Por: José Miguel Cobián
Después de muchos años de investigar y leer al respecto, soy un convencido de que históricamente en nuestro país, la educación ha sido un arma política de control de masas. Desde aquéllas épocas en las cuales la Iglesia educaba a la élite, y sólo entre un cuatro y seis por ciento de la población sabía leer y escribir y el resto vivían como seres prehistóricos, comiendo con las manos, en piso de tierra y sin la mínima posibilidad de mejorar su nivel de vida, hasta la fecha, en la que la élite se educa en escuelas privadas, mientras que la gran mayoría de la población sufre una educación pública de muy mala calidad, lo cual impide en pleno siglo XXI la movilidad social y el encuentro con un nivel de vida mejor gracias a su nivel de conocimientos.
En estos días tan turbulentos muy poco se ha mencionado sobre el ¨nuevo modelo educativo¨ que propone el yerno de Elba Esther en la Secretaría de Educación Pública (recordemos que él es subsecretario de educación básica), con todo el apoyo del Secretario Lujambio (aspirante a la candidatura por la presidencia de la república) y con el consentimiento tanto de Elba Esther como del propio Felipe Calderón.
Sabido es que en un sistema en el que no hay control, existe el descontrol. Pues eso va a pasar con la educación en México. Ahora no existirán las boletas mensuales, (seguramente para evitar trabajo excesivo a los maestros evaluando a los alumnos), tampoco habrá calificaciones anuales, y mucho menos aprobados y reprobados. Ahora habrá calificaciones cada tres años, y en lugar de aprobado se dirá ¨promovido al siguiente grado¨. Si algún alumno no aprendió lo que debía, en lugar de darle la oportunidad de repetir el curso para prepararse le darán el pase al siguiente grado con el término ¨promovido al siguiente grado con apoyo¨, que significa que el maestro del siguiente grado tendrá que actuar como tutor, -si su tiempo libre y el número de alumnos lo permite-.
Quizá el plan de largo plazo para nuestro país exija que la mano de obra barata, sea la que predomine en el mercado, así con este esquema educativo los logros serán: menos conocimiento, menos capacitación, menos capacidad de crítica y análisis en la población, y mayor facilidad para manipular y distraer a la opinión pública.
Sabido es que hay universidades públicas de excelencia, pero aún así, la demanda de educación es muy superior a la oferta de lugares. ¿Qué alumnos llegarán a la universidad, para tener acceso a una educación superior? En primer lugar aquéllos que hayan estudiado en escuelas privadas y busquen el acceso a una universidad pública de excelencia, tendrán mayor posibilidad de ingresar, pues sus promedios en los exámenes de admisión serán superiores. Y por último, los alumnos de escuelas públicas, que a pesar de todos los obstáculos que se presenten en su educación, hayan podido asimilar los conocimientos necesarios para poder aspirar a un lugar en la universidad. Alumnos de excelencia de los cuáles hay muy pocos con el sistema educativo tradicional, y cuyo número seguramente disminuirá con el nuevo sistema educativo.
Este nuevo esquema es un atentado contra los niños de México, contra el futuro del país. Los padres de familia consideran que la educación gratuita es una dádiva, una concesión del gobierno en turno, y por ello, por considerar que no pueden exigir ante una gracia de esa naturaleza, no exigen calidad, ni prestan atención adecuada al único medio que tendrán sus hijos de tener una vida mejor.
Las agrupaciones de padres de familia a nivel estado, están en manos de la derecha en el país, y sus hijos acuden a escuelas privadas, por ello no muestran interés en esta reforma, al contrario, la aplauden. Mientras tanto, la mayoría de familias afectadas en su futuro, acostumbrados a acatar la decisión del tlatoani en turno tampoco harán nada. Así que esta colaboración cuando mucho servirá para indignar a uno o dos lectores, pero difícilmente los ciudadanos protestarán a pesar de que el daño para sus hijos será enorme.
@jmcmex
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