DUARTE SE VIO ENVUELTO EN CORRUPTELAS ELECTORALES
JAVIER DUARTE |
Por: Sanjuana Martínez
México ha vuelto a las
catacumbas de “carro completo” del PRI. En las elecciones de los 14 estados,
las viejas prácticas se impusieron: robo de boletas, padrón electoral
manipulado, asesinatos, secuestros, amenazas, atentados, intervencionismo
gubernamental, compra y coacción de votos, robo de boletas… El PRI ha vuelto al
poder y también regresaron las elecciones fraudulentas. El partido está
dispuesto a todo con tal de mantener y expandir su hegemonía. No quiere
compartir el poder; por el contrario, pretende concentrarlo y arrasar con todo,
incluida nuestra débil democracia.
Fueron convocados 32 millones 190 mil 741
mexicanos a votar en 14 estados del país, pero la escasa participación fue la
constante. A los electores no les interesó mucho decidir quiénes ocuparán esos
mil 374 espacios de representación popular en disputa en Aguascalientes, Baja
California –el único donde se renovó gobierno estatal–, Coahuila, Chihuahua,
Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala,
Zacatecas y Veracruz.
Durante la jornada de ayer se jugaron 931 presidencias
municipales, 272 diputaciones de mayoría relativa y 170 plurinominales y
abundaron los mal llamados “incidentes”.
En realidad deberían ser considerados
crímenes, delitos electorales, agresiones bien definidas en el Código Penal.
Desde robo de boletas electorales como en en el municipio de Santo Domingo
Petapa en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca; hasta la falta de casillas como en
Juchitán de Zaragoza, donde 40 encapuchados tomaron el acceso a la colonia
Álvaro para impedir que se desarrollaran las elecciones.
En Veracruz, el Gobernador Javier Duarte, denunciado hace meses por las
corruptelas electorales, los comicios fueron realmente sucios. Por ejemplo, en
el municipio de Mecayapan, el Partido Revolucionario Institucional, con la
agrupación política “Antorcha Campesina”, no se anduvieron por las ramas
y un joven resultó muerto. Estaban comprando votos con dinero en efectivo
y apoyos para el campo cuando se armó la trifulca. Los grupos afines
al PRD intentaron detenerlos y se originó una pelea entre los dos grupos,
quedando varios lesionados. Los simpatizantes del PRI lesionaron con una
varilla a Feliciano Castillo, de 16 años, quien murió desangrado a tres
cuadras de su hogar.
Las elecciones estaban viciadas desde el inicio porque entre el
padrón electoral del Instituto Federal Electoral y el Instituto Electoral
Veracruzano había una diferencia nada más y nada menos de 200 mil electores.
Pero si de cochinadas se trata, Quintana Roo, con el Gobernador Roberto Borge
Angulo a la cabeza del mapacheo electoral, tiene un lugar preponderante:
trampas, secuestro, violencia, amenazas, compra y coacción del voto, 44
priístas detenidos por acarreo… todo con tal de expandir el poder del PRI en
ese estado marcado por la corrupción gubernamental.
Las elecciones estuvieron
marcadas por la violencia, ya hay quien las define como las elecciones más
violentas de la historia con al menos 20 candidatos asesinados, secuestrados o
amenazados durante las campañas. A una semana de las elecciones, José Ricardo
Reyes Zamudio, candidato del Movimiento Ciudadano a la alcaldía de San Dimas,
Durango, fue asesinado a balazos. Antes, el sábado 29 de junio, la candidata
priista a diputada local Rosalía Palma fue atacada con rifles de asalto R-15.
Resultó herida, pero su esposo y su sobrina murieron. Ese día, en Saltillo,
Coahuila, fue hallado el cadáver del ex candidato a Gobernador y ex Diputado
federal Francisco Navarro. Lo secuestraron el 25 de junio; y en Sinaloa,
ejecutaron a Antonio Loaiza Zamora, hijo de uno de los coordinadores de campaña
estatal priista y sobrino del candidato a Diputado. En ese estado, una semana
antes, fue asesinado Eleazar Armenta, coordinador de campaña y candidato a
suplente a regidor por la alianza PAN, PRD y PT. En Durango las cosas no fueron
mejor. Ricardo Reyes Zamudio, el candidato a la alcaldía de San Dimas por el
partido Movimiento Ciudadano, fue asesinado. Encontraron su cuerpo en un
paraje, luego de que había sido secuestrado cuando asistía a un funeral.
Las
acusaciones mutuas abundaron: el Partido Acción Nacional (PAN) promovió 67
denuncias penales ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos
Electorales (Fepade) y el PRI otras tantas; mientras Jesús Zambrano Grijalva,
presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) acusó al PRI
de haber pactado con el crimen organizado en municipios como Sinaloa,
Zacatecas, Coahuila y Veracruz y anunció la impugnación en seis estados. Estas
elecciones es como si los mexicanos estuviéramos viviendo un déjà vu del típico
terrorismo electoral del PRI.
Nada ha cambiado, son las mismas marrullerías de
siempre, aunque los mapaches se han especializado y cuentan con el apoyo total
del señor de Los Pinos. Las autoridades electorales nos juran y perjuran que es
imposible que se cometa un fraude electoral, que el padrón y todos los
instrumentos están sumamente perfeccionados.
Nos tendrán que explicar cómo unas
elecciones marcadas por la violencia, la corrupción y los delitos electorales
pueden considerarse limpias. Nos tendrán que explicar por qué la compra masiva
de votos que hace el PRI no es considerada fraude electoral.
Nos tendrán que
explicar cómo el asesinato de candidatos no afecta en las urnas… Solamente una
persona con una venda en los ojos podrá decir que estas elecciones fueron
limpias. Los que afrontamos la realidad, lo tenemos claro: fueron unas
elecciones fraudulentas.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/08-07-2013/15769.
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