haya terminado de entregar el estado a manos de la delincuencia de alto nivel, y permitir que se consumaran los actos más horrorosos en contra de quienes, él, había prometido cuidar, velar, y proteger.
Doce años malditos que el pueblo de Veracruz nunca olvidará. No son los frutsis y gansitos lo que se robaban, como decía cínicamente este mal gobernante en tono de burla, sino secuestros, ejecuciones, extorsiones, que han provocado el éxodo de cientos de familias del suelo veracruzano. Hechos que conmocionaron al aparato gubernamental, que misteriosamente dejó correr, y hoy que las cosas se salieron de control, y en plena recta rumbo a la campaña a la presidencia de la república, pretenden lavarse las manos, mandando a la hoguera política, a uno de sus cómplices con el que ganaron la presidencia de la república. Lo vemos pero no lo creemos. Será mediático, ya lo verá.
Por eso, JDO exige la protección de la presidencia. Alguien que tiene las manos limpias no iría a la presidencia de la república a exigir protección. Javier Duarte es capaz de soltar la sopa, es como una fiera acorralada, y cuando alguien está acorralado es capaz de lo peor. En algo tiene razón, ayudó a Enrique Peña Nieto a ganar la presidencia, y exige lealtad a su trabajo sucio. Así actúan los miembros de la mafia. O cooperan con él, o despepita todo lo que sabe, aunque en ello se juegue el pellejo. Ya sabemos de lo que es capaz, también presidencia lo sabe. Sencillamente el gobierno lo estará pensando mejor, meter a la cárcel a Javier Duarte, puede ser la puntilla que termine de hundir a PRI. Javier Duarte no es ningún tonto, tiene un as bajo la manga. Son los millones de pesos aportados a la campaña de EPN.
En la ruina política, repudiado por su propia familia. Pero patalea.
Lo peor es que la enorme inseguridad amenaza con quedarse, así haya cambio de gobierno, porque darle dinero a Veracruz es como darle armas para que sean derrotados en la elección presidencial. De ese tamaño ven como enemigo potencial a Miguel Ángel Yunes Linares. Son dos años más que a Veracruz le tocará padecer este enorme flagelo de la inseguridad. Todo por los cálculos políticos, de los que gobiernan con frialdad.
Los falsos derechos políticos de Javier Duarte.
A este mal gobernante lo que menos le importa son unos derechos políticos que jamás pidió, y que jamás tuvo. No sabe de eso, no conoce de eso. Javier Duarte es un farsante de la política.
El PRI cree que con quitarle o suspenderle unos derechos que nunca tuvo sería más que suficiente. Que madre, esto es puro cuento. Ya se los quitaron, y que ha pasado? Nada.
Sacrificar a JDO es el acto de ilusionismo,-que tendría serias repercusiones en el 2018-con el que pretende engañarnos Enrique Peña Nieto, hacernos creer que va con todo contra la corrupción.
La comparecencia de Javier Duarte ante la Comisión de Justicia Partidaria del PRI por lo de sus derechos políticos es una mera jalada. A este mal gobernante le vale una chingada eso. Su preocupación no radica ahí. No es priista, nunca lo fue. Que le puede importar una defensa ante un órgano político que carece de credibilidad.
El PRI, de aquí en adelante deberá fijarse muy bien a quién selecciona para las próximas contiendas electorales, porque los errores se pagan muy caro. Ni improvisados ni advenedizos, ni chantajistas.
Hablando del PRI.
Salvo raras excepciones, aquellos candidatos, una vez terminada la campaña, jamás se vuelven a acordar de los habitantes de su distrito, pero Ricardo Orozco Alor, el Director de Transporte Público en el estado hace la diferencia.
Fíjese, pese a que la elección pasada no le favoreció, Ricardo Orozco sigue cumpliendo con aquellos compromisos adquiridos en los recorridos que llevó a cabo hace poco tiempo. Cumple con la función que tiene como servidor público, y también cumple aquellos compromisos de campaña, que quedaron pendientes con la gente de su distrito. Eso habla de la seriedad que tiene como político y como persona.
A muchos, las adversidades los derrumban, el ex candidato a diputado local por el distrito de Minatitlán no es uno de esos. Quienes pensaron que hasta ahí llegaba y que no tenía futuro, se equivocaron. Él, independientemente de todo, se da su tiempo para seguir en contacto con su gente, su don de servicio lo aplica todos los días, tanto en la dependencia que tiene a su cargo, como con la gente que llega a verlo por cualquier asunto relacionado a su municipio, y también se da el tiempo necesario, para reunirse con los líderes del Transporte del estado de Veracruz, para llevar a cabo acciones concretas para mejorar este servicio.
No hay que perderlo de vista, termina este sexenio, pero seguramente Ricardo Orozco dará mucho de qué hablar próximamente en Minatitlán.

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