I.- No
podrán adjudicarle la casi segura derrota electoral del PRI en Veracruz a su
actual dirigente: Manlio Fabio Beltrones. Y si triunfara –que es más que
dudoso–, se llevaría los laureles el sonorense que anda apurado por los
resultados del próximo junio, cuando los electores asistan a las urnas con el
imán de los independientes, los candidatos de Morena, y muy a pesar de la
desilusión hacia los partidos. Y es que esa entidad está en total ingobernabilidad,
y mandan los delincuentes, los ricos juniors consentidos del desgobernador y
donde por la negligencia de éste se ha acrecentado la inseguridad. Por lo que
los ciudadanos quieren que el PRI sufra una derrota como nunca la ha tenido; ya
que con candidatos como Videgaray, Osorio o Nuño en el 2018 se jugará su
destino. De las 13 gubernaturas en juego, el PRI querrá salir victorioso en 8 o
9. Con menos, su declive sería obvio. Además de que con la crisis económica y
social vendrá el desastre nacional; mismo que ya empieza a causar despidos,
ausencia de inversiones privadas y públicas y una mayor pobreza.
II.-
Todo esto pondrá a la población en alerta máxima y planteando serios
cuestionamientos para sostener en el cargo a Peña. En esa crisis política,
Veracruz es la soga al cuello del peñismo, por no haber desaparecido los
poderes desde hace al menos un año, para sancionar al Duarte de Ochoa, impuesto
por Fidel Herrera. La rebelión electoral en esa entidad ya está consolidada
pues el duartismo ya colapsó al PRI veracruzano; y de paso afectó a ese partido
por todo el país. Y la derrota deberá cargarse al peñismo, al propio Peña, a
Duarte y al secretario de Gobernación: Osorio Chong, quien parece que ya no
despacha desde el viejo edificio de Covián, allá por la calle de Bucareli. Y es
que éste ha rentado un no muy barato edificio muy cerca de la mansión de Los
Pinos, a donde aspira estar en 2018, con el pretexto de estar a “tiro de
pichón” para cuando a su jefe Peña quiera verlo; y evitando el exceso de
tránsito y el “no circula”, pueda hasta como peatón o en motocicleta, ir a la
casa presidencial.
III.-
En las reuniones que presidió ese Osorio para discutir el uso de la mariguana,
ha dicho que no sabe darle “el golpe” al humo del cigarro. Que no fuma y mucho
menos ha probado esta droga sobre la que han descubierto fines medicinales,
aparte de los “recreativos”; los dos frentes donde se libra el estira y afloja
para legalizar su consumo, que desde hace muchos años es tan generalizado que
es un negocio millonario. Pero volvamos a la sede de la secretaría de
Gobernación, edificio resguardado como fortaleza con protecciones de acero y
miles de granaderos al acecho contra quienes ahí protestan y organizan
“plantones”, creyendo que su encargado los ve y escucha tras las cortinas. Pero
se equivocan. Pues a esas oficinas el peñista ya no va ni por equivocación; y
sólo las usa para actos muy necesarios y protocolarios. La tradición de ir a
Bucareli se romperá cuando la secretaría o los poderes federales, ante la
catástrofe de la contaminación, se muden a otra entidad, lo cual es muy dudoso.
Las protestas seguirán yendo a Bucareli, aunque su encargado ya no despache
ahí.
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