POR JENARO VILLAMIL ,
CIUDAD
DE MÉXICO (apro).- El 27 de enero de 2012, en el inicio de la campaña
presidencial de ese año, dos empleados del gobierno de Veracruz fueron
detenidos en el aeropuerto de Toluca con 25 millones de pesos en efectivo que
llevaban en dos maletas.
Miguel Morales Robles y Saíd Sandoval Zepeda, empleados de la
Tesorería de Veracruz, fueron detenidos por la PGR y días después liberados
“con las reservas de la ley”.
Ante el
escándalo de este dinero en efectivo, la entonces vocera del gobierno de Javier
Duarte, Gina Domínguez, afirmó que ante las cercanías de las fiestas de la
Candelaria, del Carnaval y de la Cumbre del Tajín, se decidió trasladar ese
dinero en efectivo porque no habían podido depositarlo en una cuenta bancaria.
Ventilado en los medios de comunicación, por primera vez Javier
Duarte tuvo que hacer maromas para explicar el origen de este dinero y, sobre
todo, su destino.
El PAN y PRD sugirieron entonces que esas maletas podían
constituir desvío de recursos públicos hacia la campaña presidencial de Enrique
Peña Nieto. Las autoridades electorales hicieron como que las Virgen les
hablaba.
La PGR del gobierno de Felipe Calderón no hizo nada. No se investigó
a mayor profundidad. Habían pistas suficientes que indicaban que no era la
primera vez que se realizaba esta sospechosa “Operación Maleta”.
Cuatro años después, en mayo de 2016, el ex presidente Felipe
Calderón decidió hablar en el mitin de cierre de campaña del candidato a
gobernador Miguel Ángel Yunes en Boca del Río, Veracruz, histórico adversario
de Duarte.
Como si nada, Calderón acusó en ese momento al gobierno de
Javier Duarte de manejar recursos de manera ilegal. En específico, señaló que
su gobierno sacó 2 mil 993 millones de pesos de una cuenta de 7 mil millones de
pesos depositadas en Banco Santander.
Por supuesto, las declaraciones de Calderón generaron un
mini-escándalo que él mismo decidió apagar. En entrevista con Ciro Gómez Leyva,
en Radio Fórmula, corrigió algunas de las versiones que salieron en la prensa.
“Yo no hice mención, en este caso a Javier Duarte, cuando dije que habían
entregado a Veracruz al crimen organizado” y precisó que no tenía pruebas de
que ese dinero había sido desviado a las campañas electorales del PRI y,
especialmente, a la de Enrique Peña Nieto.
En Puebla, el sitio informativo www.diariocambio.com.mx publicó
un texto de Arturo Rueda quien recordó que entre 2011 y el 21 de marzo de 2012,
el PRI poblano derrotado tras la candidatura de Javier López Zavala vivió de
una “Operación Maleta” que llegaba cada mes del gobierno de Veracruz. Eran 2
millones de pesos al mes que “solidariamente” Javier Duarte enviaba al delegado
del tricolor Ranulfo Márquez. Fueron los meses de Humberto Moreira como líder
nacional del PRI.
En junio de este año, un largo documento anónimo que llegó ante
el órgano regulador bursátil de Estados Unidos afirmó -sin aportar pruebas
documentales- que durante el año de 2015 los gobiernos de Rafael Moreno Valle,
en Puebla; de Rodrigo Medina, en Nuevo León; de Javier Duarte, en Veracruz; de
Manuel Velasco, en Chiapas, y de César Duarte, en Chihuahua, habían pagado
entre 300 y 500 millones de pesos a Grupo Televisa en promocionales.
En otras palabras, antes de que Javier Duarte fuera investigado
por la PGR, de que se fugara en las narices de medio gobierno federal, de que
fuera condenado por los medios a los que antes destinó carretadas de dinero,
había suficientes testimonios que trascendieron a la opinión pública sobre la
continua “Operación Maleta” que hizo el priista veracruzano para comprar
silencios, pactar complicidades, apoyar candidaturas y ganarse la mención de
Enrique Peña Nieto como integrante de la “nueva generación priista” en el
poder.
Ahora, la información sobre los excesos y la cleptocracia
incontenible de Javier Duarte aparecen en todos los medios. Sus antiguos
cómplices y prestanombres aparecen en videos y reportajes filtrados a los
medios electrónicos y a medios impresos.
Este martes, Reforma publicó parte del testimonio del abogado
fiscalista Alfonso Ortega López, quien acusó a Duarte de haber adquirido 30
inmuebles rematados por hipotecas no pagadas en Miami, Florida. Los inmuebles
fueron adquiridos a principios de 2013 a través de una sociedad LLC denominada
Rusnam Investments. Sus miembros fueron el propio Ortega, Moisés Mansur y el
empresario Iñaki Negrete.
Ortega López también afirmó ante la PGR que Duarte regaló joyas
a su esposa por 225 mil dólares.
En los fragmentos publicados por Reforma, Ortega López se asume
como prestanombres de Duarte y relató que cuando trató de desprenderse de la
red de corrupción, el ex gobernador lo jaló del brazo y le dijo: “tú sabes de
dónde viene el dinero”.
Tal parece que muchos en los distintos niveles de gobierno
sabían de dónde venía ese dinero y muchos millones de pesos más que se
distribuyeron en “Operaciones Maletas”.
No fue Duarte el único ni el primer priista que realizó esta
magna operación de desvío y lavado de dinero. Lo aprendió de su ex jefe Fidel
Herrera. Algo similar ocurrió con Arturo Montiel en el Estado de México en la
era dorada del montielismo, antes de que llegara Peña Nieto al gobierno
estatal. Hay testimonios que indican lo mismo con Humberto Moreira, en
Coahuila, y con decenas más de cleptócratas del PRI.
Si Duarte era detenido y hablaba, muchas otras “Operaciones
Maletas” habrían salido a relucir.
Quizá por esta misma razón la fuerza política que dio la orden
de permitir que desapareciera Javier Duarte después de dar una entrevista en
cadena nacional es la misma que ordena hoy el gran show de su expulsión del PRI
y su juicio mediático sumario.
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